'La buena esposa' cuenta con una Glenn Close de Óscar pero el resto de la película no está a su altura

'La buena esposa' cuenta con una Glenn Close de Óscar pero el resto de la película no está a su altura

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'La buena esposa' cuenta con una Glenn Close de Óscar pero el resto de la película no está a su altura

El nombre de Glenn Close ya está sonando con fuerza de cara a los próximos Oscar por su actuación en ‘La buena esposa’, en buena medida porque existe la idea de que se ha hecho una injusticia con ella. Recordemos que la actriz ya ha sido candidata a la estatuilla en seis ocasiones -cinco de ellas fueron en los ochenta y la última por ‘Albert Nobbs’ hace ya unos años-, pero sin llegar nunca a ganar.

Habrá que ver si consigue que se imponga una idea que sí ha funcionado en algunas ocasiones, pero que no es para nada infalible -el caso más recordado por muchos es el de Lauren Bacall, que tuvo que quedarse en su asiento al leerse el nombre de Juliette Binoche-. Ya habrá tiempo de hablar de ello, pero lo que ahora debería importarnos es que Close está excelente en una película que se apoya en sus dos protagonistas -sobre todo en ella-, quizá demasiado.

Desvelando el engaño

Imagen La Buena Esposa

‘La buena esposa’ es una película que se asienta sobre una mentira y el punto hasta el cual sus dos responsables están dispuestos a llevarla. Sin embargo, no es algo que esta adaptación de la novela de Meg Wolitzer plantee frontalmente, pues se prefiere ver cómo los hechos del pasado afectan al presente de Joan, el personaje interpretado por Close, algo que se traduce en la posibilidad de una actuación mucho más matizada que ella aprovecha a la perfección.

Close opta por mostrar la transformación interna de su personaje desde la contención, mostrando tanto el apoyo incondicional a su marido como el hecho de que esa decisión tomada décadas atrás se la está comiendo por dentro. Si nos centrásemos únicamente en sus diálogos, veríamos una corrección imposible de rebatir, pero es a través de las miradas y los pequeños gestos donde añade una riqueza a su trabajo que eleva ‘La buena esposa’ a otro nivel.

El problema es que esas consecuencias negativas también tienen una contrapartida: los flashbacks nunca llegan a funcionar igual de bien y dan la sensación de estar alargando una revelación que el espectador se ve venir demasiado pronto. Además, tampoco cuentan con Close, lo cual provoca otro bajón de interés. Siendo justos, no hay nada en los flashbacks que resulte molesto, pero sí que resulta más convencional, quitando brillo a la cinta.

El resto de 'La buena esposa' está por debajo de Close

Escena La Buena Esposa

De hecho, el único que puede competir casi en igualdad de condiciones con Close es un inspirado Jonathan Pryce, quien sabe muy bien qué teclas hay que tocar para potenciar el encanto de su personaje, incluso cuando la situación le pone en una posición moral muy poco envidiable. Además, el contraste entre Pryce y Close tiende a ser sutil, alimentándose del ritmo reposado con el que los hechos van sucediéndose.

A su alrededor sí que resulta todo un poco más superficial, empezando por el trauma de su hijo y siguiendo por el personaje de Christian Slater. Ahí sí que creo que ‘La buena esposa’ tenía material para ser una propuesta más variada. Bastaba con incidir algo más en su investigación en lugar de dejarlo como otro acicate para ver cómo evoluciona el personaje de Close.

Ahí me gustaría volver a incidir en lo que señalaba de los flashbacks, no es que cualquier cosa de ellas sea negativa, pero sí que resulta más neutra de lo deseable cuando eran los ingredientes con lo que había que aliñar y dar más sabor en lugar de estar ahí sin mimarlos como era debido. A eso también habría que añadir el pulcro trabajo de puesta en escena del sueco Björn Runge, quien opta por echarse más hacia atrás y con un acabado visual con cierta elegancia. Una apuesta que funciona en líneas generales pero que necesitaba de más garra en ciertos momentos.

En definitiva, ‘La buena esposa’ es una película interesante en la que sobresale una estupenda Glenn Close y, aunque en un nivel algo inferior, un inspirado Jonathan Pryce. El resto da para una película correcta pero sin nada memorable, algo que en ocasiones sirve como base para potenciar sus virtudes, pero en otros momentos se vuelve en su contra.

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