Especial Star Trek: 'Star Trek: Insurrección', de Jonathan Frakes

Especial Star Trek: 'Star Trek: Insurrección', de Jonathan Frakes
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Aun considerando el éxito que había sido 'Star Trek: primer contacto' ('Star Trek: First Contact', Jonathan Frakes, 1996), Paramount quería rebajar el tono de la siguiente entrega de las aventuras de la nueva generación, una decisión que pasó por no volver a contar con Ronald D.Moore y traer a bordo a Michael Piller, guionista de la 'Star Trek: la nueva generación' ('Star Trek: the Next Generation', 1987-1994) y co-creador junto a Rick Berman de 'Star Trek: Espacio profundo 9' ('Deep Space 9',1993-1999). Pero la labor de Piller no iba a ser sencilla.

Reescritura tras reescritura, el guión de lo que terminaría siendo 'Star Trek: Insurrección' ('Star Trek: Insurrection', Jonathan Frakes, 1998) pasó por muchos y muy diferentes estados, considerando guionista y productor ideas que iban desde una historia de rescate a la manera de homenaje hacia el clásico 'El prisionero de Zenda' ('The Prisoner of Zenda', John Cromwell, 1937) hasta matizar el argumento con elementos extraídos de 'El corazón de las tinieblas' de Joseph Conrad. Todo ello al tiempo que intentaban recuperar para la saga el espíritu ligero que había hecho de 'Star Trek IV: Misión salvar la Tierra' ('Star Trek IV: the Voyage Home', Leonard Nimoy, 1986) el mayor éxito comercial de la franquicia.

Star Trek insurrecion 1

(De aquí en adelante, spoilers) Finalmente, y tras muchos vaivenes, el argumento de la novena entrega de la saga galáctica quedó prácticamente cerrado, arrancando la historia que vimos en la gran pantalla hace quince años con Picard y su tripulación trasladándose a un misterioso planeta para investigar el porqué del malfuncionamiento de Data para descubrir que la raza que en él habita, los Ba'ku, han encontrado allí la forma de no envejecer, algo que la Federación y una raza enemiga llamada Son'a quieren para ellos.

Con Jonathan Frakes de nuevo en la anodina dirección de la cinta, que cumple con trasladar el guión al celuloide pero carece de personalidad, y el rodaje transcurriendo sin problemas, los pases previos indicaron que algo no funcionaba del todo bien con el final de la cinta, que acababa con Ru'afo —personaje interpretado por F.Murray Abraham— flotando en el espacio mientras iba rejuveneciendo gracias al poder que reside en los anillos del planeta Ba'ku.

Star Trek insurreccion 2

Cambiando dicho final por el más cerrado y contundente —al menos con respecto al destino del "malo" de la película— que se puede ver en el montaje final y no pudiendo contar el mismo con una batalla espacial de mayor escala porque su filmación habría atrasado la fecha de estreno prevista para las Navidades de 1998, lo que resulta llamativo es que nadie se diera cuenta de lo ridículo que el guión llega a ser en no pocos momentos y, sobre todo, de ese síndrome de "capítulo de la serie alargado" que aqueja al filme.

De lo primero hay muestras abundantes a lo largo de la cinta y casi siempre tienen que ver, sorprendentemente con el personaje de Picard, ya sea debido a que, por protocolo intergaláctico, se vea obligado a ponerse un esperpéntico tocado en su reluciente calva, ya porque, al sentirse más joven gracias a la influencia del poder que reside en Ba'ku, le de por bailar un mambo a bordo del Enterprise (sic), algo que Patrick Stewart, con su habitual buen hacer, defiende como puede.

Star Trek insurreccion 3

Pero es en el hecho de parecer una idea extraída de cualquier episodio de la serie televisiva que se ha estirado hasta alcanzar las casi dos horas de metraje donde 'Star Trek: Insurrección' demuestra que la "regla de la película impar" se vuelve a cumplir, languideciendo sobremanera el ritmo de la historia tanto en el inofensivo desarrollo de la historia de amor entre Picard y una de las habitantes de Ba'ku —que no lleva a ninguna parte— como en lo poco atractivo que, en términos generales, resulta todo el conjunto; algo que viene derivado, no cabe duda, de la ligereza con la que se tratan las ideas del filme, no sintiendo el espectador en ningún momento la tensión o el inminente peligro que sí tenía, por ejemplo, la anterior entrega de la saga.

Y así, en un filme que entretiene a intervalos muy cortos, que nada plantea que sea novedoso y que, a la postre, no es más que una excusa para sacarle los cuartos a los trekkers acérrimos, lo único que resulta destacable es la partitura compuesta por Jerry Goldsmith, poseedora de uno de los temas más bellos que se pueden escuchar en la saga junto con el que el maestro compusiera para Illya en 'Star Trek, la película' ('Star Trek, the Motion Picture', Robert Wise, 1979). Y esto último es algo que ni siquiera podremos decir de la que será la última cinta protagonizada por Picard y compañía.

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