De la televisión al cine: 'Viudas' es el ejemplo perfecto de cómo debe adaptarse una serie a película

De la televisión al cine: 'Viudas' es el ejemplo perfecto de cómo debe adaptarse una serie a película

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De la televisión al cine: 'Viudas' es el ejemplo perfecto de cómo debe adaptarse una serie a película

Steve McQueen y Gillian Flynn han conseguido con ‘Viudas’ uno de los éxitos del año. Mordaz, violenta y realista (bueno, más o menos), la película del director de las mucho más antipáticas 'Hunger', ’12 años de esclavitud’ y ‘Shame’, es un soplo de aire fresco en la cartelera mainstream de la temporada pre-navideña. Atención, porque podría haber más SPOILERS de los deseados por parte de los lectores que aún no hayan podido ver la película.

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La adaptación de la miniserie británica es, además, un ejemplo de cómo convertir en puro cine algo que no lo es. Novela, serie, o miniserie, transformar una trama de seis horas en una película de dos, con tantos personajes con peso y tantas capas, tramas y subtramas solo hacen que ‘Viudas’ sea mejor película de lo que ya es con un simple visionado.

Y es que a pesar del cambio de país, de contexto y de “villanos”, si lo miras bien, no hay ninguna diferencia. Dos formas de contar la misma historia. Un juego de golpes perfectos e imperfectos cortados por el mismo ladrón patrón. Y las dos tienen una forma muy personal de tratar la violencia.

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Un grupo de ladrones armados liderados por Harry Rawlings cae en un intento de robo a un camión blindado. A partir de ese momento, sus viudas, la presión policial y los hermanos Fisher, reyes de los bajos fondos londinenses, se convierten en los principales protagonistas de la trama. En la ideada por Lynda La Plante en 1983 y también en el excelso trabajo de adaptación de Flynn y McQueen.

En ambos casos será el chófer de la viuda del cabecilla del clan quien se haga cargo de transmitir a la mujer la información necesaria para que la historia se ponga en marcha. En el caso de la recién estrenada película de McQueen, el ambiente cargado de los suburbios de Chicago y las corruptelas de los barrios nobles.

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Apenas hay diferencias más allá de la adaptación, prácticamente una actualización, en el grueso de la película. Y decimos actualización porque, bueno, los tiempos han cambiado. Donde antes había una stripper o concursos de belleza, ahora nos encontramos con babysitters a tope de fitness o chicas de compañía procedentes de otros países más europeos. El ambiente de la guerra de bandas se mantiene ahora, con el añadido de una demencial guerra racial entre irlandeses y africanos por dominar un pedazo del pastel americano.

Entre viudas anda el juego

Donde el director de la nueva versión no ha tenido valor fue en presentar los flashbacks de los difuntos en blanco y negro, un detalle que acentuaba la modernidad (sobre todo vista ahora) del material original. A cambio, nos ofrece una de las secuencias más memorables del año. Sí, aquella en la que el personaje de Colin Farrell (qué bueno es el maldito Colin Farrell) recorre en un solo plano sin cortes la distancia que hay entre los dos Chicagos.

Lo que nadie podía esperar de la nueva película de Steve McQueen era clemencia. Aunque no lo parezca, sobre todo por parte del personaje de Daniel Kaluuya, uno de los más temibles del año, el director británico nos ahorra una de las muertes más espantosas de la serie original: la del perrito de la protagonista. Y el director, londinense (como la serie original) que ha mamado la serie en su infancia, sabe jugar con esa sensación de peligro constante y tensión en el ambiente. El resto sigue intacto: entrenamiento, reuniones intempestivas en almacenes abandonados, giros inesperados, mentiras y traiciones. Y mucha violencia. Contenida y explícita.

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La serie dirigida por el veterano Ian Toynton contó con una secuela innecesaria un par de años después al no cerrar una trama que se perdía con una escapada a Río de Janeiro, destino TOP de aquella era televisiva donde los falsos culpables, los verdaderos culpables y cualquier personaje de cualquier historia terminaban alojándose. No parece que vayamos a tener una secuela de 'Viudas', porque McQueen y la autora de 'Perdida' saben cerrar la historia de la mejor manera posible: con terapia de choque.

Hablando de choques, no está de más destacar un accidente automovilístico impactante en la película. Sí, ese que ya sabes. Ese que amplifica la timidez del original. Un original que lo único que tenía de luminoso eran los exteriores día. Aquí es todo bastante más oscuro. Gran trabajo.

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