Raoul Coutard, el director de fotografía de la Nouvelle Vague, muere a los 92 años

Raoul Coutard, el director de fotografía de la Nouvelle Vague, muere a los 92 años
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Jean-Paul Belmondo y Jean Seberg recorriendo los Campos Elíseos. Jeanne Moreau, Oskar Werner y Henri Serre, haciendo una carrera sobre un puente. ¿Os suena verdad? Dos escenas míticas de dos de las películas bandera de la Nouvelle Vague: 'Al final de la escapada' ('Au bout du souffle', Jean-Luc Godard, 1961) y 'Jules et Jim' ('Jules et Jim', François Truffaut, 1962).

El artífice de la belleza de ambas escenas -junto a sus directores, claro- fue Raoul Coutard, considerado el director de fotografía oficial del movimiento cinematográfico francés y que fallecía el pasado martes a los 92 años de edad, habiéndonos dejado algunas de las imágenes más admiradas, atrevidas y que cambiaron la Historia del Cine.

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Nació en París en 1924 y por suerte, y gracias al alto coste de la matrícula de la carrera de Química, Coutard se decantó por estudiar Fotografía. Tras trabaja varios años como fotógrafo freelance desde Vietnam para revistas como Time o Paris-Match, Coutard regresó a París y comenzó su carrera de director de fotografía por error: pensó que sería fotofija y terminó llevando la voz cantante en el rodaje de 'El desfiladero del diablo' ('La passe du diable', Pierre Schoendoerffer, 1958).

El resto es historia: sólo dos años después filmaba su cuarta película a las órdenes de Jean-Luc Godard la que sería una de las cintas emblema de la Nouvelle Vague, 'Al final de la escapada'. Y a esta le siguieron muchas más: 'Tirad sobre el pianista' ('Tirez sur le pianiste', François Truffaut, 1960), 'El desprecio' ('Le mépris', Jean-Luc Godard, 1963), 'La piel suave' ('La peau douce', François Truffaut, 1964) o 'Bande à part' (Jean-Luc Godard, 1964), entre muchas otras.

Raoul Coutard filmó su última película, 'Ne réveillez pas un flic qui dort' de José Pinheiro, con Alain Delon en 1988. Pero su trabajo a lo largo de más de tres décadas sería inmortal y su cámara al hombro, su estilo natural y su forma de retratar el blanco y negro, le convertirían en un mito único de la Historia del Cine.

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Vía | El País

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