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Si pensabais que nos habíamos quedado sin docurealities que comentar es que no frecuentáis mucho los canales de la TDT, donde crecen como la mala hierba. Hasta el punto de hacernos creer que es imposible que encuentren temas nuevos que encajen en la fórmula: casas de empeños, tiendas de los horrores, muertes absurdas, acuarios gigantes, entre otros. ¿Y a quién se le ocurriría la idea de disfrazar al jefazo de la multinacional de turno y ponerle a currar de incógnito codo a codo con sus empleados? Ese es, a grandes rasgos, el planteamiento del docureality de esta semana: 'El Jefe'. Lo analizamos después del salto.
'El Jefe': ¿de qué va?
En Undercover Boss (basado en el original de Channel 4),un alto ejecutivo de una gran empresa norteamericana (normalmente multinacionales o franquiciados) con presencia en diferentes estados se infiltra entre sus empleados para conocer de primera mano los problemas de sus locales o franquiciados que están flojeando en ventas. Para no ser reconocido por los trabajadores, (resulta fácil cuando es una mega empresa en la que el jefe supremo suele ser más ente que persona), se disfrazan (con mayor o menor éxito) y se presentan como concursantes de un falso reality para nuevos emprendedores que buscan inversores y necesitan aprender el oficio.
Así, el jefe acostumbrado a trabajar detrás de una mesa de caoba inicia un descenso en la cadena de mando hasta los puestos más (¿cómo decirlo?) rasos en la jerarquía de la empresa. Esto implica, llegado el caso, descargar camiones, preparar burritos, doblar camisetas o lo que se tercie. El jefe tiene que actuar como un aprendiz en cuatro puestos distintos, aunque, al mismo tiempo, aprovecha para sondear la opinión de sus empleados que, ignorantes ellos, pueden hablar con libertad y decir lo que realmente opinan.
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Tras la bajada a los infiernos y el baño de realidad, el jefe vuelve a ponerse el traje y convoca a los empleados que ha ido conociendo siguiendo la trama del falso reality. Después de analizar y estudiar las demandas de cada uno, y aquí es cuando el supuesto leitmotiv del programa se pierde lejos como un puntito en el infinito, el jefe hace una serie de "donaciones": desde unas vacaciones pagadas para el empleado más devoto hasta la friolera de 250.000 $ para una trabajadora que vive en un albergue con sus tres hijos. O paga las facturas médicas de aquel otro que tiene a su padre en el hospital. O fondos de estudios para la universidad. El caso es que siempre hay una historia trágica en cada una de las sedes o franquicias en las que el jefe se infiltra. Y así es como la guionización empieza a vislumbrarse; el docureality se convierte en drama y empieza a desconcertarme ¿De qué va realmente esto? ¿Es una campaña de marketing muy elaborada?
¿Por qué nos atrapa?
¿Es que acaso hay alguien a quien no le gustaría ver a su jefe doblando el lomo? En mi opinión, esta es su mejor baza para atrapar, que fantaseemos con esa posibilidad. Que disfrutemos viendo a los jefes del mundo pasándolo mal, aunque sólo sea un rato, al menos el suficiente para valorar más el trabajo que hacemos los que no somos dueños de una multinacional (o sea, todos). Sus años de despacho suelen delatarles y alguno no saben ni tirar bien una cerveza a pesar de ser dueño de 70 bares.
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Pero también atrapa por la complicidad que se crea con el espectador. Como en los programas de cámara oculta, disfrutamos de ser nosotros los que conocemos el secreto y poder vigilar sus reacciones. Algunos empleados llegan a criticar directamente a sus jefes, a traspasar la línea que no saben que traspasan y se vuelven demasiado cordiales, demasiado sinceros, ante la atónita mirada del jefe que traga saliva e intenta disimular. Otros sospechan desde el principio y pronto descubren que bajo el bigote y la peluca falsa está el presidente ejecutivo de su empresa. En esos casos, la misión se aborta y el descubierto se traslada a otra sucursal para seguir con su "engaño".
¿Versión española?
¡Húbola! Se estrenó en junio de 2011 en Antena 3, producida por BocaBoca. No he podido corrobar cuánto duró, pero desde luego su paso por la parrilla fue bastante fugaz. Después de emitir un sólo capítulo con poco éxito de audiencia se relegó al late-night y tampoco funcionó. En la versión estpañola había pequeñas diferencias. Los jefes no eran tan desprendidos e incluso podían llegar a echar a alguno de los empleados, mientras que en la versión USA, que abrazan la filosofía del "hazte a ti mismo", ofrecen formación al trabajador que no está haciendo las cosas bien.
Quizás en España no triunfara porque no eran grandes multinacionales. Yo veo más una versión con gente como Amancio Ortega o Paco Roig. Habría que tirar de maquillaje FX para que fueran irreconocibles, pero ¿no sería divertido poder ver al dueño de Mercadona, pongamos por caso, limpiando medio kilo de boquerones?
