Cómo acabó '¡Qué bello es vivir!' convertida en la gran película navideña de Hollywood tras su fracaso en cines

Cómo acabó '¡Qué bello es vivir!' convertida en la gran película navideña de Hollywood tras su fracaso en cines

El clásico de Frank Capra se la pegó en taquilla, decepcionó a la crítica y no pudo luchar contra William Wyler, pero en los 70 se obró el milagro

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Todos los años por estas fechas —e incluso antes, justo después de que termine la spooky season a finales de octubre— vuelve a abrirse el inagotable melón que invita al colectivo cinéfilo a debatir encarnizadamente sobre cuál es la gran película navideña de la historia del cine, pero a última hora, dando igual la cantidad de títulos que salgan a la palestra y si 'Jungla de cristal' es digna de nominación, prevalece una cinta por encima del resto.

Esta no es otra que '¡Qué bello es vivir!' —'It's a Wonderful Life'—, el legendario clásico de Frank Capra protagonizado por James Stewart y Donna Reed; una cumbre de la dramedia con moralina que, 77 años después de su estreno en un ya lejano 1946 con necesidad de un halo de esperanza, continúa estando casi tan vigente como el primer día.

No obstante, la trascendencia de la producción de RKO no fue cuestión de días ni semanas. La historia de George Bailey fue recibida con tibieza por parte de una crítica que no quedó en absoluto impresionada con ella y, lo que es aún peor, por parte de un público que dio la espalda en taquilla a Capra, contribuyendo a la quiebra de su productora Liberty Films, que fue vendida a Paramount tras un segundo largometraje lanzado en el 48.

Del batacazo al milagro navideño

Este escenario no fue, ni mucho menos, casual. La producción de '¡Qué bello es vivir!' fue una suerte de pesadilla sometida a interminables revisiones de guión, calendarios de rodaje demasiado extensos y cambios constantes en el equipo; decisiones que hicieron volar el presupuesto original de 2 millones de dólares con el que contaban sus responsables antes de llegar a finalizar un accidentado y costoso rodaje.

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Pero este clásico no sólo fue perjudicado por su propio proceso de creación, sino también por una fecha de estreno menos óptima de lo deseable. El plan de distribución original pasaba por llevar la cinta a salas de cine en enero de 1947, pero la insistencia de RKO por contar con un título navideño para la temporada hizo que '¡Qué bello es vivir!' se adelantase y compitiese casi directamente con 'Los mejores años de nuestra vida' de William Wyler, estrenada dos semanas antes.

Al contrario de lo ocurrido con el proyecto de Frank Capra, la película de Wyler arrasó en crítica, en el box office y en una temporada de premios en la que cosechó siete premios Óscar, yéndose de vacío nuestro defenestrado relato navideño en todas las categorías en las que estaba nominado. El batacazo era más que evidente y parecía que el filme estaba condenado al olvido, pero en 1974, ocurrió un milagro.

A mediados de los años 70, el olvido del titular de los derechos de autor de '¡Qué bello es vivir!' olvidó renovar la documentación que se los otorgaba, pasando a formar parte del dominio público y permitiendo a las cadenas de televisión emitirla sin tener que hacer el más mínimo desembolso por ello. Algo que, por supuesto, popularizó su retransmisión durante las campañas navideñas hasta otorgarle el estatus del que hace gala hoy en día.

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Esta situación sorprendió al mismísimo Frank Capra, que habló así sobre el fenómeno:

"Es lo más extraño que he visto. La película ahora tiene vida propia y puedo mirarla como si no tuviera nada que ver con ella. Soy como un padre cuyo hijo crece para ser presidente. Estoy orgulloso... pero es el niño el que hizo el trabajo. Ni siquiera la consideré una historia navideña cuando la encontré por primera vez. Simplemente me gustó la idea".

Finalmente, en un último giro de los acontecimientos, la justicia estadounidense permitió al titular original, Republic Pictures, recuperar en 1993 los derechos de autor sobre '¡Qué bello es vivir!' escudándose en el hecho de que la compañía poseía los derechos del relato en el que se basó el largometraje y los de la banda sonora, además del negativo original.

Ahora, dos décadas después de que NBC se hiciese con los derechos de retransmisión en exclusiva en 1994 y sumidos en plena era del streaming, '¡Qué bello es vivir!' está disponible en infinidad de plataformas a golpe de click disfrutando, ahora sí, de la etiqueta de clásico de culto que se pudo colgar como si fuese un milagro navideño obrado fuera de temporada.

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