Del origen a la conquista: cinco décadas de grandes aventuras en el planeta de los simios

Del origen a la conquista: cinco décadas de grandes aventuras en el planeta de los simios

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Del origen a la conquista: cinco décadas de grandes aventuras en el planeta de los simios

Considerada por su autor como una de sus obras menores, resulta como poco paradójico el inmenso legado que 'La Planète des Singes', título original de la novela que Pierre Boullez publicada en 1963, ha ido dejando en diversos medios a lo largo de las más de cinco décadas desde que viera la luz. Su última encarnación ha sido ese magnífico broche final a la que podríamos denominar "trilogía de César"; pero la cinta dirigida por Matt Reeves sólo es una marca más en una trayectoria que comenzó en 1968 con la adaptación a la gran pantalla del texto del escritor francés.

Aprovechando el reciente estreno de 'La guerra del planeta de los simios' ('War for the Planet of the Apes') os ofrecemos un repaso tanto a las nueve producciones cinematográficas que demuestran más allá de cualquier duda razonable la atracción de Hollywood por la riqueza del material original de la novela, como a aquellos intentos de perpetuar el éxito de la saga toda ésta hubo finalizado en la gran pantalla.

Bienvenidos a un mundo en el que el hombre ya no es la especie dominante.

Del papel al torso de Charlton Heston

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Tras el largo y arduo proceso por el que hubo de transitar Arthur P.Jacobs —el productor de la pentalogía original— para convencer a algún capitoste de Hollywood de la viabilidad de llevar a imágenes 'El planeta de los simios' ('Planet of the Apes'), y perdiéndose la oportunidad de que el primer tratamiento escrito por el mítico Rod Serling sobre la novela fuera trasladado tal cual por lo elevado del coste que habría implicado su puesta en escena, el 8 de febrero de 1968 se estrenaba en Estados Unidos una cinta llamada a asentarse como título puntal de la ciencia-ficción.

Marcada a fuego por la singular personalidad de Serling —mucho quedó de su trabajo en el guión definitivo de Michael Wilson— y, por supuesto, por la no menos intensa de Franklin J.Schaffner, 'El planeta de los simios' es una cinta por la que no ha pasado el tiempo por mucho que sirviera de fiel reflejo de la convulsa época en la que fue estrenada y que, como toda buena historia de su género, diera cobijo a una elocuente crítica socio-política de rabiosa actualidad.

Trascendiendo las cinco décadas que cumplirá el próximo año, el filme protagonizado por Charlton Heston acumula en su metraje momentos inolvidables que van más allá de su icónico y espectacular plano final, y asomarse a ella de forma periódica es hacerlo a un clásico sin fisuras del séptimo arte que, lo queramos o no, es rasero por el que medir todo lo que Jacobs y la Fox levantaron con poco tino en los años que siguieron.

Agotar el éxito

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Porque, seamos francos, si hay algo que no necesitaba 'El planeta de los simios' era adendos, y menos de la progresiva paupérrima calidad que fue adquiriendo la franquicia con la que productor y productora intentaron, de forma alarmantemente infructuosa, alargar la acogida que aquél primer paso en un mundo dominado por simios en los que los humanos éramos meras bestias tuvo entre crítica y público.

Iniciados los planes para una secuela tan sólo dos meses después del estreno del filme original, no sería hasta dos años después que llegaría 'Regreso al planeta de los simios' ('Beneath the Planet of the Apes'). Planteada como continuación directa de su predecesora —la cinta arranca con los momentos finales de la primera parte— muchas fueron las circunstancias que hacen de ella un muestrario constante de decisiones equivocadas.

Con el guión como primera de ellas —un libreto que no hay por donde coger y que, por momentos, parece más una broma de mal gusto que un trabajo serio—, serán la poca implicación de Heston, el cambio de dirección de Schaffner al televisivo Ted Post, la no participación de Jerry Goldsmith y la drástica reducción presupuestaria a la que se vio sometida la producción sustrato base para 95 minutos de los que resulta complicado salvar algo.

