Maria Teresa Campos: lo de siempre y sin disfrazar

Maria Teresa Campos: lo de siempre y sin disfrazar
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Ya ha vuelto y lo ha hecho con lo de siempre. En sólo tres días, María Teresa Campos ha convertido La mirada crítica en "otro programa de la Campos", algo que para mí no es precisamente sinónimo de lo mejor de la televisión. Ha tardado poco tiempo porque la Campos está curtida y ya sabe cómo manejarse: tantos años de televisión en directo no pasan en balde.

Como presentadora, tendrá su público, no lo niego, pero como periodista María Teresa Campos posee uno de los peores efectos que puede haber (y, curiosamente, uno de los más extendidos en la profesión): el culto al ego. Sus programas hablan de ella y después de los temas que van a tratar y es por eso que incluso formatos tan poco practicados por ella como La mirada crítica no tardan en adecuarse a su estilo. La Campos siempre está presente, y casi siempre de forma molesta.

Ese culto al ego, que llegó a su cenit cuando insultó al que hoy vuelve a ser su jefe, no lo va a perder nunca pese a ser un defecto y no una virtud. En sus programas, el que ella siempre tenga que dar su punto de vista, su opinión o cualquier nimiedad, el que siempre tenga que aparecer en plano, se traduce en pérdida de ritmo y menos información a cambio de más cháchara.

Claro, La mirada crítica ha perdido con el cambio. Vicente Vallés era de lo poco que le quedaba a Telecinco de la mejor época de sus informativos. Ahora, la Campos ejemplifica bien qué interesa a los nuevos gestores de la información en la cadena: vísceras, debate inocuo, pan y circo. El estreno, con entrevista al presidente Zapatero, pudo haber sido un gran momento para demostrar que todos estábamos equivocados, que debajo del personaje que ella misma se ha creado aún existe una periodista. Pero lo único que pasó es que María Teresa Campos parecía más interesada en cortar las intervenciones del entrevistado para parecer dura (como Mercedes Milá) que en escuchar sus respuestas y luego utilizarlas para repreguntar. Oportunidad perdida, por tanto.

Banalidad mal entendida, muchos sucesos (línea Piqueras, claro, que para eso manda) y actualidad política gritada a primera hora de la mañana como la gritaban los mismos contertulios en antiguos programas de María Teresa Campos a partir de la 1 del mediodía (el supuesto momento serio de sus programas matinales). Bienvenidos a la nueva mirada crítica.

En ¡Vaya Tele! | ¿Es adecuada María Teresa Campos para ‘La mirada crítica’?

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