'300: El origen de un imperio', más de lo mismo

'300: El origen de un imperio', más de lo mismo
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Vivimos unos tiempos en los que los estudios de Hollywood intentan ser tan asépticos como puedan a la hora de retratar la violencia --puede haber muertes en cantidades industriales, pero la sangre siempre brilla por su ausencia-- y el sexo --todas las escenas de amor que quieras, pero los desnudos son algo a evitar a toda costa-- en una producción en la que han invertido una cantidad importante de dinero. ¿El motivo? La certeza de ir a recibir una calificación por edades en Estados Unidos que influiría negativamente en sus aspiraciones comerciales.

Son pocos los títulos que escapan a esta realidad, siendo '300' (Zack Snyder, 2006) una de las excepciones más llamativas de los últimos años. Su enorme éxito propició que en Warner hiciesen todo lo posible por contar con una nueva aventura ambientada en ese universo, lo cual ha acabado dando forma a '300: El origen de un imperio' ('300: Rise of an Empire', Noam Murro, 2014), cinta que llega hoy a los cines de toda España y que seguro que será del gusto de los numerosos fans de la primera entrega.

La tímida ambición de '300: El origen de un imperio'

Escena de

Seguro que vosotros también os llamará poderosamente la atención el hecho de que '300: El origen de un imperio' es al mismo tiempo una precuela, una secuela y una historia que transcurre en paralelo a la famosa batalla de las Termópilas que presenciamos en '300'. El motivo de ello es que dicho combate formaba parte de un escenario mucho mayor, una guerra entre persas y griegos que es abordada con mayor profundidad aquí, o al menos esa es la idea sobre el papel.

Por desgracia, lo que gana en historia que contar lo pierde en capacidad de enfoque narrativo, ya que el guión de Zack Snyder y Kurt Johnstad no tiene especial interés en indagar en ello --o en hacerlo bien, que hay ciertos saltos espacio-temporales muy poco elaborados--, sino en reducirlo todo a un violento espectáculo continuista con respecto a '300' en el que el único eje real es la rivalidad entre los personajes interpretados por el televisivo Sullivan Stapleton y Eva Green. Curiosamente, tanto la mayor fortaleza como quizá el eslabón más débil de '300: El origen de un imperio' se encuentran ahí.

Eva Green en

No considero que Gerard Butler sea un gran actor, pero en '300' derrochaba carisma y virilidad, siendo pieza fundamental para que el juguete visual que nos planteaba Snyder no se agotase al de pocos minutos. Noam Murro no ha tenido la misma suerte con Stapleton y no porque su actuación sea mala --está correcto y sin altibajos raros en función de si está combatiendo o manteniendo una charla más insustancial de lo que el guión quiere con alguno de sus hombres--, pero sí porque no transmite liderazgo y tampoco consigue insuflar una muy necesaria adrenalina épica al relato.

Es bastante curioso que sean los dos personajes femeninos principales los que realmente dan algo de épica a lo que vemos en pantalla, en especial en el caso de una Eva Green que impone respeto y logra transmitir el odio y la obsesión de Artemisia con una facilidad inusitada. Ella es también la responsable de la mejor escena de Stapleton, en la cual el sexo y la violencia se combinan con gran efectividad, aunque sin llegar al nivel alcanzado por Clive Owen y Monica Bellucci en la reivindicable 'Shoot 'Em Up' (Michael Davis, 2007).

¿Una mala copia o manteniendo el estilo?

Ya he apuntado que Murro opta por calcar el trabajo de '300' en lo referente a la puesta en escena, es decir, ralentís a mogollón, sangre salpicando constantemente y desmembramientos o decapitaciones en planos detalle. Como era de esperar, se apuesta por un acabado visual idéntico, volviéndome a resultar particular molesta la casi cegadora luz celestial, no teniendo especial problema con que todo lo demás sea también artificial. A ello ayudan las espectaculares pero al final algo redundantes escenas de batalla marítimas

En su contra acaba jugando el hecho de querer ser una réplica de '300' en todos los aspectos posibles, llegando a incluir varios flashbacks para ligarla aún más a la suicida batalla acometida por Leónidas y los 300 espartanos. Es como si quisiera gritar al espectador que estamos ante un entretenimiento igual de estimulante, pero lo que consigue es coquetear en todo momento con transmitir la sensación de ser más de lo mismo pero peor, por lo que no se puede culpar a los que acaben insatisfechos por ello, aunque no es mi caso.

La secuela de

Tengo claro que '300' no era una gran película --pero sí bastante entretenida-, pero también que '300: El origen de un imperio' no es para nada una pérdida de tiempo. Están a un nivel similar, aunque con marcadas diferencias de interés --lo que pierden al no tener al Gerard Butler lo ganan con una Eva Green que también parece que va a darlo todo en 'Sin City: Una dama por la que matar‘ (‘Sin City: A Dame to Kill For’, Frank Miller y Robert Rodriguez, 2014)--, pero el resultado global es similar. Al final lo importante es que tiene suficientes atractivos para disfrutar con ella si ya pasaste un buen rato con la primera entrega.

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