'Vals con Bashir', dibujando el horror

'Vals con Bashir', dibujando el horror
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La guerra de Líbano en 1982 y la cruenta matanza de refugiados palestinos en Chabra y Chatila son los acontecimientos que le dan pie al cineasta israelí Ari Folman para intentar reconstruir los capítulos borrados por su memoria y a la vez soltar al viento un duro y seco mensaje antibelicista. Lo hace en forma de documental para reflejar con testimonios una realidad que ya no se puede visualizar, tan sólo recordar o acaso soñar. En 'Vals con Bashir', Folman se toma la licencia, muy original, de dibujar el horror, de poner animación a una historia dura, poderosa, hipnotizante y capaz de secar la garganta al menos sensible.

En la búsqueda de respuestas a su amnesia, Folman que participó en la invasión israelí en 1982 cuanto contaba con sólo 18 años, se embarca en una serie de entrevistas con compañeros de armas y amigos, para intentar recordar el horror que la memoria ha borrado. La cinta destila compromiso, riesgo y una cautivadora fuerza visual que pone sobre la mesa la crudeza de la guerra y sus devastadoras consecuencias.

A pesar de tratarse de un documental, el realizador logra llegar más allá y juega con los límites de la realidad de forma especialmente inquietante. Conforme vamos descubriendo los episodios reconstruidos gracias a las entrevistas, el realismo, la intensidad de lo narrado y las profundas y fascinantes imágenes van conformando una cinta que impacta doblemente. Por un lado, a través de su despliegue de animación, con una estética de cómic que le da total libertad a su narrador para conformar el escenario de la historia, y por otra parte, se logra transmitir el mensaje antibelicista, con especial énfasis y sin obviar la crítica, que existe, hacia su propio país.

Todo ello es un osado ejercicio de valentía, de osadía y de acierto de pleno para reconstruir un episodio bélico, que por desgracia, no resulta fácil de olvidar, y menos en un escenario como es Oriente Próximo, donde la tensión y el conflicto viene siendo la tónica de la subsistencia desde hace algunas décadas hasta la actualidad. 'Vals con Bashir' se encarga de remover conciencias y lo consigue.

vals con bashir 2

La belleza de las imágenes conforman el perfecto contraste con el desgarrador mensaje que transmite. Una historia autobiográfica que se sumerge en el fondo de la pesadilla, a través de vagos recuerdos, de sueños, de alucinaciones que conforman una especie de rompecabezas. Para alcanzar ese hipnotismo visual no se puede negar la excelente elección de una animación de trazos simples que se antoja perfecta para mezclar realismo y sueños, información y lirismo onírico, que termina cautivando de principio a fin. Aunque no se puede dejar de destacar la enorme fuerza de la banda sonora que acompaña a las imágenes, sin duda otro brillante acierto.

La parte más realista, aquella en la que el propio Folman va recuperando la memoria en las entrevistas, es de enorme contundencia, sin embargo resulta mucho más fascinante aquella en la que representa las pesadillas. En esas escenas, reiterativas y poderosas (como el sueño de los soldados desnudos que llegan a la playa en Beirut en pleno bombardeo), es donde se alcanza la máxima brillantez del documental. Escenas que inquietan, conmueven, emocionan y de una belleza fascinante que logran con mayor contundencia la reflexión.

4,5

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