¿Por qué es tan difícil hacer una buena comedia romántica?

¿Por qué es tan difícil hacer una buena comedia romántica?
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Más de una vez me he encontrado en la paradoja de defender las comedias románticas como uno de mis géneros favoritos y de decir, al mismo tiempo, que casi todas las películas que se hacen recientemente dentro de este canon son malas. El que no haya muchos buenos productos de este tipo se puede deber a varios factores. A continuación trataré de encontrar algunos de ellos:

Retrato de personajes y elección del reparto

Para que una comedia romántica funcione en la parte emotiva y amorosa es imprescindible que los espectadores sintamos la emoción que sienten los personajes al enamorarse, que empaticemos con ellos y nos identifiquemos con sus sentimientos. Y para ello lo fundamental es que los personajes estén bien retratados y, por lo tanto, nos interesen, nos importe lo que les ocurre. Si esto está logrado, el resto de los elementos de los guiones de las películas románticas, casi viene rodado. Claro que el personaje definido sobre el papel también necesita un intérprete que esté a la altura y que haga que todo funcione. Aunque parezca que cualquier rostro guapito vale para protagonizar los films de este género, es posible que haya pocos papeles tan difíciles de clavar como los de las comedias románticas —y a pesar de ello, por supuesto, los premios siempre se los llevarán aquellos que participen en dramas o cintas de contenido social—. El carisma de los actores y actrices en estas películas es tan importante para sostener las emociones a lo largo de todo el metraje que se podría decir que es la pieza más valiosa del rompecabezas. Ser un actor correcto no sería, ni mucho menos, suficiente. Y la prueba está en todas las películas anodinas de las que tampoco se puede decir que el trabajo actoral sea malo.

Vivimos una etapa de crisis con respecto a los personajes, especialmente en lo que se refiere a los femeninos. Este tema se estudia en este artículo, que puede servir de continuación al presente.

¿Falta imaginación o es que el género admite pocas variaciones?

Aparentemente, lo que ocurre es lo segundo. Pero quizá si se tiene imaginación se podría hacer mucho más dentro de las pautas del género. Es un género moldeable, que se puede fusionar con otros, por ejemplo la ciencia ficción; un género del que se puede partir para hacer un estudio metalingüístico, como hiciera ‘Scream’ sobre los films de terror; un género con el que se puede hacer mucho más de lo que se hace.

Y aun así, diría que éste es el defecto que menos influye para estropear las comedias románticas. Si nos hacen vibrar con la emotividad que transmiten, poco nos importa que nos cuenten la misma historia una y otra vez. Está claro que se trata de films predecibles en los que sabemos de sobra cuál va a ser el final y también probablemente, los obstáculos que se van a presentar por el camino. Pero todo eso es lo de menos si la parte cómica nos hace reír y la romántica nos emociona.

En géneros como el thriller, la ciencia ficción o el terror es requerido encontrar un argumento sorpresivo y dar un giro final inesperado. Por ese motivo, si bien es cierto que se puede decir de cualquier tipo de películas lo que comento en el párrafo de introducción, es decir, que la mayoría son malas, aunque el género en sí sea bueno; a la hora de determinar los factores que causan esto, el que menos afecta a las comedias románticas sería el que más afecta a estos otros tipos.

Los valores tradicionales lo tiñen todo

Me parece maravilloso que las personas tengan como valores morales la estabilidad familiar, el matrimonio, la perpetuación de la especie. No voy a opinar sobre la forma de pensar de cada uno. El problema llega cuando se estos valores se tratan de transmitir de forma tan burda y descarada a través de películas que se convierten en lo principal de estos films. Así, lo que deberían ser comedias se queda en una primera media hora de risas y un desarrollo ñoño y meloso que sirve de lección al personaje díscolo. No critico, por lo tanto, el hecho de introducir esos valores, pues cada autor tiene derecho a expresar lo que quiera en su creación; sino el que les resulte imposible integrar el mensaje con el género en el que se están moviendo y con la historia que están contando.

Aunque parezca mentira, esto ocurre más ahora que antes. Las comedias románticas clásicas y que dan nombre al género se alejaban absolutamente de estos valores. La protagonista salvaba al personaje masculino principal de una vida gris representada en la oponente. Ahora son esas oponentes las que han tomado las riendas, tema en el que también profundizaré en el artículo sobre personajes femeninos.

De esta manía de convertir las películas de este género en una manera de aleccionar al mundo ha venido la nefanda imagen que se suele tener de las comedias románticas: se considera que son ñoñas, que sólo pueden gustar a las mujeres y que reivindican el matrimonio como única opción para convertirse en una persona decente. Se acercan a la idea que se tiene del cuento de hadas y del culebrón, cuando en origen eran casi opuestas a todo esto.

Una comedia romántica canónica, aunque por desgracia sean las menos, es divertida, despreocupada, loca y si anima a algo es a disfrutar de la vida y a vivirla a tope. El encontrar a la persona idónea en las buenas cintas de este género no se presenta como una forma de lograr la estabilidad, es decir, como un fin en sí mismo; sino como la manera de evolucionar personalmente, de salir de la opresión en la que se vivía, de liberarse, es decir, como un camino para una felicidad que está compuesta por el amor, claro, pero también por una satisfacción con uno mismo que va mucho más allá.

Se llama comedia a lo que no tiene gracia

Muchas veces se utiliza el término “comedia” para englobar cualquier producto de tono ligero difícil de encasillar. Quizá hay que admitir que se haga así, aunque personalmente no estoy de acuerdo. Pero es posible que el problema no esté tanto ahí como en la incapacidad de los creadores de fundir el humor con la historia que están contando. Así, no sólo los mencionados valores tradicionales entran en los films para asesinar la comicidad. También la torpeza de algunos narradores de historias se demuestra en que no saben mantener el tono cómico y al mismo tiempo desplegar un argumento. El humor les sale en escenas sueltas, con forma de gag, pero no en una narración continuada.

No quiero llamar a nadie incapaz. Evidentemente estamos hablando de algo muy difícil de lograr. Siempre digo que la comedia es uno de los géneros más difíciles de escribir, a la vez que uno de los más infravalorados. Lo que sí quiero decir es que, si un guión para comedia romántica aún no ha sido perfeccionado completamente y no se han sabido casar los dos elementos principales, mejor sería seguir trabajando en él antes de comenzar el rodaje. Y esta decisión es cosa de los productores.

La pela es la pela

Y después de tanto estudio y tanto análisis llegamos a la conclusión de siempre. ¿Por qué se hacen comedias románticas que probablemente, hasta sus creadores saben que son malas? Porque hacerlas mal es muy fácil y está casi garantizado que se obtendrá dinero con ellas. En lugar de un buen guión o un reparto desconocido, pero adecuado, estos productores saben que poniendo en su cartel a las estrellas más famosas que se puedan pagar, tienen garantizado el éxito.

El público sigue acudiendo. Y ahora la pregunta da la vuelta y en lugar de dirigirse hacia ellos viene hacia nosotros, ¿por qué las seguimos viendo si la mayoría son malas? O bien porque los espectadores somos muy poco exigentes o porque queda aún la esperanza de que se vuelva a hacer una buena. En mi caso, la razón es claramente la segunda. Pero la paciencia tiene un límite.

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