Cuando ‘Revenge’ apareció por primera vez fue un soplo de aire fresco. Nadie daba un duro por una serie de televisión sobre un grupo de ricos en los Hamptons, una serie que decía inspirarse en el conde de Montecristo y cuyas protagonistas eran Emily VanCamp y una botoxizada Madeleine Stowe. Pero en cuarenta minutos cerró muchos picos, gente que vio al instante que ese culebrón vengativo podía ser un gran entretenimiento. Y lo fue, por lo menos durante su primera temporada. Cuando se resolvió la identidad del hombre que moría en la playa, sin embargo, la cosa se deshinchó un poquito. Su creador, Mike Kelley, había estructurado esa trama para que ocupase trece episodios, logró alargarla a quince y quería que los últimos episodios de la temporada se destinaran a las consecuencias. No fueron lo mismo ni mucho menos, pero fue un desenlace resultón y Victoria Greyson subiendo al avión fue historia televisiva. Pero esta segunda temporada ‘Revenge’ directamente dio tumbos y muchos de sus espectadores pasaron a otra cosa viendo que no había la acción de antaño.
La madre, por ejemplo, no dio el juego que esperábamos. Kelley avisó que quería una dama de la interpretación como Stowe y consiguió a Jennifer Jason Leigh. No está mal. Lástima que la pobre está bastante mal operada y su papel no tenía ningún jugo (o ella no supo extraérselo). Sea como sea, este era el gran recurso de la temporada y le falló. Ni tan siquiera hubo el duelo de zorras de altura que nos habían prometido. Y el castillo de naipes cayó.
Amanda (y el showrunner) necesitan un objetivo

Amanda Clarke, la nueva Sydney Bristow.
El enemigo invisible
Las macro-corporaciones del mal son inabarcables en todos los sentidos. Ni se pueden creer del todo desde la butaca, ni resulta verosímil que alguien pueda derribarlas. Sobre todo cuando tienen todavía más recursos que Amanda y Nolan y tienen compradas todas las esferas influyentes de los Estados Unidos. Funcionaba mejor cuando los enemigos tenían la fisonomía de Conrad y Victoria Greyson: eran de carne y hueco, era divertido verles perder y triunfar, y ahora casi los convierten en unos títeres.Uno de los momentos cumbre de la temporada, por ejemplo, fue cuando Victoria cogió la pistola y se cargó a Helen, la cara visible de la Iniciativa. Ella tiene que ser la villana definitiva y deben cuidarla como tal. Resulta interesante, por supuesto, que de vez en cuando la acerquen a Amanda cuando sus propósitos son parecidos y también le da capas que tenga sus motivaciones y un pasado. Pero no debemos perder de vista que es una zorra sin igual y tan implacable como un virus mortífero.
Un príncipe para Amanda
A ver, Amanda Clarke no tiene química con Jack Porter. Que él le cuidara un perro prácticamente inmortal durante tropecientos años no significa que ella ahora le deba amor eterno. Y es muy triste que Jack, que tuvo una juventud normal, se pasara toda la vida preguntándose qué hubiera pasado si no le hubieran separado de su mejor amiga cuando tenía... nueve años. Ridículo.

Cuando Amanda fue feliz durante unos segundos.
Los personajes y las tramas de relleno
Para llenar los veintidós episodios, además, tuvieron que rellenar minutos con personajes y tramas de relleno. Los hermanos rivales de los Porter que no tenían razón de ser, los propios Porter, Aidan cuya inclusión en el mundo de las finanzas está cogido por los pelos y la trama de Padma, que se cargó parcialmente a Nolan. Pueden existir los bisexuales en televisión, por supuesto, pero la química de Nolan con las mujeres es inexistente y hubiese sido divertido que le emparejasen otra vez con alguien tan retorcido como Tyler. Y posiblemente lo más molesto es la pereza con la que escribieron el arco político de Conrad Greyson. No todas las series pueden ser ‘The Good Wife’, pero tampoco pueden esperar que nos creamos una trama tan débil. No se puede llegar a Gobernador con cuatro discursos improvisados en un pueblecito de verano y que el inútil de Jack finja ser un buen consejero y que se le considere la voz del pueblo.
Entonces, ¿qué nos queda de cara a la tercera temporada?

Las dos razones de peso para seguir con 'Revenge'.
Sin embargo, fue bastante mala señal el enfoque de Jack Porter en la season finale. Le pusieron en primer plano, le dieron todavía más importancia en cuanto a trama, le han incorporado dentro del plan de venganza, parece que quemarán trama en el aspecto romántico con Amanda y encima Nick Wechsler redefine el concepto de actor sin carisma. Repito: que le envíen a alguna parte, a saludar a su hermano en el cielo si hace falta, y que permitan que ‘Revenge’ abrace todo su potencial. Lo que sí funciona. Por favor.
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