'La Verdad Oculta', matemáticas aburridísimas

'La Verdad Oculta', matemáticas aburridísimas
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Siempre me han fascinado las Matemáticas. En mi época de estudiante, solía sacar buenas notas en esa asignatura, porque era una de mis preferidas, y porque además disfrutaba enormemente mientras la estudiaba, algo que no me ocurría con casi todas las demás. Así pues, este film, a parte de estar interpretada por unos actores atractivos (en el sentido cinematográfico del término), llevaba el añadido de hablar un poco del mundo de las Matemáticas, y gracias a él he llegado a odiarlas un poco, porque señores, menudo peñazo nos han colado. O no, porque ahora resulta que cuando una película me aburre, puedo llegar a decir que me ha gustado, y que como me he aburrido soberanamente, me lo he pasado en grande.

Catherine es la hija de un brillante matemático enfermo mentalmente, y fallecido recientemente. Trastornada por la muerte de su padre, es probable que haya heredado su enfermedad mental, ya que empieza a verle y a hablar con él. Comenzará una relación con un joven estudiante, alumno de su padre, interesado en encontrar una demostración matemática entre todas las anotaciones que el padre de Catherine dejó en vida, muchas de las cuales fueron producto de su locura. Un día aparece un libro con una demostración única que puede revolucionar todo lo conocido hasta ahora. El hecho es que no se sabe si el libro fue escrito por Catherine o por su padre.

La película tiene un claro toque teatral, ya que está basada en la obra de David Auburn, cuyo guión al cine ha realizado él mismo. Aquí nos encontramos con el primer problema, no por la procedencia del material, si no por el tratamiento que el director John Madden, hace del mismo. El film tiene interminables diálogos que se mueven entre lo interesante y lo desesperante, impidiendo, en algunos momentos, bastantes, que la trama avance como debiera. A lo que habría que añadir que el ritmo de la película no está para nada conseguido. Da la sensaciónde que Madden no sabe moverse en el género dramático. Es como si el paréntesis de cuatro años que ha tenido desde su floja 'La Mandolina del Capitán Corelli', le hubiera desentrenado bastante, y todo el buen hacer que reflejó en 'Shakespeare in Love' se hubiera perdido para siempre.

La película está hecha, sobre todo, para que lo actores se luzcan. Anthony Hopkins está solemne, este gran actor sigue haciéndolo mejor a cada nueva película que hace. Su personaje es, sin duda, el más interesante del relato. Mano a mano con él, Gwyneth Paltrow, quien curiosamente está mejor que otras veces, dotando a su personaje de una inestabilidad latente, en la que nunca se llega a saber si está loca o cuerda. Y a su lado, también, uno de los actores de moda, Jake Gyllenhaal, quién está simplemente correcto con un personaje aparentemente importante, pero que no aporta nada a la historia, por mucho que aparezca en la película. Podemos citar también a Hope Davis, como la hermana de la protagonsita, el personaje más antipático de todos, bastante insulso.

No obstante, las ajustadas interpretaciones de casi todo su reparto, no logran salvar de la quema una película que se hace casi insoportable ya a los quince minutos de su comienzo. A parte de que da la sensación de que nunca arranca, quedándose siempre en el mismo punto. Llega un momento en el que no nos importa en absoluto la dichosa fórmula matemática, quién la escribió o qué les sucede a los personajes. Desconectamos en muchos momentos, y eso es de lo peor que le puede pasar a un film. Madden no logra hacerlo interesante, y no es porque pueda estar dando el coñazo con demostraciones matemáticas, que en ese aspecto no cargan demasiado las tintas, si no por su fallida puesta en escena, su equivocado planteamiento y su deseperante resolución, la cual te deja con un sabor de indiferencia alarmante.

Muchos aspectos del guión están descuidadísimos, y todo parece prácticamente forzado, como la relación entre Paltrow y Gillenhaal, que parece hecha para animar la función, cosa que no ocurre, estropeándolo todavía más, al no ser nada creíble. Cosa que no ocurre con la relación entre Paltrow y Hopkins, cuyos momentos suponen lo mejor de la película.

Película mala en todo su esplendor, decepcionante en casi todos sus aspectos, aburridísima hasta la saciedad, y que va en consonancia con el actual estado del Cine, lamentablemente.

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