'El amante doble' es Ozon en su máxima expresión: perversa y obsesiva

'El amante doble' es Ozon en su máxima expresión: perversa y obsesiva

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'El amante doble' es Ozon en su máxima expresión: perversa y obsesiva

François Ozon es, sin duda, uno de esos cineastas cuya obra reconocerías a ciegas. Su personalidad obsesiva, misteriosa y perversa va de la mano de todas sus películas en las que el realizador francés explora una cierta unidad temática donde la mente se retuerce sobre sí misma hasta hacer explotar todas las referencias a las que se aferra el "yo", y con ellas también las convenciones sociales.

'El amante doble' ('L'amant double', 2017) es todo eso elevado a la enésima potencia. Puro Ozon. Un Ozon perverso y descarnado, un Ozon que roza los límites de la moral social de una forma tan extrema como estimulante en su más cruel expresión. Un Ozon oscuro y laberíntico. Un Ozon reconocible pero retorcido como nunca, bailando al filo de géneros y temas. Ozon al borde.

El Amante Doble

Nada es lo que parece, pero no hay una interpretación correcta para nada en 'El amante doble', como en la vida misma. Chloé es una joven apática que a pesar de sus apenas veintitantos se define cansada de vivir. De vuelta de un pasado reciente como modelo, se encuentra vacía, asqueada y derrotada ante la perspectiva de rehacer su vida en cualquier sentido estimulante. Así recala en la consulta de Paul, un atractivo y misterioso psiquiatra con el que empezará de cero.

Como si volviera a nacer, en una especie de tabula rasa, el encuentro de dos personajes sinuosos y sombríos con un importante bagaje conflictivo a sus espaldas, llevará a la exploración de la propia identidad de la joven y la de su amante, quien parece ocultar un importante y siniestro secreto, que desatará la obsesión de Chloé.

Marine Vacth y Jérémie Renier: magnífico magnetismo siniestro

Marine Vacth repite como actriz fetiche del cineasta después de su descubrimiento en la no tan lejana 'Joven y bonita' ('Jeune et jolie', 2013) en la que el francés la daba a conocer con tan solo 22 años. La protagonista, que explora esta vez no sólo su cuerpo sino también su psique, impresiona de nuevo con un gran trabajo de enorme fisicidad que va más allá de lo corporal y llega a todos los rincones de la mente en una especie de ramificación perversa en la que podría ser una continuación de su personaje anterior con el cineasta, formando así otro de los rompecabezas favoritos de Ozon.

El Amante Doble 2

La otra pieza importante del puzle es el, maligna y bellamente, enigmático Jérémie Renier ('Elefante blanco', 'Eternité'), que con su apariencia más sombría, entre carismática y manipuladora, retuerce la representación de la dicotomía entre el bien y el mal. Una actuación electrizante y sugerente que, junto a la misteriosa curiosidad de Vacth, resulta de un magnetismo magnífico.

'El amante doble': retorno al terreno Ozon

Enigmática e hipnótica, pero también excesiva y perversa, 'El amante doble' devuelve al cineasta a la exploración de los temas clave de su cinematografía, después de ponerlos a un lado en su anterior y excepcional, 'Frantz' (2016), en la que narraba una historia de amor bajo el telón de la Europa entre guerras. Si bien todavía siniestra y retorcida en torno a un triángulo imposible, un oasis aislado dentro de su filmografía.

Tras esta incursión en el género histórico en un inusual blanco y negro claro y luminoso, el que anteriormente firmaba la voyeurista 'En la casa' ('Dans la maison', 2012) y forzaba los límites sociales del género y la sexualidad en la inquietante 'Una nueva amiga' ('Une nouvelle amie', 2014), regresa al terreno sombrío e incómodo en el que parece sentirse más a gusto, y recupera así sus temas favoritos y los retuerce hasta la extenuación.

El Amante Doble 4

Obsesiva y laberíntica, 'El amante doble' se adentra en el espejismo de los dobles juegos encarnado en el doblete de Renier, que representa a Paul y Louis al mismo tiempo: contrarios y complementarios. Así las imágenes dobles, reflejos y espejos cobran una vital importancia en un relato que se configura en torno a la propia representación del ego y su contradicción, de forma que la realidad y su proyección se confunden y entrecruzan.

En un arrebato turbio, el cineasta explora temas como el deseo y la seducción como una aberración insana del amor propio y la búsqueda del "yo" más profundo para satisfacer los propios anhelos y necesidades afectivas. Esa lucha de uno mismo con su oposición se canaliza en la obra de Ozon en forma de atracción entre similares y contrarios y se proyecta, por extensión, en la figura de los hermanos gemelos.

El tema de la maternidad, concebida de forma compleja, reaparece también tras su anterior incursión en la polémica 'Una nueva amiga', cruzando de nuevo las fronteras del transgénero y serpenteando entre la feminidad y la masculinidad de unos personajes que se bifurcan y se funden en uno mismo, se entremezclan y retuercen, haciendo estallar las convenciones identitarias, de la misma forma que dinamita los géneros cinematográficos.

Cruce de géneros, cruce de referencias

Jacqueline Bisset

En esa ligera deformación de apariencia cambiante que se manifiesta en la barrera entre géneros, lo que inicialmente podría ser un drama que reflexiona sobre la propia existencia, evoluciona hacia un thriller psicológico que, si bien no tiene ninguna ambición de entrometerse en el género, toma prestadas múltiples referencias, convirtiéndose en una obra poliédrica donde cada cara genera la ilusión de un espejismo.

En un cruce de referentes que apelan al terror más clásico de 'El resplandor' ('The Shinning', 1980) o 'La semilla del diablo' ('Rosemary's Baby', 1968), e incluso quizá también con un toque de 'Alien' (1979), por sus encuadres y temas de fondo, Ozon da la vuelta y expulsa a estos grandes hitos del género para colocarlos en un nuevo contexto de arthouse europeo vestido de thriller, que confiere al film un aire incluso más terrorífico. Despojado pues de lugares comunes a los que aferrarse, y ya del todo desarmado, el espectador queda al solo amparo de los trucos de la mente.

Insana, obsesiva y agresivamente sexual, más que sensual, erótica, voyeurista y en cierto modo andrógina, 'El amante doble' aglutina todas las referencias de la marca Ozon para dar como resultado un conjunto siniestro y trastornado, al tiempo que estimulante, que revela la autoría de una mente compleja que vierte parte de sus preocupaciones en su cine de forma recurrente. Una de sus más oscuras propuestas, sin duda.

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