'Blancanieves y la leyenda del cazador', la más bella de este reino

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Debo ser yo un hombre de la vieja escuela, porque sigo estando de acuerdo con Alvy Singer, el personaje de Woody Allen que en ‘Annie Hall’ (id, 1977) nos enseñó que la que de verdad nos pone cachondos era la mamá de Blancanieves.

¡Y menuda idea han tenido los productores de blockbusters que deciden colocar, nada más y nada menos, que a Charlize Theron de reina y bruja! ¡Y uno cree que el espejito no le miente! ¡Y le dan las mejores escenas de esta película, que dirige Rupert Sanders, debutante! El argumento de este blockbuster ya lo conocéis ¿no? Bueno, pues el guión de Hossein Amini, Evan Dougherty y John Lee Hancock, tres guionistas, presentan una variación esencial.: ¿qué pasaría si el Cazador fuera un personaje de cuya honestidad se pudiera sacar un hombre apuesto, con barba y tragedia?

Es decir, Chris Hemsworth. Dos estrellas recién fogueadas en la superproducción contemporánea, Thor y Bella Swan están en esta producción que se propone declinar toda la épica de la bajona-y-el-ejército-de-la-oscuridad, y pienso en los Potteres y Anillos, con más de un guiño al diseño de producción de la maravillosa ‘El laberinto del Fauno’ (2006)



En realidad estamos más cerca de ‘Excalibur’ (id, 1981) de lo que pudiera parecer, con el persoanje de Finn (Sam Spruell) como parte de este renovado arco dramático en el que, básicamente, se añade un giro feminista al mito. De hecho, es lo más agradecido de todo el viaje, ver como esta Blancanieves no está necesitada de príncipes, que aquí está encarnado por un irrelevante Sam Claflin. Mis compañeros se han mostrado escépticos, tanto Zorrilla como Caviaro, yo, mira por donde, difiero.

De hecho, en la escena más interesante de la película, se revisita el mito en clave empática – ayuda a que Hemsworth ofrezca una interpretación bastante contenida – y uno empieza a pensar que está ante la Juana de Arco de Carl Theodor Dreyer. No os preocupéis.: es una película de acción moderna y los guionistas van un poco ebrios de épica mal entendida cuando ponen a esta renovada Blancanieves a dar el discurso de ‘Enrique IV’ de Shakespeare (lo siento, pero a tanto no llega el mito, ni el talento implicado).

Debo decir que me gustan estos tiempos de heroínas que han dejado de necesitar ser rescatadas y van a liderar y que no dejo de estar seguro de que lo son, como tantas otras cosas debidas a cualquier industria, por su eficacia en las taquillas de todo el mundo. Pero esta Blancanieves, encarnada por una esforzada Kristen Stewart (esforzada en no parecer dormida, ni alejada), salva el reino y conoce a siete enanitos, maravillosos con su acentazo cockney (Nick Frost, Ian McShane entre el delightful cast inglés), para luchar junto a ellos mientras que la Reina traiciona y es realmente amenazadora.

¿Hay algo más amenazador que esa imagen de belleza eterna que propone una magnética Theron? No puedes tener mi corazón le dirá al final de este cuento iluminado con astucia por Greg Fraiser y con una memorable banda sonora de James Newton Howard (¡al fin otra!).

Y, oh, ah, no la veremos barriendo, como en el clásico de Disney, pero sí empuñando una espada y siendo sorprendida por un troll en el bosque.

A diferencia de la Alicia burtoniana, esta Blancanieves es amenazadora, entretenida y bastante aceptable, con atención en su narrativa y un refrescante amor por las espadas en vez de las escobas con las que limpiar alcobas.

Y que empuñen muchas más.

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