'1408', el resplandor de John Cusack

'1408', el resplandor de John Cusack
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Que nadie se alarme, a pesar del titular del post, no pienso comparar ni por asomo '1408' con la extraordinaria película de Stanley Kubrick, ya que sus parecidos son mínimos: ambas están basadas en un relato del cansino Stephen King, en ambas hay un escritor, y en ambas un hotel en el que se va a perder la cordura o buena parte de ella. Después los derroteros de ambas películas son bien distintos al igual que sus intenciones. Yo me refiero más bien al brillo propio de un actor excelente, y que a mi juicio, no goza de la fama o el favor de crítica y público que se merece (por lo menos mucho más que otros más consolidados).

Al fin y al cabo, lo único verdaderamente interesante y bueno de '1408' es John Cusack, quien carga con todo el peso del film, destacando por encima de los otros elementos del mismo. Un film que nos narra las no experiencias de un escritor especializado en lugares supuestamente encantados, en los que evidentemente no cree, pues nunca ha tenido ni la más mínima experiencia paranormal que le haya llevado a creer en ello. Hasta que un día, y como por arte de magia, recibe una postal de un hotel, cuya habitación 1408 esconde un secreto terrorífico. Hasta allá se nos va nuestro joven escritor.

Comenta mi compañera Beatriz en su crítica de la película que ésta tiene un final en los cines en los que se ha estrenado, y otro distinto en internet. Bien, lo cierto es que en internet se dispone de ambos finales, y por supuesto en el dvd zona 1 (de esos que ahora se leen en todas partes del mundo gracias a que actualmente los aparatos de dvd suelen ser multizona en la mayoría de los casos) en el que se encuentra el tan comentado director´s cut, y es el que un servidor ha visto. También conozco el otro final, pero me parece mucho más estúpido, y no acierto a descubrir el porqué se ha elegido ese para los cines, cuando el del director es mucho más coherente con la historia. De todos modos, y a pesar de esa coherencia, ni siquiera el buen final, por llamarlo así, llega para salvar una película que hace aguas por todas partes, pero sobre todo a partir del momento en el que el protagonista entra en la famosa habitación.

Y es que una vez dentro de la habitación, en la que tiene lugar la mayor parte de la no historia, la película aparte de no contar absolutamente nada, se limita a ofrecernos un montón de secuencias aparentemente espectaculares, o de supuesto terror con sustos incluidos, pero sin ton ni son y al libre albedrío. No existe ni la más mínima progresión dramática, absolutamente necesaria en cualquier película, y a pesar de los esfuerzos de Cusak, pocas veces logramos conectar con su personaje, dejando a un lado el hecho de que ya sabemos más o menos cómo van a acabar las cosas.

Por otro lado, la película carece totalmente de interés desde el momento en el que se nos desvela que en dicha habitación han muertos 56 personas, y sólo ahora han decidido cerrar dicha habitación. Bajo la dirección del nuevo director sólo han ocurrido unas pocas muertes, pero éste es conocedor de toda la historia de la habitación, y aún así la alquiló a los anteriores inquilinos. No tiene ni pies ni cabeza, y ni siquiera se aprovecha ese dato para una posible explicación posterior. Samuel L. Jackson, que da vida al director del hotel, se limita a realizar su típica aparición de diez minutos, para poner cara de cabreado en algún que otro momento, soltar alguna que otra frase lapidaria, y hala, al banco a cobrar el cheque.

Mientras tanto, el espectador se aburre como una ostra, y añora los tiempos en los que de obras de King salían extraordinarias películas. Habrá que esperar a ver si Frank Darabont ha repetido por tercera vez la hazaña, porque Mikael Hafström ha fracasado casi por completo, dejando a un lado algún que otro detalle visual, y por supuesto un John Cusack que casi nunca decepciona.

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