'Escapada perfecta', ausencia de emoción

'Escapada perfecta', ausencia de emoción
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Lo decía cuando era pequeño, lo repetía cuando eran joven, y ahora que sobre mis espaldas van ya demasiados años, lo mantengo: el cine de evasión, acción, entretenimiento sin más, o como queráis llamarlo, está infravalorado. Y las excusas para ello son de un delirante que asusta, muchas de mis amistades —que dicho sea de paso, de temas cinematográficos saben lo que yo de la vida sexual de las cucarachas en Tailandia, aunque les quiero— sostienen la delirante idea de que este tipo de cine no puede aspirar a temas trascendentales que tengan chicha. Pero cuando uno ve películas como 'Escapada perfecta' ('A Perfect Geatway', David Twohy, 2009), no queda más remedio que darles la razón.

David Twohy empezó a llamar la atención con 'Han llegado' ('The Arrival', 1996), un intento de recuperar la Sci-Fi de serie B de los años 50; nos hizo tener ilusión con la interesante 'Pitch Black' (2000); le perdimos la pista con la floja y no estrenada entre nosotros 'Below' (2002); se la pegó con 'Las crónicas de Riddick' ('The Chronicles of Riddick', 2004) —de la que su continuación está en fase de preparación desde hace tiempo—; y ahora regresa sin hacer demasiado ruido con otro nuevo intento, esta vez de ofrecer otra vuelta de tuerca de los consabidos thrillers sobre asesinos en serie. La premisa no carece de atractivo pero el resultado es muy decepcionante.

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'Escapada perfecta' narra la historia de una pareja de recién casados, que en viaje de luna de miel deciden perderse en una isla de Hawaii. Allí un joven matrimonio ha sido asesinado, y se sospecha de otra pareja joven; curiosamente los protagonistas conocen a otros dos tortolitos con los que compartirán sus vacaciones. Las sospechas estarán a la orden del día. Y lo que podría haber sido un thriller psicológico excepcional se queda en producto barato de media tarde, echado a perder por centrase en juguetear con el género olvidándose de lo primordial: la emoción.

Es en ese punto donde la mayoría de los thrillers actuales flaquean sin remisión. Este tipo de cine puede ser más o menos entretenido, pretencioso o sencillo en intenciones, largo, corto, lleno de violencia o sin una gota de sangre, puede ser mil cosas, pero lo que jamás debe faltar es la emoción por lo narrado. Emoción que nos lleve al mismo centro de la aventura que viven los personajes, siempre y cuando éstos respiren verdad, tal y como expresaba mi compañero Adrián Massanet en el que a mi juicio es su mejor texto. 'Escapada perfecta' tiene cuatro personajes centrales y sólo uno de ellos cumple con lo dicho.

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En su juego de querer pasar a los buenos por malos y viceversa, el personaje interpretado por Timothy Olyphant funciona en ambos casos. El actor, que parece ser el único del reparto que se toma su personaje con el necesario sentido del humor que la propuesta requiere, realiza la que muy probablemente sea su mejor interpretación —con permiso de su Seth Bullock en la excelente serie de televisión 'Deadwood'—, toda una exhibición de puro cachondeo, un personaje que representa una estimulante locura vista desde el lado del bien y del mal. Resulta imposible no caerse rendido ante la arrebatadora presencia de Olyphant y es una verdadera pena que sus compañeros no estén a la altura, sin salirse de lo tópicos. Steve Zahn no puede evitar gesticular, y Milla Jovovich y Kiele Sanchez muy buenorras sí, pero nada más.

Hay otra pareja presente en el relato, interpretada por unos exagerados Marley Shelton y Chris Hemsworth —Kirk en 'Star Trek' y futuro Thor—, en lo que es un intento de rizar aún más el rizo, otra torpeza más entre todas las cometidas por el señor Twohy. Una puesta en escena que no intenta ni explorar las enormes posibilidades del paisaje por muy bien fotografiado que esté por Mark Plummer, y que cae en toda clase de tics supuestamente originales, como montaje acelerado en las secuencias de acción, o la incursión de un lamentable, insoportable, innecesario y larguísimo flashback que semeja ser un directo insulto a la inteligencia del espectador.

Otra oportunidad perdida de haber hecho algo bueno en un tipo de cine vilipendiado por buena parte de la crítica y los cinéfilos. Al menos nos queda el recuerdo de un divertido Timothy Olyphant.

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