'Last Days', no me extraña que Kurt Cobain se pegase un tiro

'Last Days', no me extraña que Kurt Cobain se pegase un tiro
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Sí, ya lo sé, 'Last Days' no es una reproducción exacta de lo que le pasó a Kurt Cobain en sus últimas horas de vida. Según palabras del propio Gus Van Sant, la película está simplemente inspirada en esos momentos, o sea, es la interpretación del director de ese fatídico hecho, y que evidentemente no puede reproducir porque no estaba allí. Hay quién dice que Courtney Love podría aclararnos mucho al respecto, pero me temo que nunca lo sabremos. No obstante la intención de Van Sant es alejarse totalmente de lo que podría parecer un biopic, y tomar la figura del querido músico, simplemente como referencia, cambiando el nombre al protagonista y todo. Sin embargo, mientras uno ve la película no se deja de tener presente a Cobain, por lo que todas las excusas al respecto me parecen palabrería, y de hecho, si las horas reflejadas en el film fueran las últimas de la vida del cantante de Nirvana, no me sorprende ni lo más mínimo que Cobain se terminase volando la tapa de los sesos. Pero no estamos aquí para determinar eso, sino para hablar de una película en la que Van Sant vuelve a superarse a sí mismo. Después de sufrir 'Gerry' pensaba que el director no podía hacerlo peor. Pues sí, lo ha logrado.

El argumento es el de siempre en los últimos films de este caradura. Un tío caminado, aquí en vez de ser un desierto o un campus universitario, es un bosque. Una caminata interminable en armonía con la naturaleza, las hojas de los árboles y los animalitos del bosque. Luego se pira para su casa, en la que simplemente deambula mientras hace cualquier cosa, ya sea antender a un representante de las páginas amarillas, o jugar con una escopeta, o tocar la guitarra interminablemente. No voy a negar que en los primeros minutos, los del bosque, pueda existir cierto desasosiego, cierta atmósfera que va tomando forma, hasta que Van Sant decide situar la acción en el interior de la casa. Ahí ya se acabó todo, ahí ya no hay nada que contar, y al espectador sólo le queda sufrir, pero no porque Van Sant logre transmitir lo que quiere contar, sino porque la forma elegida por este señor es una auténtica tomadura de pelo, capaz de acabar con la paciencia de una piedra.

Después de todo, Van Sant ya había logrado transmitir absolutamente todo en esos primeros minutos, en los que el personaje central deambula por un bosque. La soledad e incomunicación de la que habla mi compañera Teresa en su crítica, ya está perfectamente retratada en esos instantes, y es que Van Sant usas unas metáforas o unos símiles demasiado evidentes, demasiado claros, hasta un niño de cinco años lo entendería. La sutileza hubiera sido un camino más interesante y prometedor. Pero no, Van sant opta por cansar literalmente al público con planos interminables, que no dicen nada de nada, mientras la cámara se aleja, para volver a repetir exactamente lo mismo minutos después. Si las intenciones ya están claras en su inicio, si todo está ya logrado ¿para que repetirse hasta el infinito y más allá?.

Y ya no hablemos de la dichosa manía de Van Sant de contarnos la misma secuencia desde distintos puntos de vista, o habría que decir ángulos. Y no es malo en sí, pero está penosamente realizado, con un montaje de lo más cutre, que para colmo no dinamiza nada la película, haciéndola todavía más pesada y vacía, porque si hay algo que caracteriza a 'Last Days' es el hecho de ser un ejercicio de una vacuidad alarmante, respaldado en la figura de un director al que muchos respaldarán únicamente por ser él, aunque filme bodrios. Una vacuidad que se hace patente en el hecho de no querer desarrollar lo expuesto al principio, de no darle vida, por así decirlo, y cayendo en resoluciones formales y argumentales de lo más discutible. De hecho, los planos contenidos tanto tiempo no importan qué enfocan, por lo que es un tanto incomprensible. SPOILER. Y el hecho de que cierta figura al final abandonde su cuerpo y "ascienda" no sólo es pretencioso, sino que prácticamente está fuera de lugar y hasta es risible. FIN SPOILER.

El trabajo actoral simplemente no existe. Tanto a Michael Pitt, como Asia Argento (te lo perdono toda, Asia), como Lukas Haas, como el resto de actores principales, les debieron suministrar algún tipo de sustancia, les filmaron y vía. Además, el hecho de que el grupo de integrantes en la casa, excepto Pitt, se llamen igual que en la vida real, es un dato que se me escapa en intenciones. Acostumbro a ver las películas sereno, y me temo que ésta no es para verla en esas condiciones.

Habrá quien diga que este film es una obra maestra. Para mí es un bodrio en toda condición, en el que a los diez minutos estoy deseando partirle la cara a alguien. Quizá esa sea la intención, la de provocar, pero para eso no le hacía falta a Van Sant rodar un suplicio de hora y media, que se hubiera grabado a sí mismo y nos hubiese insultado directamente. Habría sido más sincero, y nos habría ahorrado la tortura. Pero no, tenemos que tragarnos a un tipo solitario caminando y haciendo el tonto, para que veamos lo solo e incomunicado que se siente y quiere estar, algo que también podría haberse transmitido filmado a una cucaracha caminado sola por la inmensidad de una alcantarilla, apartándose de los demás bichitos, para ascender a la superficie donde será aplastada por el cruel zapato de una persona.

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