'Transformers: La era de la extinción', chatarra ruidosa

'Transformers: La era de la extinción', chatarra ruidosa

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'Transformers: La era de la extinción', chatarra ruidosa

Un genio del cine de acción para unos y poco menos que un terrorista cinematográfico para otros. Hablo de Michael Bay, uno de los cineastas más personales que hay en Hollywood y también uno de los que despierta reacciones más enfrentadas entre los cinéfilos. Por mi parte, he disfrutado con la mayoría de sus películas, pero de un tiempo a esta parte se da la curiosa coincidencia de que creo que ha mejorado sus prestaciones en lo referente a la puesta en escena, pero también su cine cada vez me interesa menos.

Está claro que la franquicia 'Transformers' ha jugado un papel esencial en ello, ya que su interés fue descendiendo desde una entretenida primera entrega a una extenuante y aburrida tercera parte que esperaba que, como él mismo dijo, supusiera su salida de la misma. Sin embargo, Bay cambió de idea y aceptó ponerse al frente de 'Transformers: La era de la extinción' ('Transformers: Age of Extinction', 2014), un deficiente pasatiempo que no para de ir a peor a medida que avanza su interminable metraje.

'Transformers: La era de la extinción', más de lo mismo

Mark Wahlberg en

Temo que va a haber quien piense que 'Transformers 4' -me referiré a partir de ahora así a ella para ahorrar espacio- no me ha gustado porque soy un crítico y tengo que destrozar una película de estas características, pero todo aquel que haya leído mis críticas de otros blockbusters de lo que vamos de 2014 sabrá que no es para nada el caso. Lo que sucede es que estamos simplemente ante una mala película, sobre todo porque fracasa con estrépito a la hora de ser un entretenimiento que nos haga pasar un gran rato viéndola. Eso es lo que quería de ella y eso es lo que no me dio.

Lo peor de todo es que 'Transformers 4' no empieza nada mal, ya que todo el rollo de que la humanidad quiere deshacerse de esas robóticas criaturas para que no haya más oleadas de destrucción tiene suficiente interés como para que la superficialidad con la que es abordado por parte del endeble guión de Ehren Kruger no resulte molesto durante fácilmente más de una hora. Además, se agradece que en esta ocasión al menos se hayan tomado la molestia de contratar a actores y no a una modelo con menos talento que una piedra como sucedió en la anterior entrega.

Optimus Prime en

Por desgracia, todo esto no es más que un simple camuflaje para volver a contarnos la misma historia de siempre con los Autobots enfrentándose a los Decepticons, y no se os ocurra dejaros engañar por la presencia tan destacada en la campaña promocional de los Dinobots, ya que únicamente aparecen durante los últimos dice-quince minutos y su presencia sabe a demasiado poco. Más interesantes son los pequeños detalles sobre los orígenes de estas criaturas, pero no son más que breves apuntes para alargar aún más la agonía con nuevas aventuras.

Quizá la novedad más llamativa es que se rompe la dinámica entre los dos protagonistas joven imperante hasta ahora, pues Bay ha aprovechado para incluir a Mark Wahlberg y emular hasta cierto punto lo conseguido con Bruce Willis, Ben Affleck y Liv Tyler en la entretenida 'Armageddon' (1998). El problema es que un pálido reflejo de lo conseguido allí -y ya en ese trío había varias debilidades-, primero por lo anodinos que resultan los personajes de unos intrascendentes Jack Reynor y Nicola Peltz y segundo porque Wahlberg, que al menos cumple con corrección y hasta tiene algún instante inspirado, no termina de encajar en ese rol por mucho que tenga la misma edad que Willis por aquel entonces.

Por lo demás, da la sensación de que Kruger y Bay se han limitado a intentar mantener las constantes de las entregas anteriores, siendo particularmente evidente que el personaje de Stanley Tucci no es más que el sustituto en la saga de John Turturro y también que su carga cómica ira a más en las próximas secuelas -espero que sin llegar a resultar caricaturesco en exceso-. Con todo, Tucci cumple con solvencia, convirtiéndose en posiblemente lo mejor de la función. Tampoco lo tenía muy difícil.

Mucho ruido y poco más

Un dinobot de

'Transformers 4” es seguramente la película en la que Bay muestra un estilo más depurado a la hora de mostrar la acción, alejándose hasta cierto punto de sus excesos más excesivos para que podamos vislumbrar la oda a la destrucción en la que se convierte la cinta a partir de determinado momento. Lástima que a esas alturas ya me importase tan poco lo que sucedía en pantalla que simplemente quería que se acabase lo antes posible. Su delirante duración también resulta clave en este apartado.

Justo es reconocer que el dineral que Paramount ha invertido en pantalla luce en todos los momentos en los que Bay se centra en ello, pero es que todo transmite tal sensación de rutina. Ahí el director de 'Dolor y dinero' ('Pain & Gain', 2013) poco puede hacer, ya que lo que debería ser un reinicio que abriese nuevas puertas no tarda en encarrilarse hacia la misma mediocridad en lo argumental y narrativo que destrozó por completo 'Transformers: El lado oscuro de la luna' ('Transformers: Dark of the Moon', 2011). Casualidad o no, Kruger escribió en solitario el guión de ambas.

Lo más sorprendente de todo es que la historia no podría ser más sencilla, pero Krueger se empeña en estirarlo hasta límites insoportables, adornándolo todo con diálogos paupérrimos -sólo se salvan de la quema algunos one-liners de los personajes de Wahlberg y Tucci- y la aparente necesidad de complicarlo todo de forma exagerada. Pocas veces diré algo tan contundente sobre un libreto, pero estoy absolutamente convencido de que 'Transformers 4' podría haber sido un buen entretenimiento simplemente con haber contratado a otro guionista. Bueno, siempre y cuando su nombre no sea David S. Goyer.

Stanley Tucci, Mark Wahlberg y Nicola Peltz en

En definitiva, 'Transformers: La era de la extinción' empieza dando la sensación de que este nuevo comienzo de la saga podría dar pie a algo entretenido e interesante, pero a medida que avanza van siendo más evidentes las debilidades de su guión y uno ha desconectado por completo cuando llega la gran traca final, justo lo mismo que sucedió con la tercera entrega. Para ver y olvidar, o directamente mejor ni la veáis.

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