'Memories of Murder', fascinante thriller rural

'Memories of Murder', fascinante thriller rural
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Hoy se estrena entre nosotros la última película de Bong Joon-ho, 'The Host', realizador que hace 4 años destacó con 'Memories of Murder', película que a un servidor se le escapó en su momento, porque he tardado lo mío en adentrarme en mundos orientales más allá de los clásicos de siempre como Kurosawa, Mizoguchi u Ozu. Así pues, Joon-ho pertenece a toda una hornada de nuevos directores asiáticos que intentan hacerse un hueco en el Cine más allá de las fronteras de su país. Aún así, digo, como ya he dicho otras veces, que lo que nos llega de aquellas tierras es una parte ínfima, si la comparamos con todo el grueso de la cinematografía de aquellos países, y es por eso que av eces hay que recurrir a internet para hacerse con películas que emergen como verdaderas joyas totalmente desconocidas para los occidentales. Aunque eso realmente es otro tema, que daría para mucho.

La película narra un hecho real acaecido en Corea, en una pequeña localidad, a mediados de los 80, cuando se descubrió el cuerpo de una joven violada y asesinada, a la que siguieron más asesinatos de la misma índole, poniendo en jaque a las autoridades locales, y en concreto a los detectives que llevaron el caso, uno del mismo lugar, y otro enviado de Seúl, y que ha pedido ser destinado a ese caso. Poco a poco, intentarán descubrir al asesino de tan terribles crímenes, aunque cada vez lo tendrán más difícil, creciendo la desesperación, por la impotencia ante el caso, entre ellos.

Creo que lo peor de esta película es su inicio, el film tarda un pelín en arrancar, y es en estos primeros veinte minutos, más o menos, es donde peor funcionan los detalles de humor tan característicos de su autor. Al igual que sucedía en su anterior y fallido film, Joon-ho viste con ciertos toques humorísticos, casi llegando a la payasada, un tema que se supone enormemente dramático. Si en el meniconado film, era el posible maltrato de animales, aquí se trata de una oleada de brutales crímenes. Cosas, en apariencia, que no son para tomárselas a broma. Afortunadamente, Joon-ho se sabe muy bien lo que se hace, por lo menos en este su segundo film, y según va avanzado la película, ésta va cambiando de tono varias veces, al mismo tiempo que proporciona un crescendo dramático, excepcionalmente conseguido, subrayado sobre todo en la transformación interior de sus dos personajes principales.

Personajes que están interpretados magníficamente por sus dos respectivos actores. Por un lado, el enormemente expresivo, aunque muchos tildan a los actores orientales de no ser expresivos, Song Kang-ho, actor fetiche tanto de Joon-ho como de Park Chan-wook, otro de esos autores orientales que gozan de gran prestigio. Kang-ho compone un personaje que puede ser odiado y amado al mismo tiempo, lo primero por los métodos poco ortodoxos en su investigación, y lo segundo por la evolución interna que tiene el personaje según va transcurriendo la película, llegando hasta un punto de que empatizamos totalmente con él. A su lado, Kim Sang-kyung, como el detective proveniente de Seúl, y se encuentra con unas formas distintas de hacer las cosas. Sang-kyung se compenetra a la perfección con Kang-ho, y su personaje también sufre una muy coherente evolución-transformación, aunque muy distinta a la de su compañero, algo que les hará unirse, y sobre todo entenderse, en su fin común, atrapar a un asesino que parece ser invisible.

El director filma con una elegancia muy precisa, componiendo algunas secuencias magistrales en su composición, jugando como le da la gana con la cámara, haciendo desde logrados planos-secuencia hasta encuadres algo rebuscados, sin cargar jamás las tintas al respecto, poniendo al servicio de una historia, su pericia técnica. Una técnica impecable que viste de gala, por así decirlo, una película de personajes. A pesar de que es un thriller, y hay una investigación policial, no hay demasiadas secuencias de acción, aunque destacaría una excelente persecución a pie de un sospechoso que se esconde entre los trabajadores de una obra. Una escena estupenda, llena de suspense y con un magnífico uso de la música.

Una película maravillosa, extraña mezcla de géneros, desde la comedia hasta el thriller, pasando por el drama, y que en todo momento resulta fascinante. Habrá muchos que le achaquen ese raro sentido del humor, metido en medio de una historia dramática, pero yo creo que es uno de los sellos de identidad de un director que aquí ha sabido conjugar con genialidad todos esos géneros sin caer en el ridículo, algo muy difícil de hacer en los tiempos que corren, acostumbrados como estamos a que una película no se nos salga del camino establecido en su propuesta inicial. Muchos de vosotros seguro que ya la habréis disfrutado, y más de una vez, a los que no, id corriendo a los grandes alamacenes de vuestra ciudad y haceros con el dvd. Edita cameo, en una edición pelada de extras, pero editada al menos.

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