'Boogeyman': el hombre del saco, o del armario

'Boogeyman': el hombre del saco, o del armario
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Se ha estrenado entre nosotros una de las últimas muestras de terror adolescente proveniente de EEUU, y que tanto se están dando en los últimos años, y que desgraciadamente, no tiene pinta de que pase la fiebre. Porque todas estas películas están cortadas por el mismo patrón; sus constantes, y por citar sólo dos, suelen ser un grupo de jóvenes con un coeficiente intelectual que no llega a 0, y que se ven todos atrapados en circunstancias extrañas, y en un momento dado uno de esos personajes, siempre femenino, se paseará en paños menores, a ser posible con una camiseta blanca ajustada que le queda de fábula, para seguidamente morir asesinada de la forma más salvaje posible.

'Boogeyman' intenta apartarse de estos films, pero no lo consigue porque aquí las meteduras de pata son descomunales. Para empezar los personajes no es que sean burros, es que carecen de toda personalidad y entidad, prácticamente no existen. Barry Watson interpreta al protagonista que se pasa toda la película con cara de amargado, y Emily Deschanel y Tory Mussett las dos chicas que se lo disputan.

Luego el director Stephen Kay (firmante de la nefasta 'Get Carter'), intenta ser original a la hora de filmarla, y pensando que va a proporcionar una atmósfera de terror inquietante le da por desenfocar los extremos de la pantalla en algunas escenas en las que vemos poco porque son oscuras, y gracias a esta simpática iniciativa, pues vemos menos. También le da por hacer piruetas con la cámara, desde giros imposibles hasta travellings a toda velocidad que no aportan nada a un film que se cae por sí solo.

El guión está lleno de fallos deplorables, como la incursión de un prólogo en el que se cuenta que hace años el protagonista fue testigo de un hecho horrible, el famoso trauma infantil que nos pone sobreaviso de que tiempo después volverá a ocurrir lo mismo. Evidentemente se ha tirado por lo fácil, porque explicar las motivaciones psicológicas de un personaje en medio de una película de suspense, sin necesidad de un prólogo, es algo que sólo hacía bien Hitchcock; sí, ya sé que las comparaciones son odiosas.

Hay un momento en la película en el que se sugieren unos viajes espacio-temporales de forma ciertamente original, pero lamentablemente en esa parte se suceden las mayores trampas de guión del film; si uno se fija bien llega a la conclusión de que carece totalmente de sentido.

¿De qué va? un tipo de unos 30 años le tiene miedo alhombre del saco, que en EEUU es el hombre del armario. Tiene narices. Y pensar que su distribuidora estuvo a punto de no estrenarla en salas comerciales. Otra vez será.

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