Durante años, 'Stranger Things' ha ido sembrando pistas, silencios y miradas que alimentaron una de las tramas más importantes de la serie: la que tiene que ver con la identidad de Will Byers. Aquello que en la cuarta temporada parecía confirmarse sin llegar a nombrarse -su derrumbe emocional al intentar confesarle algo a Mike- encuentra por fin palabras en el séptimo episodio de la quinta temporada.
Es ahí donde Will se enfrenta a su mayor miedo y lo hace delante de aquellos a los que más quiere, cerrando uno de los arcos emocionales más delicados y esperados de la serie. Parece un simple gesto, pero la escena funciona como una guinda para la historia que tiene mucho que ver con el crecimiento personal y la reivindicación de un personaje que durante mucho tiempo ha estado muy marcado por su manera de llevar el sufrimiento en silencio.
Ojo, que a partir de aquí puede haber spoilers de los últimos episodios de 'Stranger Things'
Ser queer en los años 80
El penúltimo episodio de la serie de Netflix termina con una escena muy emotiva en la que Will les dice a sus amigos, sin rodeos: "No me gustan las chicas". Una secuencia muy íntima y contenida en la que por fin verbaliza que ha empezado a aceptarse a sí mismo después de llevar gran parte de la serie siendo una víctima silenciosa.
La quinta temporada sitúa al personaje de Noah Schnapp en un lugar distinto y cuenta cómo ha empezado a ver lo que le hace "diferente" como una fortaleza. Algo que llega después de que la serie revele sus habilidades sobrenaturales, trazando un paralelismo claro entre poder, identidad y aceptación.
Para Noah Schnapp, el momento llevaba tiempo gestándose y así lo contó en una entrevista con Variety. "Sabes que llega", explicaba el actor sobre cuándo supo que la escena estaba cerca. "Esta temporada, leímos juntos los primeros seis episodios, y pensé: Vale, todavía no ha pasado, así que saldrá en el episodio 7 u 8". El actor contó que no dejó de insistir a los hermanos Duffer hasta que, a finales de verano, pudo leer el guion definitivo: "Se me saltaron las lágrimas. Fue perfecto".
A diferencia de otras escenas complejas de la misma serie, Schnapp no sintió la necesidad de ajustar el texto: "Me preocupaba que lo fuera a necesitar, pero la verdad es que fue perfecto así. No tenía nada que añadir". El rodaje, sin embargo, fue muy exigente. La escena se rodó a lo largo de varias jornadas maratonianas. "Fue como un día de 12 horas solo con ese monólogo", recuerda. Sin embargo, aun así, ese tiempo le permitió explorar matices y versiones distintas del discurso hasta encontrar el tono definitivo.
El apoyo del reparto fue clave durante el proceso. Schnapp admite que, en el momento, apenas fue consciente de las reacciones de sus compañeros: "Estaba tan absorto en mis emociones y en lo que sentía que, en cierto modo, bloqueé a todos los que me rodeaban". Más tarde, al ver la escena terminada, entendió su impacto y dijo que fue muy "auténtico".
Uno de los aspectos más comentados de la escena es la elección de las palabras que utiliza el personaje. Will no dice "soy gay" como tal, y Schnapp explica por qué las palabras que se utilizaron fueron más correctas: "Hay que recordar que estamos en los 80. Cuando salí del armario, no dije la palabra 'gay'. Es difícil y da miedo decirlo". Para el actor, esa forma de expresarse conecta con el contexto histórico y con el propio proceso interno del personaje: "Probablemente le dé miedo usar esa palabra, pero no tiene nada de malo. Creo que simplemente se sentía más cómodo expresándolo así".
Con esta escena, 'Stranger Things' no solo cierra un arco importante, sino que le otorga a Will una voz que no explica de más y que no necesita etiquetas, dándole el que ya podríamos incluir entre los momentos más emocionantes de la serie.
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