Stanley Kubrick: 'Atraco perfecto'

Stanley Kubrick: 'Atraco perfecto'
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‘Atraco perfecto’ (‘The Killing’, 1956) es la tercera película de Stanley Kubrick quien sufrió un duro golpe en su orgullo con el fracaso de ‘El beso del asesino’ (‘Killers´Kiss’, 1955), su primer y flojo intento dentro del cine negro. Esta vez eligió la novela ‘Clean Break’ de Lionel White, un escritor de novelas pulp, para adaptarla él mismo contando con la colaboración en los diálogos de Jim Thompson, uno de los escritores más reputados de novela negra. También supuso el primer encuentro entre Kubrick y el productor James B. Harris, que además de producir ésta haría lo correspondiente en ‘Senderos de gloria’ (‘Paths of Glory’, 1957) y ‘Lolita’ (id, 1962).

‘Atraco perfecto’ sufrió durante mucho tiempo la comparación con ‘La jungla de asfalto’ (‘The Asphalt Jungle’, John Huston, 1950), otra cinta de cine negro que habla sobre la fatalidad como elemento significativo en las vidas de los personajes centrales. Resulta curioso que directores como Jean-Luc Godard —representativo de toda una generación, y para el que esto firma uno de los más sobrevalorados— calificase la película de poca cosa argumentando por un lado una gran publicidad, y por otro que Kubrick no era más que un imitador de Max Ophüls —¿por la elegante puesta en escena?—, Robert Aldrich —¿por el uso de la violencia?— y cómo no, John Huston, con quien el relato de ‘Atraco perfecto’ le relaciona además con el universo de los perdedores tan característico del director de ‘El halcón maltés’ (‘The Maltese Falcon’, 1941).

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‘Atraco perfecto’ es la historia de un atraco, o sea, un film que se enmarca dentro de ese minigénero —si lo podemos llamar así— de golpes perfectos, y que casi siempre no son tan perfectos como aparentan. Johnny Clay es un hombre que se asocia con un pequeño grupo de compañeros de la más diversa índole para dar un atraco en un Hipódromo un día de espectacular recaudación. Kubrick se centra en su preparación, su rápida ejecución y las consecuencias del mismo. Argumentalmente la película encaja perfectamente dentro del mundo del film-noir. Formalmente ya es otra cosa, un rompecabezas perfectamente ejecutado cuyo esquema narrativo a base de flashbacks influenció a cineastas modernos a los que se les atribuyó la originalidad. ¿Alguien ha dicho ‘Pulp Fiction’ (id, Quentin Tarantino, 1994)?

Los personajes son retratados uno a uno, mientras vamos viendo con ello las distintas motivaciones que cada uno tiene para cometer el atraco. ‘Atraco perfecto’ es un film directo en este caso rehuyendo de la sutileza que caracterizó el cine negro en las décadas anteriores. No tiene nada de malo —muchas veces la falta de sutileza en cierto tipo de films es visto como un defecto—, al contrario. ‘Atraco perfecto’ es un film visceral que no esconde sus cartas en ningún momento, desde el principio tenemos todos los datos y conocemos poco a poco las distintas personalidades de sus personajes, un mosaico de hombres tan distintos como necesitados entre sí por un bien común. Se le achaca a menudo al personaje de Sherry —Marie Windsor— el tener poca profundidad al estar claras sus intenciones en la trama, pero no creo que ello perjudique al film en absoluto, incluso me parece que desentonaría con lo propuesto por Kubrick con el resto.

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Las relaciones entre los personajes carecen de dobles sentidos, son pura emoción. Valga como ejemplo la relación entre Sherry y su pánfilo marido —un entregado y sufrido Elisha Cook Jr.— marcada por el amor desesperado de él y la avaricia de ella. Este tratamiento de Kubrick sobre sus personajes y la estructura de puzzle que adopta la historia, es lo que diferencia a ‘Atraco perfecto’ del resto de films de cine negro coetáneos. Hoy día es muy fácil ver películas con esta estructura gracias a directores como Tarantino o Guy Ritchie, pero en su momento sorprendió por una frescura y originalidad que no han perdido impacto con el paso de los años.

Sterling Hayden —también protagonista de ‘La jungla de asfalto’ y de ahí también las inevitables comparaciones— encabeza un reparto que funciona como un mecanismo de relojería, con la misma precisión que el atraco. A los ya mencionados hay que sumar a Jay C. Flippen —algunos ven en Marvin, su personaje, connotaciones homosexuales hacia Clary—, Coleen Gray como la pareja del personaje central, Ted de Corsia como el policía endeudado, Timothy Carey como el francotirador y con el que comenzará la mala suerte para el grupo, Joe Sawyer, James Edwards, Vince Edwards y muchos más. Rostros encerrados entre las sombras y claros de Kubrick que para la ocasión contó con el magnífico Lucien Ballard, que iluminó trabajos de Sternberg, Preminger o Peckinpah, para componer una fotografía austera y seca, reflejando la contundencia de unas situaciones filmadas con precisión —y que alcanza su clímax en su irónico final— por un Kubrick lleno de energía.

Una película magistral que llamó la atención del mundo entero, y entre otros, Kirk Douglas quedó tan impresionado que se propuso contar con Stanely Kubrick para un proyecto conjunto que se convertiría en una de las cumbres del cine bélico. De ella hablaremos en el siguiente capítulo.

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