El curioso y fantástico caso de Benjamin Button

El curioso y fantástico caso de Benjamin Button
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Resulta tan curioso. No dejo de oír opiniones sobre esta película que, tras un pequeño silencio reflexivo, comienzan con “es curiosa”. Y tanto que lo es, es muy curiosa. Para empezar, nos cuenta la historia de un curioso bebé que nace anciano, con la salud de un hombre de ochenta años. Pero la cosa no acaba ahí, lo más curioso es que el niño no sólo se mantiene con vida, en contra de lo que opinan los médicos (¡curiosos diagnósticos dan éstos a veces!), sino que se va haciendo más joven conforme pasan los años. Esto le hace vivir hechos curiosos y conocer a gente curiosa, como también darse cuenta de lo curioso que es el amor. Pero para curiosa la vida, que juega contigo, y sólo hay una.

Como es bien sabido por todos, el pasado 6 de febrero se estrenó en España la última película del popular director David Fincher, que lleva el bonito título de ‘El curioso caso de Benjamin Button’ y que está protagonizada por los guapos Brad Pitt y Cate Blanchett. Una película que pudo haber realizado hace años Steven Spielberg (con Tom Cruise) o Spike Jonze, pero que finalmente acabó en manos de Fincher, cuyo trabajo ha gustado tanto a la industria de Hollywood que ha logrado su primera nominación al Oscar, después de que la impresionante ‘Zodiac’, sin duda, la mejor película de este sobrevalorado realizador, fuera “olvidada” por la Academia.

Dice Fincher que se hizo cargo del proyecto porque encontró elementos interesantes en el guión escrito por Eric Roth, que había adaptado el relato de Scott Fitzgerald titulado ‘The Curious Case of Benjamin Button’ (1922), ampliando la historia a lo largo de más de 200 páginas (10 tiene sólo el relato, en la edición que tengo a mano). No hay que ser especialmente brillante para dar con esos “elementos” a los que se refiere el director de ‘Seven’ (o ‘Se7en’ como escriben algunos topillos), ni tampoco para descubrir porqué nos viene a la cabeza ‘Forrest Gump’ mientras asistimos a la curiosa historia de la vida de Benjamin Button.

Roth también firmó el guión de la película de Robert Zemeckis con Tom Hanks y se nota. Recurre a una estructura y a un tono similar, como si nos contaran un cuento donde la realidad se mezcla con lo extraordinario; el protagonista nace desvalido (ambos tienen problemas para caminar) y tiene una infancia difícil, en la que la figura de su madre es fundamental; pronto conoce al amor de su vida, pero se le escapa, para más adelante, posibilitar un encuentro más apropiado (tampoco olvidar el fruto de la relación); el protagonista no se queda quieto, sino que viaja y es testigo de varios capítulos históricos reconocibles; etc., etc.

Sin embargo, y aunque no son pocas coincidencias, no cabe duda que estamos ante dos películas diferentes y muy disfrutables. No se trata de hablar aquí y ahora de ‘Forrest Gump’, sino de ‘El curioso caso de Benjamin Button’, así que me centraré en sus virtudes. Sobre todo, la cuidada factura de la película, que nos transporta a otra realidad, a otro mundo, donde la realidad y la fantasía se confunden, encontrándonos con una historia verosímil por más que abunden los toques mágicos y extraordinarios. Los decorados, la dirección artística, el vestuario, el maquillaje, los efectos visuales, la fotografía, la banda sonora… todo funciona a la perfección, orquestado por David Fincher, para crear una película de gran belleza y coherencia visual.

Precisamente, las partes donde la magia se desvanece, donde se nos muestra a la anciana Cate Blanchett en sus últimos momentos, pidiendo a su hija (Julia Ormond, a la que no vemos mucho) que le lea los escritos de Benjamin Button, tienen menos fuerza y llegan a resultar toda una carga, por romper constantemente la narración central, más interesante y emotiva; destruyen la conexión del espectador con la historia de Button y recuerda que estamos ante un film que dura más de dos horas y media (casi parece que la propia hija esté harta de las historias de su madre). Aquí falla Fincher, quien no es la primera vez que se muestra incapaz de mostrar calidez, humanidad, emotividad en personajes desprovistos de todo artificio, en personas que sólo tienen sus propios recursos para conmover al espectador. Tim Burton hizo algo parecido hace unos años en la preciosa ‘Big Fish’, y los resultados fueron ampliamente superiores.

Pero volvamos, de nuevo, a Benjamin Button (un correcto Brad Pitt, aunque durante buena parte de la película no le vemos a él, sino a una increíble creación digital), cuya fantástica historia se nos relata en esta película. El punto de partida, que la vida de este personaje vaya al revés, permite jugar con un enfoque retorcido e inquietante de la vida del ser humano. Que Button pase su infancia siendo viejo por fuera le permite acercarse, con la mente de un niño, al final de la vida de otras personas, a la muerte, mucho antes de que eso mismo pueda afectarle realmente; precisamente, esa experiencia le hará crecer valorando la vida de una forma más poderosa. De este modo, cuando le llega la vejez, por más que su apariencia sea la de un muchacho, la sensación es de tristeza, de profundo pesar, porque ya no hay tiempo para más experiencias, porque su vida y la de su amada deben separarse, porque, en definitiva, sabe lo que va a ocurrir; lo vivió cuando era pequeño, la gente muere y punto, dejan de existir y vienen otra persona a ocupar su sitio.

Una película preciosa y con grandes momentos (el prólogo, como pieza independiente, es uno de los mejores cortometrajes de ficción que he visto en mi vida), que no es mejor aún por la escasa fortuna de Fincher para hacer interesante la acción que transcurre en el hospital, y por no aprovechar aún mejor el triste desenlace de la historia de Button, que queda bien, desde luego, pero no tanto como cabía esperar; asimismo, no habría venido mal recortar el metraje (ya sabemos que se enfrentó con la Paramount por el montaje final), aunque eso significara contar la historia de otro modo.

Es posible que en la madrugada del domingo, ‘El curioso caso de Benjamin Button’ arrase en los Oscars; si no es así, si ‘Slumdog Millionaire’ es la triunfadora, como señalan los pronósticos, no pasará nada, las buenas películas no pierden, en todo caso, y también es curioso, se revalorizan.

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