El pasado mes de febrero se celebró el quinto aniversario de ‘Salvados’, una rara avis de la televisión española, tanto por su creciente seguimiento –lo normal a estas alturas tiende a ser que el programa sencillamente ya no exista- como por la mutación del programa desde sus inicios eminentemente cómicos –Jordi Évole aún era el follonero por aquel entonces- hasta haberse convertido en uno de los grandes referentes informativos que uno puede encontrar en cualquier medio nacional.
Eso sí, el error en el que no podemos caer es en confiar que lo que se nos enseña es ‘Salvados’ es la realidad indiscutible, tanto por la clara orientación política de la cadena en la que se emite –aunque eso es algo que se nota mucho más en sus otras propuestas con vocación informativa- como por el simple hecho de que es imposible ofrecer la información de un modo completamente neutro. Sin embargo, ‘Salvados’ cerró temporada este pasado domingo demostrando una vez más que, por encima de gustos personales, sigue siendo un programa imprescindible en los tiempos que corren.
El programa que nos deja de mal humor

Uno de los principales logros de ‘Salvados’ es que pasa totalmente de la tiranía de lo políticamente correcto, consiguiendo así que sea casi imposible acabar de ver uno de sus episodios sin tener un mal sabor de boca ante la evidente injusticia que se nos ha descrito. ¿Es esto algo bueno o malo? Yo de lo que estoy convencido es que la información cada vez más narcotizante de nuestros telediarios es mucho más peligrosa que ver cómo nos restriegan la triste realidad que vivimos –y lo poco que estamos haciendo para cambiarla-.
Puede que en ocasiones falte una mayor pluralidad –no dudo en este caso que la han intentado conseguir, pero hay partes implicadas en un programa a la que sencillamente les conviene quedarse calladitos- y también que Jordi tienda a dirigir a los entrevistados en una determinada dirección –el juez Gómez Bermúdez lo describió con brillantez al referirse a ello como llevarle al huerto-, algo que, por otro lado, ayuda a que algunos prefieran quedar en evidencia –recordad si no el caso de Juan Cotino y su “hermano”-. Es un arma de doble filo que por ahora nunca ha llegado a ser ofensiva y sí ha dado incontables grandes momentos.
No todo son problemas

Dejando de lado los programas especiales –el 50 aniversario, el homenaje a José Luis Sampedro, etc-, la principal razón de ser de ‘Salvados’ es la de denunciar diversos problemas que afecten a la sociedad española –lejos quedan ya los tiempos en los que se dedicaron varios programas a Estados Unidos-, dejando normalmente las soluciones abiertas a la interpretación del espectador –hay honrosas excepciones como el dedicado al sistema educativo, eso sí-. Dichas soluciones suelen ser tan evidentes –e irrealizables por las incontables trabas institucionales que aparecerían- que ayudan a levantar aún más indignación entre el público, pero Évole decidió cerrar la temporada con un programa en el que eje de todo era encontrar una forma de arreglar la situación que asola a nuestro país.
He de reconocer que no disfruté tanto del final de temporada como con las entregas previas, algo a lo que sin duda ayudó mucho lo aburrido –y decepcionado- que estaba tras haber visto el debut de ‘El objetivo’, pero también hubo detalles un tanto chocantes –fue muy raro ver una entrevista en pantalla en la que las preguntas no las hacía Évole-. Tampoco ayudó mucho que las soluciones planteadas estuvieron a años luz de ser algo mínimamente revolucionario, y la tendencia de rutina sólo se rompió cuando se alejaban de esa especie de mesa redonda para dar paso a la entrevista a Vicente del Bosque. Tampoco dijo nada que no supiéramos, pero él si tiene alguna influencia como para que sus palabras trascendieran las reflexiones que acaben cayendo en saco roto.
Merecido líder de audiencia
Esta temporada ha sido la más exitosa de toda la historia de ‘Salvados’ al alcanzar una media por encima de los 3 millones de espectadores y rondando el 15% de share. ¿Ha cambiado realmente algo que justifique ese aumento de casi 7 puntos de share y más de un millón de espectadores respecto a hace apenas un año? El auténtico cambio ha sido la percepción del público, ya que ‘Salvados’ se ha convertido en un programa que transmite confianza y credibilidad –hasta que punto sea esto cierto lo dejaré a vuestra interpretación-.
Éste es uno de los principales fallos de ‘El objetivo’, el programa que recoge el testigo de ‘Salvados’, ya que allí nos quieren imponer a una serie de expertos, mientras que ‘Salvados’ no tiene problemas en recurrir a testimonios de todo tipo para conseguir un aura de veracidad que lo ha aupado al Olimpo televisivo. ¿Estamos ante un programa perfecto? Ni por asomo, pero sí ante lo último que habría que eliminar de entre todo lo que podemos encontrar en la televisión española. ¿Dónde si no íbamos a poder encontrar, por poner un único ejemplo, una entrevista a Julian Assange?
En ¡Vaya tele! | La curiosa evolución de 'Salvados' en sus cinco años de existencia
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blacklynx
Pues aunque nadie puede ser 100% imparcial, creo que Jordi Évole está cerca de serlo en su programa (un ejemplo es cuando las diputadas del PP y PSOE de empleo discuten entre ellas, retratándose ambas como incompetentes, mientras Évole sólo mira, sin apoyar a ninguna), por eso me gusta mucho Salvados, además de tocar todo tipo de temas delicados sin centrarse en el morbo, e intentar buscar una solución mediante expertos de distintas posturas.
