'El libro negro' y 'Deseo | Peligro': paralelismos

'El libro negro' y 'Deseo | Peligro': paralelismos
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Quien crea que en el cine, las películas se suceden como por azar, no sólo dentro de la trayectoria de un director sino también en la cinematografía mundial, en mi opinión está profundamente equivocado. Pero mucha gente cree eso: que las películas se hacen como churros, sin orden ni concierto, y que salen del interior de la creatividad de sus responsables sin una necesidad o razón aparente. Nada más lejos. No es casual, por tanto, que con tan poco tiempo de diferencia se hayan realizado y dirigido dos películas tan similares en muchos aspectos (aunque también diferentes en muchos otros), como ‘El libro negro’ y ‘Deseo | Peligro’.

El caso es fascinante, y provoca una reflexión cinéfila de primer orden. Que dos directores tan dispares, en apariencia, como el holandés Paul Verhoeven y el taiwanés Ang Lee, vean cómo sus sensiblidades se rozan, e incluso se solapen, en estas dos estupendas películas, puede ayudarnos, no sólo a aprovechar la ocasión para ver en qué se diferencian sus personalidades y por qué, sino también a observar cómo se desenvuelven ambos con un material tan similar. Echemos un vistazo a estas dos películas disponibles en Dvd. Y tranquilos que no vamos a desvelar nada que no se sepa.

Ambas películas tratan acerca de una mujer en peligro, pero al contrario que las heroínas de, por ejemplo, Polanski, estas dos bellas muchachas se juegan la vida por su propia voluntad, conociendo sus (muchas limitaciones) y lo que les depara (la tortura y la muerte) en caso de que sus pesquisas terminen en fracaso. Son dos mujeres jóvenes, encarnadas por las entregadísimas y muy atractivas Carice van Houten y Wei Tang (que rondaban los treinta cuando las protagonizaron), las cuales están perfectas en sus respectivos papeles de espías amateurs que tienen que lidiar con unas circunstancias que a menudo las superan.

Y las superan porque, tanto una como otra tienen como objetivo, en la Holanda ocupada de la segunda guerra mundial como en la China ocupada de la segunda guerra sino-japonesa (ambas tuvieron lugar durante prácticamente los mismos años), a un hombre importante del bando contrario con el que acabarán sintiéndose irremediablemente unidas, para bien y para mal, con lo que la inicial misión de espionaje comienza a volverse contra ellas, debiendo elegir de manera improrrogable entre el deber y el amor, sacrificando mucho de lo que han estado persiguiendo durante muchos años de esfuerzo y mentiras, y descubriendo por el camino falsas amistades, y nuevos y sorprendentes rasgos de la propia personalidad.

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Venía Ang Lee de firmar una de las obras de arte más importantes de lo que llevamos de siglo, la inolvidable, conmocionadora, ‘Brokeback Mountain’, que le hizo ganar el León de Oro, codiciado premio supremo de la Mostra de Venecia. Y repitió con esta película de la que ahora hablamos, para sorpresa de todos. Sin embargo, ‘Deseo | Peligro’ no alcanza ni por asomo el nivel de aquella (¿podrá el gran Ang Lee regalarnos otra película similar en el futuro?), pues la peripecia de la protagonista adolece de arritmias graves que terminan por desconectarnos indebidamente, por alejarnos de su tragedia personal.

Todo lo contrario que la aventura de Rachel Stein/Ellis de Vries, que llega todo lo lejos que tiene que llegar, y se erige en una de las más importantes historias femeninas contadas en la vieja Europa en muchos años de cine. Pues este personaje mártir y doliente llega al final de un viaje tortuoso con todas las de la ley, y no pierde en ningún momento el rumbo, perfectamente guiado por Paul Verhoeven, que aunque nunca ha hecho nada de la altura estética de ‘Brokeback Mountain’, aquí firma una obra en la que roza la maestría. Como Ang Lee, fue un extranjero que triunfó en Hollywood, y que luego regresó a su tierra natal para contar una historia de su país. El gran director holandés se ha redimido con esta salvaje, pero al mismo tiempo elegante historia de traidores, en la que despliega su sabiduría narrativa acumulada, y en la que logra un crudo y veraz retrato de su país y de las consecuencias de la guerra.

No es casual, como decíamos, que dos directores tan dispares, trabajando en países tan alejados el uno del otro, firmen películas tan parecidas, en las cuales el sexo está tan presente, tan crudo y tan gráfico, y donde las relaciones de pareja son siempre motivo para el engaño, el secreto y nunca para el sosiego y la confianza. A algunos no se nos escapa que de las graves consecuencias de las cruentas guerras de mediados de siglo provienen los cismas de la sociedad actual. Es decir, que de aquellos polvos provienen estos lodos. sumidos como estamos en la peor crisis (y sólo percibimos la punta del iceberg) social, creativa, espiritual, emocional, que se recuerda….No, no hablaba de la económica, la que inventan los mismos que provocan guerras mundiales.

Así, Verhoeven y Lee vuelven su mirada hacia el más terrible acto de insensatez humana, la guerra. Y lo hacen con la mirada dolorida, pero con la plenitud de los que dominan a la perfeccion los entresijos de su oficio. Porque si bien Lee no repite la maestría de su anterior película, si da una lección magistral de dirección de actores, y sí sabe apretar el acelerador cuando es conveniente y ofrecer un recital de tensión y de miradas y diálogos magníficos. Su reparto sabe responder a sus demandas, y obtenemos así una buena materia prima con lo que explotar el material de la historia. Lástima que esa historia no acabe de florecer como sería deseable.

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Se lamenta uno, viendo cómo estas elegantes y sensuales mujeres pierden el tiempo, el talento y la juventud, de esas vidas tan desaprovechadas. Y se lamenta uno porque sabe que el mundo siempre ha sido así para las jóvenes nobles y bonitas. Sobre todo aquellas a las que el ritmo de la historia marca de forma tan inmisericorde. Verhoeven tiene menos piedad que Lee con su criatura. El primero no se cansa de inflingir dolor a su rubia muchacha, mientras que el segundo ofrece a su joven luchadora alguna que otra posiblidad de escape.

Ahí quedaron estas dos nobles películas, una prácticamente magistral, la otra con momentos magníficos. Existen más casos de paralelismos en la cinematografía global, que van más allá de los juegos de Hollywood de exprimir una idea en varias películas similares. ¿Alguien tiene algún caso que le haya entusiasmado?

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