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Acogida con cierta algarabía por la taquilla pero de forma muchísimo más moderada —cuando no gélida— por la crítica, 'Regreso al planeta de los simios' marcará, como decía antes, el inicio de una saga que a cada nueva entrega no hará sino aumentar la sensación de que Jacobs habría hecho muy bien en destinar sus esfuerzos a otras lides que se hubieran apartado de los monos parlanchines.

Buena muestra de ello será el siguiente título de la saga, 'Huida del planeta de los simios' ('Escape from the Planet of the Apes'), cuyo hilo conductor, influido de forma determinante por el apocalíptico final de la segunda entrega, comienza dando palos de ciego para continuar por derroteros que se alejan a pasos agigantados de la cinta matriz.

De hecho, si del título del 68 decíamos antes que es un clásico atemporal por el que no ha pasado el tiempo, tanto de ésta como de las dos siguientes lo que hay que dejar muy claro es que son producciones ancladas de manera íntima al espíritu de la década en la que se estrenaron y que, como tales, son películas setenteras con todo lo que ello implica tanto positivo, poco, como nefasto, bastante.

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Aún con menor presupuesto que la segunda —algo que redunda de forma directa en su pobre acabado— y bajo la realización de Don Taylor, 'Huida del planeta de los simios' comienza con tres simios ataviados de astronautas aterrizando en el Estados Unidos de su pasado y termina con el nacimiento del que estará llamado a convertirse en el líder espiritual de la rebelión con la que los monos se alzarán contra los humanos.

Entre medio, mucho diálogo cargado de cháchara innecesaria y una acción carente de interés determinan el pobre funcionamiento de una cinta que, con todo, está unos enteros por encima de lo que tendremos que soportar con 'La rebelión del planeta de los simios' ('Conquest of the Planet of the Apes') y 'La conquista del planeta de los simios' ('Battle for the Planet of the Apes').

Queriendo dibujar con ambas el comienzo del camino que, de forma inexorable, llevará al aciago futuro que se trazó con el filme original, y dejando la dirección en manos de un J.Lee Thompson que hizo lo que pudo con el material que tenía entre manos —que, huelga decir, no era mucho— son 'La rebelión...' y 'La conquista...' sendos ejemplos de que, a esas alturas, eran la innecesariedad y la improbable búsqueda de dividendos en taquilla los razonamientos que gobernaban a los responsables de la franquicia.

La caja tonta como pobre espejo del futuro

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Sin que la desastrosa recepción crítica de 'La conquista...' sirviera de acicate para olvidar cualquier futuro proyecto que implicara volver al mundo imaginado por Boullez, el que los pases televisivos de la saga gozaran de muy buena recepción fue argumento suficiente para convencer a Jacobs de que aún había huevos que exprimir de una gallina que tiempo ha había dejado de ser de oro.

Bajo tal premisa, el productor iniciaría el proyecto de continuar explorando el mundo de los simios en formato para su emisión doméstica, pero su fallecimiento en a mediados de 1973 pondría momentáneo hiato a una cabecera que finalmente vería la luz un año más tarde bajo el auspicio de la CBS. Pero, una vez más, los catorce episodios de 'El planeta de los simios' demostrarían que no había ideas para perpetuar el legado del filme de Schaffner.

Pobre en casi todas las posibles acepciones del término cuando se aplica a un producto audiovisual, la serie no supo huir de un formato repetitivo en el que no había cabida para nada novedoso, una cualidad ésta que, si bien con menor intensidad —fue la única que mostró una sociedad simiesca muy similar a la que Boullez describía en su novela—, también afectó a 'Retorno al planeta de los simios', la serie de animación que, con trece episodios, **iba a ser el último proy

El inmenso desliz de Burton

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Inmersa en uno de esos "infiernos de desarrollo" al que tantos y tantos proyectos cinematográficos se han visto abocados en la historia del séptimo arte, no fueron ni una, ni dos sino tres las etapas por las que la productora pasó en sus intentos por resucitar la franquicia desde mediados de los ochenta hasta que en 2001 se estrenó ese infame filme que es la re-imaginación de la novela de Boullez firmada por Tim Burton.

