Alfred Hitchcock: 'Sabotaje', puro entretenimiento

Alfred Hitchcock: 'Sabotaje', puro entretenimiento
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'Sabotaje' ('Saboteur', Alfred Hitchcock, 1942) es la primera película del maestro que puede considerarse enteramente americana. Producción, actores y tema coincidían en nacionalidad por fin tras la llegada de Hitchcock a Estados Unidos después de dejar un buen puñado de películas británicas —entre las mismas recomiendo 'Sabotage' (1936), rebautizada ahora en nuestro país, sabe Dios por qué, 'La mujer solitaria', y que nada tiene que ver con el título que nos ocupa—. Se trata de una de las películas que por contrato debía a David O. Selznick, un film menor dentro de la carrera del director inglés, pero en el que se encuentran muchos de los elementos que caracterizaron algunas de sus mejores obras, y que propone un entretenimiento de primer orden suponiendo una especie de precedente de su perfecta 'Con la muerte en los talones' ('North by Northwest, 1959).

'Sabotaje' es conocida en muchos ámbitos como "la película de Hitchcock que termina en lo alto de la estatua de la libertad", sin duda la secuencia más famosa de todo el film, y que supondría el primer uso de conocidos monumentos en las tramas del maestro de suspense. Un clímax al que precede una aventura sin parangón, en la que la suspensión de incredulidad debe tenerse en cuenta. No conviene olvidar que nos encontramos ante uno de los más grandes mentirosos de la historia del cine, algo que en esta película queda una vez más plasmado. El logro, el de siempre, hacer olvidar al espectador los trucos a los que está siendo expuesto y meterle de lleno en una película que podría haber sido mejor si Hitchcock hubiese tenido libertad absoluta.

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(From here to the end, Spoilers) La premisa argumental de 'Sabotaje' es una de las más queridas en la filmografía de Hitchcock, un hombre normal y corriente, en la pura tradición hitchcockiana, es sospechoso de un acto de sabotaje en la fábrica en la que trabaja. Para demostrar su inocencia iniciará toda un huida a través del país mientras intenta descubrir quién está detrás del terrible acto de terrorismo que sin duda se repetirá. La típica, y en este caso emocionante, historia del falso culpable llevada con buen ritmo por su autor, y en la que, debido a la Segunda Guerra Mundial en la que EEUU había intervenido hacía menos de un año, no faltan algunos apuntes de carácter propagandístico, los suficientes como para que el mensaje se vea claro y sin subrayarlos demasiado para que ello no influya en una sencilla trama de suspense y aventuras. ¿Qué mensaje más claro que el de un pobre hombre, perteneciente a la clase baja, es perseguido injustamente por los villanos de turno, pertenecientes a la clase alta, y la policía?

Robert Cummings se convierte en el héroe hitchcockiano por excelencia a pesar de sus limitaciones como actor. El intérprete hereda su personaje de Gary Cooper, con el que Hitchcock siempre quiso trabajar, Henry Fonda —el preferido del director, con quien años más tarde realizaría una película similar basada en hechos reales— y Joel McCrea, actores que sin duda hubieran sido bastante mejor que Cummings, quien se limita a no ser demasiado expresivo y cumplir físicamente para el personaje. Como principal aliada una actriz impuesta por la propia Universal contra los deseos del director, Priscilla Lane, una estrella por entonces —de hecho su nombre es el primero del reparto en los títulos de crédito—, quizá demasiado blanda para su personaje, en el que habrían quedado mejor Margaret Sullavan o Barbara Stanwyck —el pensar en ella al lado de Fonda interpretando la película es uno de esas fantasías de todo cinéfilo—. Una pareja con feeling entre ellos, pero un tanto blandos y sosos con personajes algo básicos a los que unos actores mejores habrían aportado algo más.

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'Sabotaje' lleva a su protagonista por un sinfín de escenarios diferentes en los que irá conociendo a todo tipo de gente. Eso sí, no podrá fiarse de los que pertenecen a la clase alta, y aquellos que están abajo serán quienes le echen una mano. Casi casi como hoy día en los momentos que nos están tocando vivir, detalle este que hace la película mucho más disfrutable ahora que en el momento de su estreno, que por cierto fue un fracaso de taquilla. Desde paisajes desérticos hasta grandes mansiones —en la que se producirá una de las situaciones favoritas de su director, el encerrar a los personajes centrales en un lugar lleno de gente pero del que no pueden escapar—, la caravana de un circo —en la que Hitchcock muestra un microcosmos de personajes diferentes y en la que un enano bigotudo parece una parodia de Hitler—, y cómo no, la gran ciudad, tramo del film en el que el director se luce narrando varias situaciones en paralelo logrando una gran tensión que culmina con la citada secuencia en lo alto de la estatua de la libertad, en la que Hitchcock quería haber intercambiado a los personajes en la situación con el saboteador.

'Sabotaje' va de menos a más, y a pesar de los serio de la trama —en ella el villano es un muy eficaz Otto Kruger en un papel destinado a Harry Carey, lo cual habría sido muy impactante, que no aceptó convencido por su esposa que consideraba una falta de respeto que su marido diese vida a un fascista traidor—, pueden verse algunos elementos cómicos muy en la línea de su autor. El más inteligente, sin duda, esas vallas publicitarias en las que puede verse a Lane anunciando diversos productos y que van en consonancia con lo que le ocurre al protagonista en su periplo a través de las carreteras del país. Tensión y humor llevados de la mano cómo sólo el maestro del suspense sabía hacer, un ejercicio de estilo más que otra cosa justo antes de meterse de lleno en uno de los proyectos más personales de su autor y que se convertiría en la película favorita de las dirigidas por él.

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