'Cómo conocí a vuestra madre' cierra con grandes sorpresas otra temporada decepcionante

'Cómo conocí a vuestra madre' cierra con grandes sorpresas otra temporada decepcionante
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Es curioso ver cómo el hecho de que nunca haya habido grandes cambios en las audiencias medias de cada temporada de ‘Cómo conocí a vuestra madre’ –la más vista no llegaba a los diez millones de espectadores y la que menos superaba con holgura los ocho-, lo que sí ha cambiado poderosamente es el interés de CBS hacia ella –en los ratings sí que ha habido mayores oscilaciones- y la calidad artística de la propia serie. Hace tiempo era de los que me resistía a admitir que había llegado la decadencia para ‘Cómo conocí a vuestra madre', pero ha llegado un punto en el que ya es insostenible seguir hablando de ella como si nada hubiera pasado.

Los creadores de la serie Carter Bays y Craig Thomas siempre se han caracterizado por jugar al despiste con el espectador, algo que les sirvió para sacar pepitas de oro del humor tiempo atrás, pero que últimamente sólo ha servido para ir desesperando a aquellos seguidores de la serie empecinados a conocer a la madre del título lo antes posible. Yo siempre he defendido que únicamente debería haberse mostrado a la madre en el episodio final –o puede que ni eso-, por lo que la gran revelación de la season finale sólo sirvió para remarcar la indiferencia que sentí ante el propio episodio y la temporada en líneas generales.

Un vistazo a…
ENFOQUE PROFUNDO Y LENTES PARTIDAS

Un arranque pésimo

Barney Stinson con su amigo el perro

Lo que sí he de reconocer es que ‘Cómo conocí a vuestra madre’ ha sabido reponerse parcialmente de un comienzo de temporada desesperante, donde algunas argucias humorísticas rozaban la vergüenza ajena –especialmente penosa fue la trama que nos mostraba a Barney haciéndose amigo íntimo de un perro- y el recurso de reunir a varias parejas para cargárselas pocos episodios después acabó revelándose como un grave desacierto.

Algún pequeño apunte simpático –Chris Elliott ejerciendo de niñera de Lily, el odio ancestral de Robin hacia su compañera de trabajo Patrice- no compensaba una sucesión de episodios en la que lo único que pasaba por mi cabeza era que ya no podía dejar de ver la serie a estas alturas. Sin embargo, supieron reconducir la historia para que los últimos episodios antes del típico parón navideño girasen alrededor de los intentos de Barney por recuperar a Robin sin que fuésemos realmente conscientes. Una jugarreta que alcanzó su clímax cuando la propia Robin se enteraba de lo sucedido. Una buena sorpresa que incitaba a mantener las esperanzas en lo que estaba por llegar.

Travesía por el desierto

Imagen de la octava temporada de

No voy a decir que los episodios tras acabar su hiato navideño fuesen malos, pero sí que tendían a ser bastante olvidables, dominando la sensación de ser puro relleno para poder completar una temporada de 24 episodios. La propia serie restaba importancia a la breve relación entre Ted y una chica con graves problemas mentales y otras tramas como la presunta marcha de Marshall y Lily a Roma dejaban la sensación de ser un mero artificio para conseguir una season finale más dramática, algo que quedó bastante claro cuando el primero justo recibe una oferta de trabajo para convertirse en juez poco antes de tener que irse para Italia. Relleno deluxe.

Lo único relativamente salvable eran los vaivenes en la relación entre Robin y Barney. Ya sabíamos que no iban a poder romper por lo que vimos en el primer episodio de la temporada –y es que, recordad que toda la temporada ha venido a ser un flashback dentro de otro flashback-, pero nos han dejado detalles interesantes, tanto en lo cómico como en lo dramático. En lo primero destaca el capítulo en el que Barney hacía todo lo que estaba en su mano por descubrir con quién estuvo obsesionado Robin años atrás y en lo segundo las dudas recientes de Robin –menos mal que ese conato de volver con Ted ha sido aniquilado- han vuelto a permitir lucirse a Cobie Smulders.

Y la madre es…

Cristin Milioti es la madre de

He omitido conveniente ese final de episodio en el que Ted se presentaba ante la puerta de una chica y le declaraba su amor incondicional. Un momento emotivo que, en el fondo, seguía funcionando a modo de aplazamiento para conocer a la madre. El propio Josh Radnor dijo en su visita a España que lo importante era cómo la conocía y no su identidad, por lo que todo el revuelo que se está montando alrededor de habernos mostrado que Cristin Milioti es la actriz elegida para darle vida es algo que no se apoya en nada más que en el hecho de haberla visto cuando su identidad siempre ha sido un simple macguffin para contarnos las cómicas aventuras de un grupo de amigos en Nueva York.

También me gustaría unirme a aquellos que están quejándose agriamente porque la madre no sea una actriz bellísima o sacando cualquier pega imaginable a la elección de Milioti, ya que esto en sí mismo es algo que considero un acierto, ya que cumple perfectamente el tipo de chica adorable apropiada para Ted y tampoco habían caído en errores en su descripción que la convirtiesen en ser casi mítico como la Maris de ‘Frasier’.

Donde sí tengo problemas es con el mero hecho de haber introducido una escena final en plan pegote para enseñarnos a la madre. ¿Había alguna necesidad real de hacerlo más allá del “es que quería saber ya quién era"? De hecho, no me sorprendería que apenas apareciese en la próxima temporada y esto haya sido un regalo envenenado para los defensores de que teníamos que conocerla bastante antes de que ‘Cómo conocí a vuestra madre’ llegara a su final.

Ted y Robin

Los habrá que me tachen de hater por esa afirmación y por decir que la season finale también ha sido una tremenda decepción. Varios microdramas un tanto forzados –lo de Marshall ha sido especialmente traicionero, pero lo de Ted mudándose tras la boda entre Robin y Barney salió aún más de la nada- han creado la sensación idónea para ver el episodio como la primera de –al menos- dos partes, eso hay que reconocerlo, pero no un cierre mínimamente satisfactorio a todo lo visto hasta ahora. Tampoco supieron lidiar especialmente bien con lo dramático, punto en el que la serie había demostrado un mejor nivel en los últimos tiempos, ni en lo cómico, la “lucha” de Robin y Barney contra pareja no estuvo muy inspirada.

Valoración de la octava temporada de
La gran revelación final no sólo no sirve para salvar una temporada terriblemente olvidable, sino que tampoco aporta nada que a mí me resulte especialmente estimulante. Los que estaban deseando ver a la madre cuanto antes seguramente estén alegres por ello, pero yo lo veo como una concesión innecesaria para que se hable más de la serie. Sí me motiva la posibilidad de que en la última temporada tengan que recurrir a una narración más o menos a tiempo real, pero habrá que ver si saben lidiar con ello.

En ¡Vaya tele! | 'Cómo conocí a vuestra madre' comienza su recta final, sólo queda una

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