'La Matanza de Texas. El Origen', explotando la sierra de los huevos de oro

'La Matanza de Texas. El Origen', explotando la sierra de los huevos de oro
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Vaya por delante que considero 'La Matanza de Texas', la de Tobe Hooper, una obra maestra del género, imitada hasta la saciedad. Una película encomiable que daba verdaderas lecciones de cómo utilizar adecuadamente los efectos de sonido, la fotografía y sobre todo, la banda sonora. Sin duda, fue el mejor film de su director, quien luego hizo alguna cosilla de importancia más, para luego perderse en tonterías varias. Hace unos tres años, nos llegó el remake, apadrinado por el inefable Michael Bay, alguien capaz de demostrar que se puede meter más la pata como productor que como director, y dirigido por Marcus Nispel, uno de esos chavalillos surgidos del videoclip, muy nervioso, y pensando que mantener la tensión es marear al espectador. El film era malo hasta decir basta, pero fue un éxito. Asi que no era de extrañar su posible secuela. Pero no. En un alarde de inteligencia superior, el mismo productor sorprendió a propios y extraños con lo que comunmente se conoce con el nombre de precuela. Olé.

¿Y de qué trata esta precuela? Pues ná, su argumento gira en torno a un intrincado caso de espionaje, allá por los años 30, cuando el gobierno negaba la existencia de ovnis, y se apresuraban a entrar en la Segunda Guerra Mundial. Un alemán, convencido de que el negocio del siglo sería la carnicería, emigra a los Estados Unidos, sierra eléctrica en mano, después haber asesinado a toda su familia en nombre del führer, y portando una serie de documentos que pondrán en peligro a la nación. Una vez en suelo americano, no puede evitar seguir matando gente, por lo que se recluye en un pequeño pueblucho del estado de Texas. Allí conocerá a la familia aquella del episodio aquel de 'Expediente X', y eso, procreará como un conejo, dando a luz a un ser repelente, feo y asqueroso que cojea del pie derecho... Y como no me apetece seguir escribiendo más tonterías, ahí os dejo parte del argumento, que en realidad me ha parecido de una incoherencia pasmosa (Uff, por fín he podido justificar el uso de esa expresión).

¿Pero realmente hace falta que os cuente su argumento? Es exactamente el mismito que la película anterior, sin apenas cambiar nada. De origen, nada de nada. Un prólogo de cinco minutos hace la misión de explicar muy por encima los inicios de la familia asesina, y en concreto la de la de Leatherface, más una escenita donde éste último se pone cierta careta, y nada más. El resto es una repetición del mismo esquema, ya archiconocido entre todos nosotros.

O sea, una explotación en toda regla, por así decirlo, de la fórmula vista en las películas anteriores. Un timo. Lo cierto es que después de ver el anterior film, un servidor no tenía ni la más mínima apetencia de repetir con el presente. Pero quizá animado por la crítica de mi compañero Chico Viejo, en la que decía que no era tan mala, me aventuré a verla, pensando, que por lo menos, pasaría un rato entretenido viendo tanta carnicería como nos venden que hay.

Al respecto, citar que todos los amantes del gore, quedarán encantados. El film se pasa tres pueblos en cuanto a escenas bestias de desmembramientos y salvajadas. Algunas de ellas no son más que reiterativas secuencias totalmente gratuitas que no aportan absolutamente nada, y que ciertamente terminan cansando. Hay alguna otra que está servida con cierto tono de humor negro, en la que te echas unas cuantas risas, algo que se agradece totalmente.

Los actores no son actores. Son cuatro modelos con cuerpos megaespectaculares, para así disfrutar más con su tortura y sufrimiento, cuyos niveles interpretativos son los mismos que los de una cucaracha de extra en una película del espacio. Salvo, por supuesto, el eterno secundario R. Lee Ermey, que interpreta al mismo personaje que en el film de Nispel, pero aquí se toma su papel con mucha diversión, y se convierte claramente en los mejor del film. Sus apariciones son casi antológicas, y su particualr homenaje a su conocido rol en la magnífica película de Stanley Kubrick, 'La Chaqueta Metálica', no tiene desperdicio, al igual que sus prácticas tesis sobre la cirujía y el equilibrio.

Una mala película, aunque visualmente perfecta, y que sigue el camino dejado por las entregas anteriores con una desfachatez pasmosa, porque una cosa es pertenecer a una saga y continuar cierto hilo argumental, y otra, no inventarse absolutamente nada, para hacer más pasta fácil sin comerse nada el coco. Estos ya es el colmo, porque siendo un film comercialote de usar y tirar, pretende burlarse del espectador, no dando lo que ofrece: los orígenes de la sangrienta familia. Al final, a uno se le queda cara de gilipollas por haber sido engañado por un producto tan manido. Lo de haber sido engañado por Chico Viejo ya lo arreglaré a golpe de katana.

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