'El extranjero' es más thriller político que un espectáculo de Jackie Chan, pero la mezcla funciona

'El extranjero' es más thriller político que un espectáculo de Jackie Chan, pero la mezcla funciona

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'El extranjero' es más thriller político que un espectáculo de Jackie Chan, pero la mezcla funciona

Cuando uno se pone una de Jackie Chan, más o menos sabe lo que se va a esperar. Una vez asimilada su etapa americana, en la que los géneros se adaptaban un poco a su modo de hacer cine, tenemos ahora lo que parece una adaptación del actor y sus tradicionales acrobacias a una película de otro género totalmente nuevo para él, un thriller político vestido de película de venganza.

Además, no está dirigido por un cualquiera al servicio del actor, es una película de Martin Campbell, con todo lo que ello supone. El director de ‘Casino Royale’ (2006) no se conforma con la trama fácil o una historia que, generalmente, se suele simplificar en este tipo de obras. En su lugar decide sumergirse en una serie de secretos y decisiones narrativas más complejas de lo que un relato de hombre en una misión de sangre podría hacer esperar.

Algo más que un filme de acción

Campbell parece seguir siendo un director con capacidad para rodar una película de acción en la que también quepa una historia férrea, y no se preocupa por sacrificar la emoción por otro ritmo más macerado y paciente. ‘El extranjero’ (The Foreigner) presenta personajes duros enfrentados a decisiones muy difíciles que finalmente les conducen por las vías menos amables. Por ello, no solo vemos sus actos, sino una exploración de los motivos que llevan a ello.

Foreigner Photo3

A la hora de la verdad, la cosa no tiene muchas diferencias ideológicas (incluso argumentales) con, por ejemplo, un ‘Acorralado’ (Rambo: First Blood, 1982), pero definitivamente, es más rico que muchas cintas contemporáneas con temática terrorista. Aunque si bien ‘El extranjero’ evoca a thrillers políticos muy de los noventa, no se sale del todo del molde típico del cine de acción, pero la diferencia son las actuaciones de su talentoso plantel de estrellas veteranas.

La presencia de Pierce Brosnan permite que el gran actor no dibuje a su personaje como un villano estereotípico. En su lugar crea a un tipo que, sin resultar simpático, no es el clásico némesis de blanco y negro. Dada la premisa, es decir, Jackie Chan contra un grupo de terroristas irlandeses culpables de la muerte de su hija, el resultado es razonablemente tibio con un tema bastante peregrino y fuera de lugar y, como mínimo, delicado.

No otra típica historia de venganza

Por ello, Brosnan hace lo que puede para hacer creíble el conflicto de un hombre con un pasado agrietado y conseguir ver su punto de vista desde su posición de sacrificio por el bien mayor. Desafortunadamente, ese bien no siempre significa bueno en un sentido universal. Sus decisiones tienen un trasfondo ideológico sórdido e interesado, lo que finalmente crea un destino en el que ha tenido capacidad de decisión.

Pero ojo, Chan pasa la mayor parte de la segunda mitad de la película fuera de la pantalla, por lo que Brosnan tiene su propia subtrama, anclando un complot político con temas de tortura, vigilancia y derechos. La película equilibra esa confusión de manera que consigue que esos conflictos sean interesantes mientras se sigue un argumento que se encarga de introducir alguna secuencia de acción entre medias. Pero quedan avisados, echarán de menos al artista marcial.

Como compensación de la ausencia en pantalla, Jackie Chan se muestra mucho más afinado emocionalmente de lo que estamos acostumbrados a ver. Y es precisamente esa interpretación sentida lo que diferencia su venganza de otras en la línea que la serie ‘Venganza’ (Taken, 2008) de Liam Neeson u otras franquicias. Su semblante derrotado es el arma de Campbell para equilibrar los conflictos del terror y la guerra con la redención de una forma hábil y, sobre todo, sincera.

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