Los peligros del "High Concept" en televisión [por Adriana Izquierdo]

Los peligros del "High Concept" en televisión [por Adriana Izquierdo]
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Adriana Izquierdo analiza guiones en televisión, es script doctor en una consultora americana y es una enamorada de la ficción en general y la audiovisual en particular. Da rienda suelta a esta pasión en el podcast de cine Esta peli ya la he visto, y defiende ‘Fringe’ a capa y espada en cada episodio de OhhhTV! Podcast. Escribe sobre series en Hablando de Series y cubre festivales en La última peli.

Va un creador televisivo y entra en el despacho de un productor gritando “¡¿Qué pasaría si todos los presos de Alcatraz hubiesen desaparecido en los años sesenta y reapareciesen en la época actual?!”. El productor abre los ojos como platos y tras un tenso silencio exclama “¡Al Ford Serieador!”. Y es Ford porque todo el mundo sabe que si es un coche y sale de FOX, nunca sería un Delorean, sería un Ford.

Este ejemplo práctico representa lo que en Hollywood se considera High Concept, un término que engloba a esas historias y conceptos basados en una premisa potente, fácilmente vendible y que a menudo giran en torno a planteamientos tipo “¿Qué pasaría sí…?”.Está muy enfocado al marketing y suele decirse que si un argumento puede explicarse en una frase, es High Concept; pero es algo que va mucho más allá. Es un concepto con potencial, con interés para grandes audiencias y generalmente centrado en desarrollar un argumento y no tanto a sus protagonistas.

¿Problema? Este concepto se amolda perfectamente a las características del cine, historias con control absoluto de principio y fin que se cuentan en unidades finitas. Pero los contenidos televisivos se ven afectados por demasiados elementos y condiciones externas inherentes al medio, y acaban afectando al desarrollo de las historias y a cómo el espectador las percibe. Éste es uno de los motivos por los que el High Concept funciona bien en la ficción procedimental autoconclusiva, ya que ésta también desarrolla el concepto en píldoras finitas pero de menor duración y no están sujetas a la presión de evolucionar una gran historia horizontal o a sus personajes.

Cuando llega el momento de promocionar un nuevo título, el High Concept vuelve a tener más sentido y ventajas en el ámbito cinematográfico. Los reclamos publicitarios se concentran en torno a una fecha concreta y todo el despliegue de marketing gira alrededor de ese evento específico cuyo resultado marcará el éxito en las sucesivas ventanas de explotación. Sin embargo, la promoción televisiva dista mucho de este esfuerzo de marketing concentrado. Tras una campaña inicial de lanzamiento, la serie debe desarrollar su contenido teniendo en cuenta la necesidad de mantener al público semana tras semana y la cadena ha de mantener una promoción constante que alimente el “efecto cita” en la audiencia.

Es precisamente esto último lo que convierte al High Concept en una herramienta peligrosa de manejar en televisión y que con frecuencia acaba provocando serios casos de detonitis, esto es: títulos con un detonante original, potente, llamativo y con potencial que fallan estrepitosamente en el desarrollo seriado de ese punto de partida complejo. Los detonantes de estas series acaban convirtiéndose en poco más que un señuelo creado para su lanzamiento publicitario.

‘Flashforward y ‘Alcatraz’, dos ejemplos

Pensemos en ‘FlashForward’, esa gran decepción de hace un par de años cuya brutal campaña de marketing generó unas expectativas que el primer episodio logró cumplir, presentando un concepto claro e atrayente que derivó en una serie con graves problemas de formato y unos personajes sin interés. ‘FlashForward’ fracasó en su intento de crear la perfecta mezcla de un punto de partida seriado por definición con un desarrollo autoconclusivo.

Algo parecido le ha sucedido la inspiración del primer párrafo de este artículo: ‘Alcatraz’, una producción High Concept que no ha sido incapaz de formatear su concepto y mezclar misterio, conclusividad y evolución de personajes para enganchar a la audiencia más allá del punto de partida.

La otra cara del High Concept es más difícil de analizar. Este tipo de conceptos pueden ser originales y potentes pero pecar de enrevesados y complejos para el gran público. ‘Awake’, serie estrenada esta temporada, es un gran ejemplo de televisión High Concept con buen desarrollo de personajes y un argumento horizontal interesante que permite una estructura semi-autoconclusivo. Con estas características, ‘Awake’ tenía todo el potencial para enganchar pero su complejidad dramática han impedido que cumpla un punto vital: atraer al público generalista. ¿Habría tenido éxito ‘Awake’ en una cadena de cable?

High Concept, también en el cable

Esto me lleva a hablar del High Concept fuera del ámbito de las Networks, un mundo en el que la segregación de audiencia permite desarrollar conceptos más arriesgados y menos comerciales. Hace un par de meses leía en AVclub un artículo muy interesante sobre HBO y el declive del episodio, que resaltaba ciertas series de cable están arrebatando a los episodios el valor en sí mismos para convertirlos en una pequeña porción (sin identidad propia) de un todo.

De esta reflexión derivan asuntos determinantes de la experiencia televisiva como es la recompensa semanal, esa satisfacción inmediata que las series suelen intentar proporcionar al espectador. El espectador que semana a semana se sienta delante del televisor evalúa cada entrega regido por un entendible cortoplacismo muy inconveniente para tratamientos argumentales como los de HBO. ¿Cuántas veces habéis oído utilizar ese término al que tengo tanta manía, “relleno”? ¿Cuántas veces os habéis sorprendido recomendando ‘The Wire’ con una frase muy parecida a “tienes que darle cinco episodios para que arranque”? Al tener este concepto de evolución argumental, la creación de un mapa de tramas y personajes requiere varios episodios en lugar del habitual piloto de presentación, algo de lo que intentan huir esas cadenas generalistas que mueren por encontrar el nuevo High Concept Definitivo.

‘Dexter’, ‘Homeland’ o ‘Breaking Bad’ son series High Concept de cable que se alejan de ese desarrollo por fascículos que mencionaba Ryan McGee en su artículo, funcionan como productos potentes y vendibles que se apoyan mucho en su detonante y, sin embargo, su complejidad o crudeza dramática impiden el cumplimiento de ese atractivo generalista. ¿Habría tenido el éxito el High Concept de ‘Awake’ en una cadena de cable? Nunca lo sabremos.

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Al final del día, todo se reduce a ese gran miedo al riesgo que tienen las productoras. Un riesgo que intentan reducir recurriendo al High Concept y otras herramientas que faciliten un marketing y llamen la atención del espectador potencial; no por nada Hollywood parece girar en una espiral interminable de remakes, reboots, secuelas, adaptaciones y demás intentos de arañar un éxito previo o una marca reconocible.

Y para cerrar el artículo, qué mejor que despedirnos con una serie que ha llevado el High Concept televisivo al extremo: ‘Community’. Esta comedia de NBC ha creado una dinámica tan perfecta entre unos personajes estupendamente perfilados que se puede permitir desarrollar un concepto diferente en cada episodio, planteando un what if distinto cada semana. Pero no, ‘Community’ y sus referencias para el 3% no es High Concept. Pocas sitcom lo son.

Por cierto, el polémico artículo de McGee que citaba tuvo respuestas de varios críticos televisivos americanos, pero yo me quedo – y comparto- el de James Poniewozk de TIME. Aviso de que Ford no patrocina este artículo, pero probablemente lo haría si tuviera la oportunidad.

Imagen | dhammza

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