'No es País para Viejos', al servicio de Javier Bardem

'No es País para Viejos', al servicio de Javier Bardem
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'No es País para Viejos' ('No Country For Old Men', 2007) es una película de los Hermanos Coen al 100%. Da igual que el material base sea la aclamada novela de Cormac McCarthy, estos singulares hermanitos han traspasado la historia a su peculiar universo y la han hecho prácticamente suya, y a pesar de que a un servidor se lo han hecho pasar bastante mal con algunos de los más insoportables bodrios en la década de los 90, me he acercado a esta película con un enorme interés, pues todo en ella se me antojaba interesante. Y me he encontrado con una película muy disfrutable, sobre todo por su estética de western moderno, y por la madurez de la que hacen gala los Coen, a quienes desde la fallida 'Crueldad Intolerable' veo que tienden hacia una sobriedad clásica, que en 'No es País para Viejos' encuentra su máximo exponente. Pero con lo que me he encontrado es sobre todo con una portentosa interpretación de uno de nuestros mejores actores, un impagable y antológico (y todos los calificativos que se os ocurran) Javier Bardem, el verdadero alma del film.

La película narra como Llewelyn Moss descubre cerca de Río Grande unas camionetas rodeadas de muertos y un moribundo en lo que semeja ser un intercambio de droga y dinero. Sin pensárselo dos veces cogerá una maleta en la que hay dos millones de dólares, sin darse cuenta de que dicho acto desencadenará una serie de acontecimientos a cada cual más violento. A partir de entonces será perseguido por un sanguinario asesino contratado para recuperar el dinero sea al precio que sea.

Una historia típica de un thriller, que con los mencionados ecos del western, resulta una mezcla de lo más curiosa y atractiva. Sobre todo por el impecable trabajo de Javier Bardem, a quien hay que darle un Oscar sí o sí. Se le ha criticado mucho su aspecto en la película, y yo creo que es de lo más acertado, incluido su tan comentado corte de pelo. Pero es que la composición de Bardem va más allá de hacerlo bien él, interpretativamente hablando. Su forma de vestir y su físico ayudan a matizar hasta la perfección un personaje que por derecho propio merece un lugar en los altares del séptimo arte. Un asesino despiadado que con una sola mirada es capaz de atemorizar al más valiente, y momentos de "temor" hay algunos en la película. Baste mencionar la conversación de la gasolinera para saber a qué me refiero. Una secuencia en apariencia sencilla, pero con una gran tensión en el ambiente, algo que se repite a lo largo y ancho de esta película.

Como dije antes, los Coen hacen gala de un clasicismo que pocas veces se ve hoy en día, lo cual ayuda al lento avance de la trama, lento pero seguro, logrando que el espectador esté pendiente todo el rato, por lo menos en la parte del thriller por así llamarla. Pero como se trata de una película de los Coen, en ella tiene que haber personajes idiotas hasta la saciedad. La mujer del protagonista, el personaje interpretado por Woody Harrelson o los devaneos filosóficos del personaje de Tommy Lee Jones. La mujer del protagonista sobra, y eso que proporciona una secuencia cerca del final que termina de "vestir" al personaje de Bardem pero que no era necesario, pues a esas alturas ya sabemos cómo es. Woody Harrelson entra en escena para interrumpir el ritmo del film, aparte de la incongruencia que su personaje presenta. Y el caso de Tommy Lee Jones es el más preocupante, pues a pesar de que el actor está excelente (ojo, como todos, una cosa son las interpretaciones y otra los personajes en sí), parece como apartado de la trama central con el propósito de resultar incluso moralizante. Con él empieza y termina la película, él sentencia y sentencia, y sus más que obvias reflexiones sobre la vejez terminan resultando reiterativas, e incluso estúpidas. No las reflexiones en sí, sino como están introducidas en la película.

Josh Brolin (el clon de Nick Nolte), que se reparte el protagonismo de la película con Bardem, está perfecto en su papel. Su huida del personaje del asesino que le busca, y que por momentos recuerda a la de 'Terminator' (Anton Chigurh es casi tan invencible como el androide, tiene prácticamente su mismo modus operandi y es mucho más obstinado por ser humano), es lo mejor del film, y cuando éste se aparta de eso, pierde interés. Tal vez el personaje central no esté del todo bien dibujado, ya que sólo se le marca su desmesurada obsesión por conservar un dinero que le arreglará la vida, pero no es algo que afecte tanto a la película como esa descompensación que se produce cuando ésta no se centra en lo verdaderamente interesante.

Una buena película que en mi caso, me reconcilia con unos autores que hacía tiempo no me convencían. Pero no me parece ni de lejos la obra maestra que se está promulgando a los cuatro vientos, incluso prefiero otras como 'Arizona Baby' o 'El Gran Salto'. Aunque también es cierto que en unos tiempos de remakes y secuelas por doquier, y blockbusters de consumo inmediato que luego no permanecen en el recuerdo, esta película puede considerarse un soplo de aire fresco. Con respecto a las nominaciones, por supuesto me parecen exageradas, salvo un par de ellas, pero está casi cantado que será la triunfadora de la noche.

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