Isart
Amén, Mikel. Necesario es, muchísimo, sobre todo teniendo en cuenta los programas que ocupan el resto de la parrilla televisiva ya no solo en La Sexta si no en la TV española en general. Y de ese tipo, no hay nada más a parte de "El Objetivo" que como ya se ha comentado por aquí, tiene mucho que mejorar.
trotwoodcopperfield.
Entiendo que la demagogia atraiga a esa España iletrada incapaz de leer dos libros completos sobre cualquier tema. Todo el mundo quiere creerse entendido en una materia por ver un programa de televisión, aunque te cuenten mentiras o mínimo medias verdades. Salvados es un programa que puede resultar entretenido y tener buen ritmo, pero de ahí a hablar como si fuera la salvación de la televisión o tenerlo como un referente ideológico, pues no.
Salvados sirve para verlo y al día siguiente creerse el jefe de la barra del bar, pero, por desgracia, para poco más.
kusanagi22
Sin duda el mejor programa de reportajes de España.
Los que lo tachan de programa de humor evidencian que no lo ven desde hace varias temporadas y los que le acusan de tendencioso translucen su sectarismo politico desde lejos.
Poco que añadir al analisis, un programa que te invita a pensar y que hace que las entrevistas sean dignas de ser llamadas como tales y no los masajes que vemos en el resto de cadenas.
Malvado Aspersor
Muchas veces me obligo a verlo porque acabo cabreado. No con Jordi ni con el programa, sino con las cosas que me hacen descubrir. Más que cabreado, acabo indignado.
Sokar7
Es que sin este programa, básicamente casi que me sobra la TV
seberg
Es el mejor programa hecho en España con mucha diferencia. Por ejemplo, el último de esta temporada fue magistral. Cuatro personas debatiendo y unas cuantos vídeos nos regalaron un debate buenísimo. Sólo queda congratular a Jordi Évole y su equipo.
berribidiano
Yo creo que de alguna forma el último programa fue un poco darle la vuelta a ese sabor con que dices que suele acabar siempre Salvados. Poner unas pautas medianamente claras por personas de cualquier signo que demuestren que sencillos cambios pueden suponer grandes revoluciones. Cosas a veces tan sencillas, y obvias, para la mayoría de la población que no se entiende como es "casta" a la que se hacía referencia en el programa no las entienda.
chamaruco
A mí es un programa que me suele dejar un gusto agridulce al final. Tal vez sea porque el "personaje" de El Follonero me ha estomagado siempre, igual que Buenafuente y toda su "clá"; lo siento, no me hacen ni puñetera gracia, generalmente no me gustan los humoristas y programas que tienden a hacer gracias muy de su tierra, me da igual el que hace gracias "catalanas" que el que las hace "madrileñas", generalmente se olvidan de que el resto del país también les ve.
Bueno, centrándome en el tema, me pasa como cuando en un periódico ves un artículo sobre un tema del que tienes un mínimo control y ves burrada tras burrada... que luego ya no te tomas en serio el resto de artículos.
En el dedicado al "despilfarro", la parte dedicada al tren fue tan absolutamente tendenciosa y plagada de falsedades, que no me he vuelto a tomar en serio a este tipo en ningún programa. Para mí es totalmente obviable.
SAC
Gran programa
Espero que no vuelva a coincidir en horario con una nueva temporada de Gandia Shore
abril.reyes
No ha habido programa que nos dejara más haladas a mi madre y a mí que el del accidente del metro de Valencia. Brutalísimo!!
Merecidísimo su reconocimiento!!
germen3
El éxito de Salvados solo puedo atribuirlo al escaso nivel cultural de todo el país. El periodismo ha de ser la búsqueda y la difusión de los hechos, y la elaboración de conclusiones en función a dicha investigación. Évole lo ha entendido mal y lo practica al revés: parte de una conclusión (normalmente populista) para elaborar un reportaje que dé la razón a un punto de vista tomado de antemano, filtrando las entrevistas que le interesan y dejando las que le convengan.
No dudo de su valor como pieza documental, pero que esta clase de pseudoperiodismo humorístico sea la referencia de la profesión en España (y en muchos medios serios) es para echarse a llorar.
rubenaku
Teniendo en cuenta lo que hay, se puede considerar un programa salvable y necesario. Ahora bien, yo le exigiría algo más de atrevimiento y contundencia todavía. A veces tengo la sensación viendo el programa de que la crisis es cosa de asesores, coches oficiales, mangoneo y corruptelas de los políticos en general, pero en cinco años de programa no recuerdo haberle oído mencionar la palabra "capitalismo", rara vez se adentra en cuestiones profundas del sistema económico, y ya de mencionar la lucha de clases y tal mejor ni hablamos.
Pero claro, a veces se confunde la libertad de empresa con la libertad de prensa y es raro que se salten ciertas lineas rojas porque precisamente "desde que se inventó la imprenta la libertad de prensa es la voluntad del dueño de la imprenta".