Aunque es posible que con títulos como la (estupenda) trilogía Ocean o 'La suerte de los Logan' muchos piensen que Steven Soderbergh es un tipo que solo hace cine ligero para que sus amigos se lo pasen bien, lo cierto es que cada vez que el director pone las manos en el thriller los resultados son dinamita de la buena. Y 'Kimi', su nuevo trabajo para HBO Max, no es una excepción.
Único testigo
No importa si decide hacer una peli grande y coral para los premios o una pequeña historia de terror con un iPhone: Steven Soderbergh es una de las figuras más importantes del cine de nuestro tiempo. Un maestro que merece ser reconocido y reverenciado cada vez que decide levantarse del sofá y tomar las riendas de un nuevo proyecto. Y si es un thriller, mejor todavía.
Apoyado en un estupendo y conciso guión de David Koepp y en la fantástica ambientación musical de un Cliff Martínez poseído por el espíritu (vivo) de Pino Donaggio, 'Kimi' ofrece MENOS de noventa minutos de puro cine rompe nervios (casi) sin salir de casa. Ochenta y nueve, para ser exactos. Créditos incluidos. A ello ayuda la entregada interpretación de Zoë Kravitz, la protagonista absoluta y reina de una función que nos devuelve al misterio clásico, al thriller de oro y a los trabajos de artesanos de otra época. Tuvimos al Coppola de 'La conversación', al de Palma de 'Impacto' o al Badham de 'A la hora señalada' y, de repente, sin darnos cuenta, dejamos de tenerlos.
Una empleada agorafóbica de una gran empresa de tecnología descubre evidencias de un crimen violento mientras revisa una serie de datos, encontrándose después con una fuerte resistencia y una burocracia rarita cuando intenta reportarlo a la compañía. Al involucrarse, se da cuenta de que debe enfrentar su mayor miedo al salir a un exterior mucho más peligroso que el que la obligó a encerrarse para adentrarse en las calles de la ciudad, llenas de manifestantes ante las medidas del Gobierno.
'Kimi' no es una peli sobre la pandemia. Es una película durante la pandemia. Y las mascarillas y situaciones familiares están tan perfectamente integradas en ella como su música o su fotografía. El dominio del espacio de los Koepp / Soderbergh es portentoso, y detalles como la descontaminación al entrar a un edificio o los geles repartidos por la casa son escalofriantemente cercanos. El director no necesita subrayar lo que está pasando fuera de esa casa, va dejando unas fantásticas pistas que potencian su veracidad.
La vida ha cambiado tanto desde los tiempos de 'Doble cuerpo', otra historia de mirones, que ya da hasta reparo recordar los prismáticos de Hitchcock. A lo largo de los años todos nos hemos convertido en voyeurs, queramos o no. ¿El precio? Que en realidad todos miramos a todos. Estamos rodeados de gente, de caras, de cámaras, de tecnología. 'Kimi' no necesita situarse en un futuro donde la gente pueda enamorarse de la voz de su domótica, simplemente refleja el mundo que nos ha tocado vivir. Después de 'Black Mirror' tocaba volver a la tecnomiseria más real.
¿Sabéis qué saben hacer muy bien este director y su guionista? Asustar. Y cuando la película quiere asustar da auténtico pavor. Malos terribles, empresas que engullen a sus empleados y conspiraciones se dan de bruces con momentos donde la gente de a pie, el ciudadano, el vecino, es alguien mucho más importante. Todo está en su sitio aquí, todo tiene sentido. Incluso su magistral primera secuencia, donde un CEO al borde del triunfo concede una entrevista por videoconferencia. En pijama.
Tras su anterior trabajo para la plataforma, 'Sin movimientos bruscos', Steven Soderbergh sigue empeñado en engordar su filmografía haciendo historia con su manera de evidenciar que "menos es más". Lleva 30 años sin tener rival en ese terreno. Si Soderbergh no es un tipo de cinco estrellas, apaga y vámonos.
'Kimi' está disponible en HBO Max.
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