En la década y media que transcurrió hasta la puesta en pie del filme protagonizado por Mark Whalberg, nombres como los de Oliver Stone, Chris Columbus, James Cameron y Arnold Schwarzenegger estuvieron asociados a diversos proyectos que pretendían presentar a las nuevas generaciones de espectadores el futuro postapocalíptico dominado por simios como no se había podido hacer en la saga original.

Pero todos ellos se fueron encontrando con multitud de problemas hasta que el cineasta de Burbank fue el elegido para poner en pie el guión de William Broyles Jr, Mark Rosenthal y Lawrence Konner, un desastre sin personalidad que, pretendidamente mucho más fiel al espíritu del texto de Boullez, se saldó con resultados a los que cuesta asomarse sin esbozar una mueca de disgusto, ya por lo deslavazado del conjunto, ya porque, sin duda alguna, es el filme menos Burton de Burton.

Un reboot para dominarlos a todos

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Abandonada toda esperanza por parte de los amantes de la producción del 68 de poder ver algún día algo que siquiera rozara un ápice de la genialidad a la que accedía el clásico cinematográfico, sería la idea de dos escritores, Rick Jaffa y Amanda Silver, la que volvería a convencer a los ejecutivos de la Fox de que un renacimiento de la franquicia era posible aunque éste pasara por adoptar la fórmula del reboot que tan de moda parece estar en los últimos tiempos.

Arranque de esa primera trilogía a la que ponía fin el pasado miércoles 12 el estreno de 'La guerra del planeta de los simios', si algo demostró con contundencia 'El origen del planeta de los simios' ('Rise of the Planet of the Apes') fue que las mentes pensantes de los estudios no se equivocaban y que era posible explorar novedosas y estimulantes ideas en el mundo de los monos sin caer en la reiteración o el mortal aburrimiento al que se había visto abocada la saga.

Para ello, la nueva franquicia reimagina el origen de los simios parlantes mediante una terapia genética que permitirá a César, el primero de su nueva "especie", hablar como los humanos. Rodeando dicha premisa de partida de una trama emotiva, de unos personajes por los que volver a interesarse y de unos efectos visuales que nos dejaban con la mandíbula a ras de suelo, el estreno de 'El orígen...' dejaba claro que la Fox había reencontrado el camino correcto.

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Una impresión que quedaba completamente fijada cuando, tres años después, la productora nos ofrecía 'El amanecer del planeta de los simios' ('Dawn of the Planet of the Apes'), una cinta portentosa, brillante y llena de momentos de enorme intensidad que equilibraba a la perfección esa doble vertiente entre blockbuster e "intimismo" —entendiendo como tal lo mucho que se desvela el guión en hacer tridimensionales a sus personajes— que ha terminado siendo la mejor cualidad de este soberbio reinicio de la franquicia.

Dualidad ésta que la conclusión de esa 'trilogía de César' que apuntábamos al comienzo de la entrada no ha hecho más que potenciar, hemos podido encontrar en las dos horas y veinte de metraje de 'La guerra...' instantes de pura emoción ante los que es complicado aguantar las lágrimas compensados con otros en los que la respiración entrecortada y el aumento de la adrenalina nos llevan a un estado de tensión sin par.

Responsables de que esa dualidad sea del efectivo calado que ostentan segunda y tercera parte, son un Matt Reeves y un Andy Serkis sin cuya presencia es probable que no estuviéramos hablando de la trilogía como el afortunado regreso de la saga a lo más alto del género: el primero por su espléndido trabajo tras las cámaras, el segundo por aportar una humanidad inconmensurable al César digital —¡Oscar YA para el actor!—, no cabe duda de que, de continuar, el posible futuro de la franquicia pasa, sí o sí, por su implicación en ella.

