'The Company Men', la crisis a medias tintas

'The Company Men', la crisis a medias tintas
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Tarde o temprano la crisis financiera mundial iba a repercutir temáticamente en el séptimo arte. Hace poco nos llegaba ‘Inside Job’, documental que no deja títere con cabeza con respecto a la situación. Este ‘The Company Men’ (id, John Wells, 2010) nos llega con algo de retraso, y su argumento es claramente actual, pero al mismo tiempo atemporal. Quedarse sin trabajo es algo que puede suceder a cualquier edad y en cualquier situación. Es por eso que el film no incide en las causas de la crisis, sino en las consecuencias que ésta tiene sobre un grupo de hombres que, en cierto modo, representan distintas clases sociales. Por un lado dos ejecutivos con un tren de vida bastante alto, pero al fin y al cabo peones en una empresa, fácilmente prescindibles. Uno, 17 años en la misma, el otro, 30, toda una vida. La diferencia es abismal.

En otro ámbito tenemos al que está por encima de ellos, otro ejecutivo con un tren de vida aún mayor. Un personaje que a pesar de estar en contra de los despidos de la empresa, tiene que tragar con ello. Y por último, alejado de ese tipo de vida casi de millonarios, nos encontramos con un carpintero, representante de la clase media, del currante de a pie, al que también toca la crisis. Cuatro formas de entender la vida y los problemas que ésta saca al paso. Como maestro de ceremonias, John Wells, adaptando material propio, y que se estrena en la dirección de largometrajes con ‘The Company Men’, tras una fructífera carrera como escritor, y a veces realizador, de numerosas y conocidas series de televisión.

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Precisamente la procedencia de Wells del mundo televisivo se nota en su ópera prima, que afortunadamente cuenta con una soberbia fotografía de Roger Deakins —el director de fotografía maldito, ya que parece que nunca le van a dar un Oscar, premio que se merece desde hace tiempo— que hace que el aspecto visual del film se aleje un poco del típico telefilm de sobremesa. No obstante, medios y primeros planos denotan cierta impersonalidad en la puesta en escena, porque quizá Wells se centra más en los personajes, uno de los aciertos del film. Si el resto de películas estadounidenses se pararan en los personajes, como hace ‘The Company Men’, otro gallo cantaría. No necesitamos análisis profundos del ser humano y su complejidad psicológica, tan sólo un mínimo de entidad en los protagonistas de las historias que circulan por delante de nuestros ojos. Y de eso aquí hay bastante.

Para ello Wells se codea con un elenco de actores realmente envidiable, sin duda lo mejor de la película, a excepción, naturalmente, de Ben Affleck. El actor, que en realidad debería dedicar más tiempo a sus habilidades como director, se esfuerza realmente por interpretar con convicción al personaje central de la historia. Pero lo cierto es que su personaje pinta mejor sobre el papel que en pantalla, está tan bien escrito y tiene su función tan bien diseñada, que no importa que Affleck sea un cara cartón incapaz de dotar de emoción a su rol. Sin lugar a duda el mérito es de Wells, y trata por igual al resto de personajes, aunque éstos ganan bastante al estar interpretados por actores mucho más solventes que Affleck. Desde unos más que perfectos Tommy Lee Jones y Chris Cooper, hasta un muy convincente Kevin Costner, actor que hace como los vinos, pasando por un olvidado pero siempre eficiente Craig T. Nelson, que aquí tiene el cometido de dar vida al insensible jefe de la empresa que para solucionar sus “problemas” pone en la calle a un montón de gente.

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Y todos ellos respiran verdad, a pesar de que el interpretado por Tommy Lee Jones resulte un poco increíble. Dicho rol, demasiado bienintencionado, se empareja con el tramo final del film, incoherente con el resto de la película. Uno no tiene nada en contra de los finales esperanzadores, siempre y cuando el tono del film siga siendo el mismo, y no resulte o parezca impostado o metido a calzador. ‘The Company Men’ es muy realista la mayor parte de su metraje, y al final poco le falta para convertirse en un cuento de hadas en el que todo es de color rosa. Una forma demasiado fácil de compensar todo lo visto hasta ese instante, que si bien rehuye en todo momento la polémica, sin meter el dedo en la llaga de una crisis que afecta a demasiada gente, sí supone un film dinámico y entretenido, que nos habla de cosas tan importantes como la familia, los amigos y la humildad, aunque por momentos desprende cierta ingenuidad.

‘The Company Men’ ha pasado desapercibida, o casi, en los cines estadounidenses. Imagino que en nuestras pantallas está corriendo la misma suerte. Tal vez nadie quiere que le recuerden la penosa situación actual que tantos quebraderos de cabeza está dando en todos los campos. Muchos querrán ir al cine a ver historias fantasiosas, o simplemente que la ficción les haga olvidar su mísera existencia. La película de Wells establece un lazo entre ambas cosas, y tal vez ése sea su talón de Aquiles, al quedarse un poco en tierra de nadie. Con todo, propuesta más que decente en la más que alicaída cartelera cinematográfica

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