'Mentes en Blanco', otra con final sorpresa

'Mentes en Blanco', otra con final sorpresa
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Anticipándose al estreno en España (para diciembre), 'Mentes en Blanco' se proyectó en la pasada edición del Festival de Sitges, ganándose, para mi sorpresa, una positiva reacción general de los asistentes al pase de prensa. A la salida del inmenso Auditori, escuché a varios señores, algunos con esas "modernas" gafas de pasta negra, argumentar que, teniendo en cuenta el bajo nivel de la programación, la película era muy buena. No sabía yo que había que analizar una película comparándola con lo que se ha visto últimamente. Entonces, si recientemente ha pasado por tus retinas, por ejemplo, alguna de las obras maestras de John Ford, lo indicado es puntuar con un cero a todas las actuales que veas a continuación. En fin, la lógica de siempre. Que si las expectativas, que si la butaca, que si el carnicero me ha cobrado de más, etc. Lo cierto es que 'Mentes en Blanco', ya veréis las críticas cuando se acerque el estreno, podría haber sido un interesante episodio de alguna serie de televisión (ahora que están tan de moda). Como película, se queda cortísima, apagándose poco a poco para tratar de entusiasmar con un giro final de esos que tanto gustan a la gran masa. Ahí tenéis los ejemplos de la mediocre 'Saw 3' o la engañabobos de 'El Ilusionista'.

'Mentes en Blanco' comienza con la cámara recorriendo un almacén aparentemente vacío hasta que un hombre allí tumbado se despierta. Sin acordarse de nada de lo ocurrido y ni tan siquiera de quién es, descubre a otros cuatro hombres a su alrededor, inconscientes y con heridas de diversa importancia (hay uno que está medio muerto). Pronto, todos van despertando pero tampoco recordarán ni su identidad ni lo que ha pasado para que estén todos ahí encerrados. A partir de una llamada de teléfono, descubrirán que los cinco que están allí pertenecen a dos bandos: secuestradores y secuestrados. ¿Quién es quién? Los recuerdos comenzarán a llegar poco a poco, mientras tratan de escapar, antes de que lleguen los que han llamado, armados y dispuestos a acabar con los rehenes.

Con este atractivo punto de partida comienza la acción de 'Mentes en Blanco' (curiosa traducción del original 'Unknown'), un thriller que se va apagando conforme se van desvelando las cartas que antes estaban boca abajo. Suele ocurrir en este tipo de producciones, con guiones muy efectistas reforzados por un montaje que unos llaman electrizante y otros mareante. Lo cierto es que estas historias están cortadas por el mismo patrón, son todos iguales; se abren con una situación problemática, transcurren con engaños para el espectador durante una hora y finalizan con el ya clásico "desenlace a lo Shyamalan". Sin embargo (y hablo de cintas comunes, como la que nos ocupa, no de las de Shyamalan), hay que ser muy hábil para que el público no se canse con el chicle que le has dado durante tanto tiempo, para mantener la atención del espectador hasta que le sueltes el golpe final, y éste no es el caso, aunque se note menos por la presencia de un reparto que sostiene los cimientos de cartón. Efectivamente, es la progresiva resolución de los misterios y el desarrollo de una trama inestable lo que pierde a la película y, concreto, a su realizador, el debutante Simon Brand. Por cierto, me he reído mucho al leer, en la influyente Imdb, el comentario de un gracioso, un familiar de alguien que ha invertido dinero en la película, que ha comparado esta 'Mentes en Blanco' con 'Reservoir Dogs' (porque los protagonistan hablan de un pasado reciente, en un almacén, a base de flashbacks), 'Saw' (porque nadie sabe lo que pasa y el juego se revuelve al final) y 'Sospechosos Habituales' (porque siempre viene bien ser comparada con esta joya). No sé si es simple marketing o simple empanada mental. En todo caso, una tontería.

Como he dicho antes, Brand se estrena como director con este thriller-puzzle y el resultado no le deja en mal lugar. Se le adivinan buenas maneras, manejando con soltura gran parte del metraje, sobre todo la primera mitad. Es difícil calibrar su trabajo con los actores, al contar con una serie de intérpretes tan competentes como los que ha tenido a su servicio. Todo un lujazo que no alcanzo a comprender. En todo caso, no los hace patinar, lo cual, visto lo que han hecho en otras ocasiones, es complicado pero no imposible. La labor de Brand, sin embargo, se ve encorsetada por un guión tramposo, totalmente preocupado por los trucos, por los giros sorprendentes, forzando la acción, sin prestar mucha atención a la consistencia de la misma ni al desarrollo lógico de unos personajes un tanto desaprovechados (apenas se los desarrolla). Un guión, de Matthew Waynee, que necesita de una increíble amnesia colectiva para comenzar a caminar. Y camina a base de flashbacks, pistas falsas y un buen número de situaciones que pueden provocar tanto mantenerte pegado a la pantalla como hacerte desconectar por completo. Básicamente, si no entras al juego en los primeros minutos, es mejor que te ahorres el resto. No mejorará, al contrario. A menos que seas de los que dan por buena una película si tienen un final inesperado. Entonces, tú también, quédate.

Caviezel en Mentes en Blanco

Lo que más destaca de la película, sin lugar a dudas, es su llamativo reparto, lleno de caras conocidas, actores con evidente talento que parecen pedir a gritos más oportunidades. El papel principal corre a cargo del casi siempre excelente Jim Caviezel, tan acertado como le permite su desdibujado personaje, que consigue mantener gracias a su carisma; el final le dejará tan descolocado como al espectador. Por otro lado, tenemos a un más que correcto Greg Kinnear, preocupado en cambiar su imagen de actor cómico, y al que sigo viendo un pelín exagerado. Joe Pantoliano (ya sabéis, el traidor de 'Matrix') tiene uno de los papeles más intrascendentes de la película y se lleva prácticamente todo el tiempo sin nada que hacer, atado a una silla. El mejor de todos, aunque cuente con menos protagonismo del que debería, es el cada vez más inspirado Barry Pepper, al que muchos recordaréis por protagonizar la horrorosa 'Campo de Batalla: La Tierra' pero también por la magnífica 'La Última Noche', donde mantenía el tipo sin problemas frente a Edward Norton y Philip Seymour Hoffman. En un papel muy sencundario, encontraremos al encasillado (porque hay pocos que encajen mejor que él en su papel) Peter Stormare, como el villano psicópata al que temen todos los demás. Y la única "chica" del film es la muy atractiva Bridget Moynahan (¿os acordáis de 'Yo, Robot'?), cuyo trabajo se limita a lucir palmito mientras ayuda a los ineptos policías que tratan de resolver el caso y rescatar a los secuestrados. Ella, sin embargo, tendrá la clave del final sorpresa. Y hasta ahí puedo contar.

En definitiva, 'Mentes en Blanco' es un film insuficiente. Estamos ante una película que podía ofrecer mucho más pero se queda en lo superficial, una del montón, tal como suena, de usar y tirar; un thriller con un punto de partida muy interesante, que daba mucho juego, pero que no acaba de desarrollarse, todo un juego de artificio cuyo único propósito es llevar al público hasta un giro final inesperado, con la esperanza de que no se replantee todo lo anterior. ¿Te vale? Ve a verla, pasarás un rato entretenido. ¿No te vale? No vayas, no pierdas el tiempo. Hay mucho por ver, eso de que el Cine está en crisis es palabrería barata.

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