Pentagramas simiescos

Antes de finalizar haciendo sucinta referencia a la más que probable continuidad en la gran pantalla de los simios, creo necesario detenernos durante unas líneas en hacer obligada mención a la componente musical de una franquicia que atesora, igual que en lo visual, momentos de auténtico genio y pasajes de lo más olvidable.

Sin lugar a dudas, dentro de éstos últimos encontraríamos las composiciones más ajenas a reforzar el dramatismo de lo que mostraba la cámara y que más proclives a dejarse llevar por las pasajeras modas de la época. Me refiero, cómo no, a aquellos scores que, escritos por Tom Scott y, paradójicamente, por Jerry Goldsmith, se olvidaban de la función principal de la música de cine y ofrecían un repertorio de ritmos setenteros que, de manera obvia, trabajan en contra de la apreciación de sus respectivos filmes.

Y si el caso de Goldsmith es paradójico, es porque a él le debemos la portentosa personalidad que detentaban alguna de las secuencias más memorables e impactantes de 'El planeta de los simios', sacándose de la manga el genio que fue el músico estadounidense una banda sonora completamente atonal que no buscaba su funcionalidad en la melodía sino, precisamente, en la ausencia de la misma, aludiendo a instintos primitivos que asociar a nuestros ancestros genéticos.

Dejando de lado lo correcto más impersonal de Leonard Rosenmann para 'Regreso...' y 'Batalla...' —como todos sus trabajos, de una personalidad completamente intercambiable—, saltamos a las tres cintas que conforman el reinicio para encontrarnos con Patrick Doyle y Michael Giacchino, dos músicos de los pocos que quedan que realmente entienden el arte de componer para el cine aunque, en el caso del primero, no lo parezca por lo irregular de su trabajo para 'Origen...'.

Bien cierto es que la época de esplendor del británico, aquella en la que nos legó sus mejores partituras de la mano de Kenneth Branagh, forma parte del pasado, pero eso no debería haber sido óbice para lo que encontramos en la primera entrega de la nueva encarnación de la franquicia con un score carente de personalidad que sólo brillaba, de forma muy limitada, en algún que otro instante suelto.

Afortunadamente, no se puede decir lo mismo de Giacchino, y sus dos composiciones para 'Amanecer...' y 'La guerra...' son muestra más que suficiente de la aventajada posición en la que actualmente se encuentra el que es el más obvio sucesor de John Williams. Muestras de ellos a lo largo de las dos cintas, incontables, pero si tuviera que apuntar a una sola, me quedaría con la secuencia del éxodo inicial de 'La guerra...', emotiva como ninguna gracias a una melodía sublime y de una impresionante capacidad evocadora.

Un futuro por escribir

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Como comentaba mi compañero Juan Luis el otro día, si todo se alinea, el reinicio de 'El planeta de los simios' no se terminará con su tercera entrega, y muchas son las ideas que al parecer tiene Matt Reeves para perpetuar la franquicia con futuras entregas que continúen explorando lo ya planteado y que, quizás, sólo quizás, lleguen a conectar con el filme original.

Personalmente, dado lo que hemos visto en la terna formada por 'Origen', 'Amanecer' y 'Guerra', me parecería mucho más atractivo que el futuro de la saga no pasara necesariamente por conducirnos de forma directa al momento en el que Taylor —el personaje de Heston— descubre en qué planeta ha llegado a aterrizar, y que Reeves y Mark Bomback, probables artífices de lo que esté por venir, se las ingeniaran para reimaginar el devenir de la historia en las mismas sorprendentes formas que han mostrado con el cierre de la trilogía.

Sea como sea, creo que es bien evidente que si Fox no mete la pata, y son los citados nombres los que auspician posibles continuaciones, estaremos ante un amplio mundo de posibilidades que, de forma más que probable, no decepcionarán a los que, como servidor, han quedado muy impresionados por más que notable calidad de una terna por la que, hace siete años, cuando se anunció la producción de 'Origen...' aposté en contra. Cuánto me equivocaba.

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