'Alpha Dog', de tal palo tal astilla

'Alpha Dog', de tal palo tal astilla
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Nick Cassavetes, que primero probó suerte como actor en una buena cantidad de películas, ha seguido al final, los pasos de padre, el mítico John Cassavetes, también actor, y ha querido labrarse una carrera como director. Sin embargo, el hecho de llevar un apellido célebre, y contar con medios y actores conocidos para realizar una película, no significa que el talento se herede y le vayan a salir las cosas tan bien como le salían a su progenitor. Y si no, que se lo pregunten a Sofía Coppola. De todos modos, queda claro en el cine de Cassavetes hijo, que su estilo es totalmente diferente al de su padre, quizá porque así lo ha decidido, o porque simplemente no sabe.

El cine de Cassavetes padre era mucho más íntimo, era un cine de actores, sobre personajes, unas veces más acertadamente que otras. Nick elige un camino más fácil, también habla sobre las personas, pero lo hace más convencionalmente, sus guiones no están tan trabajados, y es un cine para un público más amplio, y en esa amplitud de miras, en la de querer satisfacer a cuantos más mejor, es donde el cine de Cassavetes hijo pierde fuerza, y si no, echadle un vistazo a 'John Q' o 'El Diario de Noa', dos películas que podrían haber sido grandes, y parecen dos telefilms de sobremesa.

'Alpha Dog' cuenta tres días en la vida de unos jóvenes delincuentes que se dedican al tráfico de drogas y a otras cosas. Un grupo de amiguetes para los que la vida es una continua juerga a base de drogas, alcohol y sexo. La cosa se complica cuando al cabecilla del grupo no le devuelven un dinero que le debía un tipo bastante problemático, y para darle una lección, secuestran al hermano menor de éste, alejado de todo este mundo debido a un exceso de protección paterna. Esto último no deja de tener coña, pero eso sería para un debate totalmente alejado de lo que es el Cine. Sólo decir al respecto, que el film presenta una postura totalmente hipócrita y falsa.

Pero dejando eso de lado, 'Alpha Dog' pretende contar, a modo de thriller, lo mal que va esta juventud de hoy día, preocupada sólo por ella misma, sin ninguna perspectiva de futuro. En el film los viste de gangsters, con todos los lujos a su alcance (algo que parece que sólo se puede conseguir llevando una vida de delincuencia a lo bestia), y enfrenta directamente al personaje central con su generación anterior, un padre también de mucho cuidado, en un clara alusión a la culpa paterna en lo que respecta al sendero que debe tomar un hijo en esta vida. Y que a pesar de toda la libertad que los hijos metidos a mafiosos tienen, los que verdaderamente manejan el cotarro son los padres.

La película consigue sus mejores momentos en ese retrato de los padres, contando para la ocasión con un Bruce Willis realmente ejemplar que llena la pantalla cada vez que sale. Como también la llena el genial Harry Dean Stanton, secundario de lujo donde los haya, interpretando un carismático personaje que le da "bellos" consejos al hijo de Willis. También aparece Sharon Stone, como la madre del hijo secuestrado y a quien siempre ha intentado apartar de la vida que lleva su otro hermano. La Stone también está bien, sólo que el hecho de aparecer bastante maquillada al final de la película descoloca bastante, e incluso le resta credibilidad.

Y es que la credibilidad es uno de los mayores problemas de esta película, la cual está construída como si se tratase de un documental, con entrevistas realizadas a algunos de los personajes. Menos mal que el director no abusa en demasía de esto, con lo cual no termina cansando. Pero es precisamente por el hecho de enfrentar dos generaciones distintas, de padres e hijos, centrándose más en los segundos, claro, por lo que la película no termina de convencer en todos sus aspectos. Y es tal vez porque las interpretaciones de todo el elenco joven están un pelín exageradas, en un clarísimo contraste con la contención y el buen hacer de los adultos del reparto. Evidentemente, una pandilla de jóvenes delincuentes, metidos en toda clase de líos, no van a ser las personas más tranquilas del mundo, pero tampoco hace falta exagerar tanto a algunos de ellos, como es el caso de Ben Foster, que realiza una interpretación totalmente pasada de vueltas de un personaje que no lo necesita.

A su lado tenemos a Emile Hirsch, como el cabecilla del grupo, Justin Timberlake y Shawn Hatosy. Sus personajes no resultan interesantes, y se pasan toda la película manteniendo diálogos de besugo, y supuestamente graciosos, llegando a estancarse la trama en algún momento. Uno desea que el grupo adulto aparezca más tiempo en pantalla.

Aún así, el film no es desdeñable. El empezarlo con una versión de 'Over the Rainbow' interpretada por la maravillosa Eva Cassidy, es toda una declaración de principios. Y luego, Cassavetes consigue imprimirle un buen ritmo a la película, con lo que a pesar de que en ciertos momentos el interés decrece, ésta no llega a aburrir. Con lo que nos queda un producto pasable, con el que consumir un par de horas de tu vida, sin lamentarse demasiado por ello, pero olvidándote de ella después de su visionado.

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