'Machete Kills', más es menos

'Machete Kills', más es menos
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‘Machete Kills’ (id, Robert Rodriguez, 2013) es la secuela de la lamentable ‘Machete’ (id, Robert Rodríguez, 2010), film surgido a raíz de la gran expectación que originó el falso tráiler que contenía aquel experimento titulado ‘Grindhouse’ (id, Robert Rodriguez, Quentin Tarantino, 2007), en la que dos de los directores más conocidos del cine actual —uno casi siempre en la cresta de la ola, el otro por debajo buceando— y que respondía a la necesidad de homenajear aquellas películas de los setenta, de serie B, más bien Z, destinadas a programas dobles.

Pero aquélla no era la primera vez que veíamos al personaje de Machete, interpretado por el pétreo Danny Trejo —uno de esos limitados actores de carácter que casi siempre caen bien—, sino en la saga ‘Spy Kids’, dividida en dos títulos entretenidos y dos penosos, películas que el director texano hace para satisfacer a sus pequeños, supongo que todo lo contrario que con el presente personaje, destinado a otro tipo de público, menos sensible e igual de poco exigente.

Rodriguez, que a modo de Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como, realiza multifunciones en sus films —montador, director, escritor, compositor, efectos visuales, etc, y no es el best boy porque no quiere—, brutaliza al personaje de Machete mucho más que en la saga de espías infantiles, y habiendo conseguido cierto éxito con su film anterior —los presupuestos de las cintas de Rodriguez son bastante bajos, por lo que un éxito es mucho más rentable que con una superproducción—, realiza una secuela en la que aumenta todos los elementos de la anterior.

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Cine malo tendencioso

Así pues, tenemos de nuevo a Trejo metido en la piel de su personaje más querido en años, acentuando todo lo de la entrega anterior. Más sangre, más violencia, más efectos visuales, más caras conocidas y más cine malo por doquier. El problema, el de siempre en el cine de su autor —sí, le he llamado autor— cuando realiza ejercicios de estos: el cine a homenajear no era malo a conciencia. Aquí sí, ¿qué valor le da eso a la película en la que todo lo malo que tiene está hecho adrede?

¿Qué podemos decir los que nos dedicamos a tocarle las narices a público y cineastas cuando en un film como ‘Machete Kills’ se ven cambios de ritmo brutales, montaje que parece hecho por un ciego, saltos de eje, una historia que parece no va a ningún lado, e interpretaciones la mayoría de ellas lamentables? Pues aguantarnos, porque está hecho queriendo ¿no? El secreto está en dejarse llevar y disfrutar del cine malo, aunque suene a contradicción. Con suerte podremos encontrar un placer culpable.

‘Machete Kills’ es como cuando vas a McDonald’s a mancharte comiendo comida basura, a saborear esa hamburguesa grasienta, y más pequeña que las de las fotos, encharcarte de cocacola, patatas fritas más que saladas y terminar con un eructo tan espectacular como inmediato. Sería la prueba más directa y significativa de que se ha disfrutado con ello. ‘Machete Kills’ es cine basura intencionado, aunque esta vez el homenaje se queda en tierra de nadie al exagerar algo que ya de por sí es exagerado.

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Los secundarios, lo mejor

La saga de James Bond es el referente más claro de la cinta —también de las películas de las que se hace eco—, al presentar a Machete como un agente secreto, prácticamente invencible, todoterreno, mujeriego empedernido y con un machete como señal inequívoca de identidad. En este título se añaden referencias de más a la saga Star Wars —el título identificativo por excelencia de varias generaciones y de un tipo de cine—y las caras conocidas animan la función lo que pueden.

Mel Gibson es, de lejos, el que parece que mejor se lo ha pasado filmando esta película. Con su particular villano, que también parece salido de un film de la saga 007, vemos al mítico actor, que ya no goza de las simpatías de la industria hollywoodiense, divertirse lo que el resto no parece hacerlo, con la excepción de los pequeños cameos de Antonio Banderas y Lady Gaga, y un muy entregado Demián Bichir, un actor que puede con todo. Lo de Charlie Sheen no creo que le haga gracia ni a él.

Los que critican el coitus interruptus que Peter Jackson nos estampa al final de ese coñazo supremo que es ‘El hobbit: La desolación de Smaug’ (‘The Hobbit: The Desolation of Smaug, 2013) deberían visionar el delirante desenlace de ‘Machete Kills’, atropellado y ofreciendo imágenes de lo que sería una continuación. Teniendo en cuenta que la película ya ha sido rentable, aunque ha recaudado menos que su antecesora, podríamos estar hablando de una trilogía. Qué miedo.

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