'MasterChef' se consolida como un gran talent culinario

'MasterChef' se consolida como un gran talent culinario
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Ayer cerró la segunda temporada de la edición española de 'MasterChef'. Lo hizo, como viene siendo habitual, con muy buenas cifras de audiencia, un 25.1% y más de tres millones de espectadores, lo que le valió su mejor registro de la temporada y, por supuesto, el ser líder de la noche. Para TVE, poder contar con este espacio es, sin duda, una gran inyección de moral.

'MasterChef' tiene cualidades de reality, lo que podría espantar a muchos, pero procura mantenerlas a raya. Toda su atención se centra en las diferentes pruebas que han de pasar los concursantes. Cede el protagonismo a la cocina, su foco, algo tan sencillo y tan complicado; y consigue encandilar a los espectadores de un país en el que nos gusta cocinar y comer.

Trabajando el equilibrio

Podría parecer que un show que ha triunfado en todo el mundo con sus diferentes adaptaciones, lo tenía muy fácil para conquistarnos. Pero, ya hemos hablado muchas veces de la dificultad de la versión española. En primer lugar, tenemos la duración de nuestras producciones, que han de cubrir una franja de prime time tan complicada como surrealista. Para ello, los programas de 'MasterChef' se suelen desarrollar en tres fases: caja misteriosa, prueba por equipos y prueba de eliminación, logrando que el ritmo no decaiga y que lleguemos al final tan frescos como al principio.

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Después, por supuesto, está la dificultad de encontrar a un jurado especializado, diferenciado y compensado. Este año, los tres jueces me han convencido mucho más que en la edición anterior. Creo sinceramente, que la elección de los tres fue un acierto que es muy "culpable" del éxito del programa. Nos basta con comparar con otros espacios similares (léase 'Top Chef') para entender lo que quiero decir.

Si bien en 'Top Chef' era un tanto chocante la preponderancia de Alberto Chicote sobre los otros dos compañeros, a lo que casi ni se les oía hablar, en 'MasterChef' tenemos a un Pepe y un Jordi que se ensamblan perfectamente, que son iguales pero diferentes y que establecen una relación de respeto, camaradería y pique tan sano como entretenido. La figura de Samantha, a la que muchos ponen en cuestión, a mí me parece necesaria.

Aporta un punto de vista distinto, se centra en otros aspectos, ha conseguido soltarse más en esta temporada. Sabe que su conocimiento sobre cocina tal vez no es tan soberbio como el de sus compañeros y actúa desde la asunción de este hecho. Al igual que Eva González, una presentadora que ha encontrado un escaparate magnífico con este espacio, su valor, y, en fin, también el del resto del jurado es directamente proporcional al compromiso que le vemos de cara a los concursantes y sus padecimientos.

Una temporada in crescendo

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Uno de los puntos fuertes del programa ha sido la increíble progresión que se ha podido ver en muchos de los concursantes. Como opinión totalmente personal, he de confesar que al empezar la temporada me pareció que el nivel general era mucho más bajo que en la primera edición y que no veríamos platos tan elaborados ni mucho menos.

Estaba totalmente equivocada. Sobre todo, en las últimas semanas, como no podía ser otra manera, el nivel de la competeción ha brillado a gran altura. Los concursantes que menos han progresado, aunque tuvieran un buen nivel inicial, se han quedado en el camino, para dejar paso a los que más han crecido, o, lo que se podría explicar de otra forma, los que más se han comprometido con su desarrollo como cocineros y, en fin, con el programa.

Así, en la final de ayer, con un resultado más que previsible, en el que ganó la favorita, en ningún momento sentimos aburrimiento por esta sucesión tan lógica de los hechos, sino que disfrutamos muchísimo viéndoles simplemente cocinar, lanzarse a la elaboración de platos complicados y suculentos. 'MasterChef' es un programa de detalles de gran calidad, y la participación de los grandes chefs de la cocina española (que los tenemos, y son la envidia de muchos países) ha conseguido aportar un toque de distinción y clase muy positivo.

Algunos puntos oscuros

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Por supuesto, el programa también ha recibido ciertas críticas que no pueden ser pasadas por alto. A las pruebas por equipos, por ejemplo, se les ha acusado de tener un fuerte sesgo ideológico: el ejército, los toros, la jet set... representan un sector de nuestro país con el que no todos se sienten cómodos.

Por otro lado, también ha habido acusaciones sobre si el programa ha sido más "reality" que en la temporada anterior, sobre todo, por la participación de algunos concursantes más polémicos que han generado broncas y discusiones. Es cierto que sí se han visto momentos de crispación pero creo que éstos han sido mínimos y, sobre todo, no han influido para nada en el desarrollo de un programa en el que se focaliza sobre la cocina, indiscutible protagonista de 'MasterChef'.

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