'Mea culpa', mareando el polar francés

'Mea culpa', mareando el polar francés
5 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

‘Mea culpa’ (id, Fred Cavayé, 2012) es la nueva muestra del thriller francés, alejado de las hiperbólicas muestras de otros directores, que nos llega del país vecino al lado de films, para el que esto firma inferiores, como son la penosa ‘El amor es un crimen perfecto’ (‘L'amour est un crime parfait’, Jean-Marie & Arnaud Larrieu, 2013) o la irregular ‘Antes del frío invierno’ (‘Avant l'hiver’, Philippe Claudel, 2013), ambas estrenos recientes en nuestro país. El film de Cavayé se adentra de lleno en el thriller, tomando sus herencias del polar francés, con curiosos apuntes, aunque también varios errores.

No es Cavayé un conocido popular por estos lares, sus films no tuvieron una buena distribución precisamente —en España ese tema es algo normal y corriente, lo sorprendente sería una buena distribución de este tipo de películas—, y films bien recibidos como ‘Cruzando el límite’ (‘Pour Elle’, 2008) han tenido incluso su respuesta yanqui de la mano de Paul Haggis en la entretenida, y poco vista, ‘Los próximos tres días’ (‘The Next Three Days’, 2010). No me extrañaría ver en un futuro un remake estadounidense del film que nos ocupa. Elementos para ello los tiene a mansalva.

mecaulpaf2.jpg

(From here to the end, Spoilers) ‘Mea culpa’ es un film de menos de hora y media en el que quizá hay demasiados elementos, y algunos muy atropellados o forzados. Un thriller de dos policías enfrascados en un peligroso caso hasta que el hijo de uno de ellos es testigo de un asesinato, ojo, cometido en una plaza de toros, en la que el director juega con el montaje de forma tendenciosa. A partir de ahí todo se convierte en una lucha por la supervivencia, la cual tendrá su clímax final en un tren, en la mejor tradición del suspense, incluidos giros argumentales rocambolescos.

Caos argumental, solvente pareja protagonista

Hay en la caligrafía visual de Cavayé una mano más que inspirada para los momentos de acción, curiosamente creíbles a pesar de algunas irregularidades en el manejo de los espacios. Yo simplemente agradezco estar alejados del montaje caótico al que nos tienen sometidos muchos de los productos provenientes del otro lado del charco. Lamentablemente en ‘Mea culpa’ el caos proviene de su desfachatez argumental. Personajes secundarios que sin ton ni son cometen verdaderas estupideces —toda la parte de la discoteca—, o esos flashbacks que hacen que el recurso moleste más de lo debido.

meaculpaf3.jpg

‘Mea culpa’ pasa de thriller de acción a reflexión sobre la culpa en un abrir y cerrar de ojos, mareando a los dos personajes centrales a capricho y con una pirueta final muy rocambolesca y que sobrepasa los límites de los creíble. Con todo, sus dos intérpretes centrales, los solventes Vincent Lindon y Gilles Lellouche, se compenetran a la perfección, a pesar de que sus personajes son esclavos de un guión que baila a varios ritmos. No obstante ellos sostienen la película entera, cumpliendo además en las escenas de riesgo físico. De los personajes femeninos mejor ni hablar, meras excusas de relleno.

En el film de Cavayé nadie sonríe con ganas, o transmitiendo felicidad, para mí el detalle más interesante del film. Salvo en ese plano final, una imagen/fotografía congelada que recoge un instante ya lejano en el tiempo, cuando la amistad significaba compañerismo, confianza, lealtad y se inmortaliza en una sonrisa conjunta que evoca otra era, otro lugar. El punto de inflexión que golpea, aunque sea interiormente, dicha amistad, es falso, inventado, metido a calzador, una cabriola que estropea en buena parte lo narrado, restando incluso importancia al villano de la función, mera marioneta, peor interpretada.

Comentarios cerrados
Inicio