Ficha Técnica: 'El Jefe'
Si pensabais que nos habíamos quedado sin docurealities que comentar es que no frecuentáis mucho los canales de la TDT, donde crecen como la mala hierba. Hasta el punto de hacernos creer que es imposible que encuentren temas nuevos que encajen en la fórmula: casas de empeños, tiendas de los horrores, muertes absurdas, acuarios gigantes, entre otros. ¿Y a quién se le ocurriría la idea de disfrazar al jefazo de la multinacional de turno y ponerle a currar de incógnito codo a codo con sus empleados? Ese es, a grandes rasgos, el planteamiento del docureality de esta semana: 'El Jefe'. Lo analizamos después del salto.
'El Jefe': ¿de qué va?
En Undercover Boss (basado en el original de Channel 4),un alto ejecutivo de una gran empresa norteamericana (normalmente multinacionales o franquiciados) con presencia en diferentes estados se infiltra entre sus empleados para conocer de primera mano los problemas de sus locales o franquiciados que están flojeando en ventas. Para no ser reconocido por los trabajadores, (resulta fácil cuando es una mega empresa en la que el jefe supremo suele ser más ente que persona), se disfrazan (con mayor o menor éxito) y se presentan como concursantes de un falso reality para nuevos emprendedores que buscan inversores y necesitan aprender el oficio.
Así, el jefe acostumbrado a trabajar detrás de una mesa de caoba inicia un descenso en la cadena de mando hasta los puestos más (¿cómo decirlo?) rasos en la jerarquía de la empresa. Esto implica, llegado el caso, descargar camiones, preparar burritos, doblar camisetas o lo que se tercie. El jefe tiene que actuar como un aprendiz en cuatro puestos distintos, aunque, al mismo tiempo, aprovecha para sondear la opinión de sus empleados que, ignorantes ellos, pueden hablar con libertad y decir lo que realmente opinan.
Tras la bajada a los infiernos y el baño de realidad, el jefe vuelve a ponerse el traje y convoca a los empleados que ha ido conociendo siguiendo la trama del falso reality. Después de analizar y estudiar las demandas de cada uno, y aquí es cuando el supuesto leitmotiv del programa se pierde lejos como un puntito en el infinito, el jefe hace una serie de "donaciones": desde unas vacaciones pagadas para el empleado más devoto hasta la friolera de 250.000 $ para una trabajadora que vive en un albergue con sus tres hijos. O paga las facturas médicas de aquel otro que tiene a su padre en el hospital. O fondos de estudios para la universidad. El caso es que siempre hay una historia trágica en cada una de las sedes o franquicias en las que el jefe se infiltra. Y así es como la guionización empieza a vislumbrarse; el docureality se convierte en drama y empieza a desconcertarme ¿De qué va realmente esto? ¿Es una campaña de marketing muy elaborada?
¿Por qué nos atrapa?
¿Es que acaso hay alguien a quien no le gustaría ver a su jefe doblando el lomo? En mi opinión, esta es su mejor baza para atrapar, que fantaseemos con esa posibilidad. Que disfrutemos viendo a los jefes del mundo pasándolo mal, aunque sólo sea un rato, al menos el suficiente para valorar más el trabajo que hacemos los que no somos dueños de una multinacional (o sea, todos). Sus años de despacho suelen delatarles y alguno no saben ni tirar bien una cerveza a pesar de ser dueño de 70 bares.
Pero también atrapa por la complicidad que se crea con el espectador. Como en los programas de cámara oculta, disfrutamos de ser nosotros los que conocemos el secreto y poder vigilar sus reacciones. Algunos empleados llegan a criticar directamente a sus jefes, a traspasar la línea que no saben que traspasan y se vuelven demasiado cordiales, demasiado sinceros, ante la atónita mirada del jefe que traga saliva e intenta disimular. Otros sospechan desde el principio y pronto descubren que bajo el bigote y la peluca falsa está el presidente ejecutivo de su empresa. En esos casos, la misión se aborta y el descubierto se traslada a otra sucursal para seguir con su "engaño".
¿Versión española?
¡Húbola! Se estrenó en junio de 2011 en Antena 3, producida por BocaBoca. No he podido corrobar cuánto duró, pero desde luego su paso por la parrilla fue bastante fugaz. Después de emitir un sólo capítulo con poco éxito de audiencia se relegó al late-night y tampoco funcionó. En la versión estpañola había pequeñas diferencias. Los jefes no eran tan desprendidos e incluso podían llegar a echar a alguno de los empleados, mientras que en la versión USA, que abrazan la filosofía del "hazte a ti mismo", ofrecen formación al trabajador que no está haciendo las cosas bien.
Quizás en España no triunfara porque no eran grandes multinacionales. Yo veo más una versión con gente como Amancio Ortega o Paco Roig. Habría que tirar de maquillaje FX para que fueran irreconocibles, pero ¿no sería divertido poder ver al dueño de Mercadona, pongamos por caso, limpiando medio kilo de boquerones?
'El Jefe': ¿de qué va?
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