'Bobby', lección de Cine y humanidad

'Bobby', lección de Cine y humanidad
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Si hay una enorme injusticia en las recientes nominaciones a los Oscar es, junto a otra película que comentaré dentro de un par de días, el no haber nominado en absolutamente ninguna categoría a Emilio Estevez y su impresionante en todos los aspectos, 'Bobby'. La película, en contra de lo que muchos piensan no es un biopic sobre la figura de Robert Kennedy, el famoso hermano del no menos famoso JFK. 'Bobby' es un film coral, al estilo de 'Vidas Cruzadas', 'Magnolia', 'Crash', o más acertadamente, 'Grand Hotel', el mítico film de Edmund Goulding, al que por cierto, se hace referencia en la película de Estevez.

El film gira en torno a las vidas de un montón de personajes, que el 6 de Junio de 1968 se encontraban en el Hotel Ambassador, al que asistió en plenas elecciones el senador Robert Kennedy, quien encontraría la muerte en dicho hotel. Así pues tenemos a un par de jovencitos metidos en la campaña electoral y que sólo piensan en drogarse. Una pareja que se casa para que él no vaya a Vietnam. El director del hotel, su amante y su mujer. Una cantante alcohólica y su sufrido marido. Un cocinero que piensa en no perderse un partido importante de beisbol... Y así hasta 22 personajes, los cuales llenan la trama de 'Bobby'.

Lo que más sorprende de la película es sin duda, el perfecto guión de Estevez y su espectacular puesta en escena. Estevez demuestra encontrarse como pez en el agua, filmando en los interiores de un hotel de forma prodigiosa, y permitiéndose realizar auténticas maravillas con la cámara, desde planos-secuencia que parecen firmados por el mismísimo Scorsese, hasta planos muy, muy sugerentes, que ayudan en lo formal a una historia totalmente apasionante según va avanzando. Porque lo que queda muy claro es que Estevez se ha encargado de tener absolutamente todos los elementos de la película muy cuidados, demostrando un gran cariño por el material que tiene entre manos. Y lo hace con inusitada facilidad, dando la sensación de que todo ha ido sobre ruedas durante el rodaje, algo que casi se palpa en pantalla. No en vano, Estevez dedicó siete años de su vida a la preparación de este proyecto, y muchas de las estrellas aceptaron intervenir prácticamente por colegueo o rebajando considerablemente sus sueldos.

Estevez filma sorprendentemente bien, y nos hace ser testigos de unas horas en las vidas entrecruzadas de unos personajes, a los que parece que conecemos de toda la vida, gracias a la excelente descripción que el director hace de cada uno de ellos. Todos tienen su momento,y todos son lo suficientemente ricos en matices como para que el espectador esté interesado en todos, y no le afecte lo más mínimo los saltos narrativos de uno a otro personaje. Además, Estevez hace algo curioso con respecto a eso. Corta varias veces escenas importantes de una gran intensidad, para contar otra cosa con otra escena y volver de luego a lo anterior. Este tipo de cortes no rompen, en absoluto, el extraordinario ritmo que tiene el film, teniendo muy equilibrada la evolución dramática de toda la historia en cada uno de sus puntos, para acabar en unos 15 minutos finales, que desde ya merecen estar entre los grandes momentos de toda la historia del cine, y no, no es exagerado. Porque es en ese impresionante final donde Estevez demuestra lo genio que es y donde la película alcanza cotas magistrales muy difíciles de superar, y lo hace sin estridencias, sin grandes efectismos ni maniqueismos. Una lección abosluta de montaje con escenas de unos personajes a los que ya les hemos cogido cariño, alternadas con un discurso que oímos en off del propio Robert Kennedy, totalmente atemporal, y que al igual que en 'Apocalypto', la maravillosa película de Mel Gibson, convierte una historia, o más bien historias, concretas, en algo universal.

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El reparto, de lo más variopinto, está en verdadero estado de gracia, como si hubieran nacido para interpretar esta película. Y lo mejor de todo es que nos encontramos con interpretaciones sobresalientes de actores o actrices de los que, en un principio, no lo esperaríamos. Así pues, Demi Moore se come la pantalla al lado de una sensacional Sharon Stone en una secuencia en una peluquería. Ashton Kutcher en el mejor papel de su carrera, aunque quizá protagoniza, junto a dos jóvenes, el momento más alargado innecesariamente de la película. Linsday Lohan convence junto a Elijah Wood, a quien le persigue muy de cerca su eterna búsqueda del anillo de Tolkien. La espectacular Heather Graham se pasea por delante de nuestros ojos, y no precisamente para demostrarnos lo buena que está. Martin Sheen, mostrando una serenidad increíble al lado de una nerviosa Helen Hunt. Anthony Hopkins, frente a Harry Belafonte, en un claro guiño a lo clásico, incluído el Cine. El escaso, por lo poco que sale, Laurence Fishburne que junto a Freddy Rodríguez, nos regalan un momento de leyenda, con una pequeña conversación acerca del Rey Arturo inolvidable. Christian Slater es capaz de salir en una película sin molestar. Joshua Jackson demuestra que puede llegar a ser una estrella. Y, como no, el propio Emilio Estevez se reserva un pequeño papel anecdótico.

Anedóctico, porque evidentemente, Estevez es la verdadera estrella de la función, firmando un film cuasi perfecto, sin además caer en ningún tipo de dudosa ideología, abogando por la paz y la humanidad, con una película que no debería dividir a nadie, ya que busca todo lo contrario. Y lo hace con siceridad, con honestidad y siendo totalmente coherente, ofreciéndonos, además, cine de primera calidad. Un film magistral, que lamentablemente no está tenido la repercusión que debiera haber tenido, pero con el que Estevez se ha lucido.

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