'Sunshine', naves poco misteriosas

'Sunshine', naves poco misteriosas
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Nadie puede negarle a Danny Boyle su versatilidad a la hora de dirigir películas. Desde 'Tumba Abierta' a la maja '28 Días Después', pasando por 'Trainspotting' (aún hoy su mejor película) y 'A Life Less Ordinary', tan alejada de la casi insoportable 'La Playa', o la curiosidad que representa un film tan simpático como 'Millones'. Películas muy diferentes entre sí, aunque con un clarísimo estilo reconocible, y que marcan las tendencias de su director, quien poco a poco se ha ido renovando en cada nuevo proyecto que abarcaba, aunque algunas veces los resultados eran menos satisfactorios que otras. Ahora regresa con 'Sunshine', probablemente su film más ambicioso en apariencia, una película que nada tiene que envidiar a las superproducciones americanas de grandes efectos especiales, realizada con un presupuesto ínfimo. Visualmente hablando, claro.

La primera incursión de Boyle en el género de ciencia ficción versa sobre un grupo de astronautas que a bordo de una nave, viajan rumbo al Sol, el cual se está apagando, peligrando con ello la vida en nuestro querido planeta Tierra. La misión será hacer detonar una cacho bomba de agárrate que hay curva, en el interior del mismo, para que éste vuelva a brillar en todo su esplendor, y el ser humano pueda asegurarse su estancia en el planeta unos cuantos miles y miles de años más. Delirante, ¿verdad? pues a pesar del despropósito de su argumento, el film es creíble, y nos ofrece algunas secuencias impactantes impecablemente filmadas. El problema es que es un film demasiado referencial, y hay alguna parte de juzgado de guardia.

Evidentemente no estamos ante un film de ciencia ficción al estilo de 'Star Wars', sino algo mucho más cercano, quizá demasiado, a clásicos imperecederos como '2001' y 'Naves Misteriosas', y su línea argumental se asemeja a películas como 'Esfera', 'Horizonte Final' y 'Contact', por no hablar de que la mayor parte de su argumento es casi calcado a '2010, Odisea Dos', con algunos cambios, por supuesto. E incluso se permite el lujo de homenajear a 'Alien', tanto por cierto chiste soltado como si nada, como cierto tramo de la película en la que ésta se convierte en film de terror, pero en vez de tirar hacia el terror del bueno, con suspense bien metido, tira hacia película con psychokiller de pretensiones filosóficas de andar por casa, y que suponen algunos de los momentos más bochornosos vistos últimamente en una película.

Lo cierto es que tantas referencias suponen un completo desconcierto, y la película termina por no tener personalidad propia, ya que está llena de demasiadas cosas que le son más que familiares al espectador con algo de cultura cinéfila. Esto no sería ningún problema si todos estos tópicos, o como queráis llamarlos, estuviesen servidos con eficacia y sirvieran para desarrollar algo totalmente nuevo, directamente relacionado con su arriesgada premisa argumental. Pero recurre tanto al tono y detalles de las películas antes mencionadas, que sin ellas, 'Sunshine' sería un film totalmente impensable, que probablemente no se habría realizado.

La puesta en escena de su director es totalmente eficaz en su primera parte, con un tono demasiado cercano al maravilloso film de Douglas Trumbull, pero al igual que en '28 Días Después', Boyle reliza un giro de guión, conviertiendo aquí, una pausada y reflexiva película de ciencia ficción en un film de terror chabacano y absurdo, donde una grandísima incongruencia argumental hace acto de presencia, para nuestro asombro. Y esto es verdaderamente difícil cuando nos estamos tragando que un grupo de astronautas viajan al sol para hacer estallar una bomba en su interior, algo que nos cuelan perfectamente. Pero toda la parte del "intruso" es sencillamente increíble, además de estar penosamente realizada, con un montaje de los más acelerado, pensando una vez más que esto provoca tensión o suspense. Y mareando al espectador hasta límites de no saber dónde están los personajes y qué hacen. Y no sé porqué demonios al director le da por desenfocar todas estas secuencias, con la intención de que no veamos bien la amenaza. De los diálogos sobre Dios en esta parte, mejor no hablo.

Aún así la película tiene sus cosas buenas, y casi todas están en su primera mitad. Por ejemplo, la espectacular escena, bastante bien narrada, en la que dos de los tripulantes salen al exterior para arreglar unos paneles dañados. También podría decirse que todos los actores del internacional reparto están bastante correctos. Boyle les pidió que antes de empezar a rodar convivieran juntos durante 15 días en un hotel londinense para que se conocieran mejor. No sé si lo lograron, pero desde luego en el film se compenetran a la perfección, e incluso un actor como Chris Evans está mejor que de costumbre, aunque en el caso de Cillian Murphy podría esperarse algo más. Personalmente me quedo con la particular belleza de Rose Byrne, que aquí le toca ser la llorona del grupo, ya que en todas estas películas siempre hay un/a llorón/a. Prácticamente todos los actores están al mismo nivel, y consiguen no sobresalir los unos por encima de los otros, lo cual es muy loable. El problema es que ningún personaje resulta interesante, y todos son más planos que una tabla de surf. No obstante, hay algunos aciertos argumentales que resultan interesantes, como la obsesión del personaje al que da vida Cliff Curtis, o el destino que sufre Chris Evans.

Podríamos hablar de decepción en resumidas cuentas, ya que cabría esperar bastante más. Al menos uno no se aburre, pero tampoco se pasa en grande, quedando finalmente una sensación de apatía o indiferencia. Para pasar un rato y luego olvidarla. En fin, que la cosa no mejora en la cartelera, a ver qué nos depara Joel Schumacher.

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