La última 'Premiere'

La última 'Premiere'
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Fue en el verano del 92. Por los días de mi graduación en la Escuela Internacional de Cine y TV, en Cuba. Una amiga me regaló una revista de cine que había comprado en su país. Traía uno de esos anuncios aromatizados de perfume. Desde entonces asocio las revistas de cine con ese olor en particular. También asocio algunas mujeres a ciertas revistas de cine. No me pregunten cuál era el perfume (o el anuncio de la fragancia, en todo caso), pues no lo recuerdo.

Dicen que la memoria emotiva está ubicada en una zona del celebro contigua al sitio en el que se procesan los olores. Por eso recuerdos y aromas siempre están muy relacionados.

La revista se llamaba Premiere y en su interior encontré un reportaje sobre tres producciones de bajo presupuesto, dirigidas por desconocidos y que, dada su mezcla de existencialismo y delincuencia, merecían ser dignas herederas de Mean Streets de Martin Scorsese. Aquellas películas eran Reservoir Dogs, de Quentin Tarantino; Bad Lieutenant, de Abel Ferrara y Laws of Gravity de Nick Gómez. Tres películas que, desde entonces, veo al menos una vez más cada año.

Poco después conocí la versión impresa de FilmThreat, que durante varios años se convirtió en el rival underground de Premiere. Con el advenimiento de Internet, FilmThreat dejó de circular y se convirtió en una página web.

Una década después, Premiere toma idéntico camino.

En los últimos años su circulación pagada ha ido decreciendo y, lo que es peor aún, su pauta publicitaria se ha adelgazado hasta hacerla insostenible. Sobrevivirá como un sitio web, cosa que no me molesta del todo. De hecho, me parece lo más atinado: la publicidad en la web crece en la misma medida en que decrece en el mundo editorial. Y la red, por su naturaleza multimedia, es el territorio ideal para un publicación sobre la imagen y el sonido.

De modo pues que el número de abril, será el último de Premiere, en su versión impresa.

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