'La Caja Kovak', con el suspense en los talones

'La Caja Kovak', con el suspense en los talones
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Eso es lo que le pasa a la última película dirigida por Daniel Monzón, que el suspense le persigue, pero él corre más. Vaya por delante que hace años le tenía tirria a Monzón cuando ejercía funciones de crítico de Cine, ya antes de ser el director del mítico programa de televisión 'Días de Cine'. Sus pedantes críticas sólo llegaban a la élite de los cinéfilos, a los "entendidos", algo que personalmente me molestaba bastante, ya que considero que el trabajo de un crítico es intentar llegar a todo el mundo cuando se da a conocer el análisis/crítica/opinión de una película, y dejarse de tanto término técnico, que sólo los muy apasionados van a entender. En una palabra: hablar claro.

Por eso, confieso que cuando me dispuse a ver su ópera prima, 'El Corazón del Guerrero', fui con la intención de ponerla a parir, pues no me esperaba que alguien como Monzón pudiera hacer una buena película. Y mis palabras me tuve que tragar, y de muy buena manera, ya que, sin parecer un gran film, 'El Corazón del Guerrero' me pareció una película muy digna, muy por encima de la media del cine español, y en la que se veía muy claramente reflejado el bagaje cinéfilo que este tío tenía encima. Esto se repitió con su segunda película, la divertidísima 'El Robo más Grande Jamás Contado'. Y ya para mí, Monzón se convirtió en uno de nuestros directores a seguir muy de cerca. Por eso fui a ver con enormes ganas 'La Caja Kovak'.

El argumento de 'La Caja Kovak' gira en torno a un escritor de novelas de ciencia ficción que, acompañado por su prometida, viaja a Mallorca para dar una conferencia. Allí, su prometida se tira por la ventana del hotel, no pareciendo que haya razones por las que podría haberse suicidado. En otra parte de la ciudad, una chica, Silvia, también se tira por la ventana no pareciendo haber tampoco razones para hacerlo, pero ella sobrevive, sabiendo que no quería suicidarse, y que tal vez alguien le ha inducido a ello. Se pondrá en contacto con el escritor, convencida de que sus vidas corren peligro. Ambos comenzarán una investigación para intentar descubrir lo que pasa.

Muchas son las referencias que contiene la película a otras muchas películas enmarcadas en el género del suspense o thriller. Desde las películas de Hitchcock, hasta el cine de David Fincher (qué alargada es la sombra de este tío), pasando incluso por películas con conspiraciones a descubrir, o aquellas viejas películas de serie B con científico loco que quiere hacer algo que le haga inmortal a los ojos de la humanidad. El problema es que bebe demasiado de todos esos lugares comunes, y se olvida de desarrollar su propia historia, la cual empieza estupendamente enganchando al espectador, pero enseguida se desinfla de forma alarmante según avanza la cinta, llegando a niveles risibles, sobre todo en lo que respecta a las motivaciones del malvado de la función, verdaderamente incongruentes.

Monzón dirige con cierta corrección, dotando de un buen ritmo a la película, pero sólo al principio. Luego, cae absorbido por la nulidad de un guión en el que sobresalen muchos defectos, que ni siquiera son tapados por la puesta en escena del director, quien huye de escenarios oscuros tan típicos del cine de terror, dándole cierta claridad a la película que le da cierto toque de distinción. Lamentablemente, eso enseguida se olvida cuando uno es testigo atónito del pobre desarrollo de la historia, y de un desenlace que bordea el ridículo, provocado entre otras cosas por un fallo enorme en el argumento que no me resisto a comentar. SPOILER. El malo se inspira en el primer libro del protagonista, en el que se relataba como el gobierno manejaba a los ciudadanos ya desde su nacimiento. Luego, los motivos del mismo malo maloso para hacer todo lo que está haciendo, y como le quedan meses de vida debido a un cáncer, es que el protagonista escriba un libro con la historia. Un libro que ya está escrito. El malo no tiene cáncer, tiene alzheimer. FIN SPOILER.

Respecto al trabajo actoral, tenemos a un actor americano, Timothy Hutton, que se mueve por el film con endiablada facilidad, y que demuestra cómo tienen que interpretarse este tipo de películas. Cosa que no se puede decir de Lucía Jiménez, actriz con un morbo muy, pero que muy especial, pero que en la película está francamente mal, para mi desgracia presente y futura. Además, su personaje es totalmente inútil. La tiran por un balcón, la meten en un coche para que se mate, la esconden en unas cuevas para que se olviden de ella, y la tía siempre se las ingenia para volver a la narración, y no ayudar en nada al escritor en su investigación, porque salvando el hecho de que hace despertar su curiosidad, el personaje no aporta absolutamente nada a la película. Podrían habérsela cargado, que la película hubiera seguido perfectamente sin ella, y hasta hubieran huído del tópico.

Destacar por último la música de Roque Baños, uno de nuestros mejores músicos, que no oculta sus influencias de compositores americanos de mayor prestigio, pero que suele vestir muy bien las películas, musicalmente hablando.

Una mala película, verdaderamente decepcionante, y que supone, a mi parecer, el primer tropiezo de Daniel Monzón, que espero que no tengamos que aguardar otros cuatro años para que decida ponerse de nuevo tras las cámaras. Que espere menos tiempo, que si no, la práctica se va perdiendo.

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