Hiromu Arakawa es una vaquita y Eiichiro Oda un pez. Por qué los creadores de manga esconden su cara y cómo Akira Toriyama tuvo que aprenderlo a las malas

Hiromu Arakawa es una vaquita y Eiichiro Oda un pez. Por qué los creadores de manga esconden su cara y cómo Akira Toriyama tuvo que aprenderlo a las malas

La privacidad es muy importante para los mangakas, y no siempre por buenos motivos

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Hirumu Arakawa

Hay muchas diferencias entre los creadores japoneses y los occidentales, pero una de las que suelen llamar más la atención es lo mucho que cuidan los mangakas su privacidad. A pesar de que es uno de los autores más conocidos del mundo, es dificilísimo encontrar una foto actual de Eiichiro Oda, el creador de 'One Piece', y no es el único mangaka al que es casi imposible ponerle cara.

Ni en eventos, ni en firmas, ni nada

Los mangakas ocultan su cara, y en muchas ocasiones también su nombre completo o incluso su género. Porque de hecho es bastante común que las autoras escriban bajo un pseudónimo masculino o neutro para evitar que los prejuicios dañen la acogida de sus mangas.

Así que a menudo los mangakas se ocultan bajo el avatar de un pez, como es el caso de Eiichiro Oda, u otro bichito. Hiromu Arakawa, la autora de 'Fullmetal Alchemist', es una vaquita, Gege Akutami, el autor de 'Jujutsu Kaisen', es un gatito de un ojo, o Akira Toriyama, el autor de 'Dragon Ball', se ocultaba tras el avatar de un robotito.

Excepto ejemplos en contra muy concretos como Hirohiko Araki, el autor de 'JoJo's Bizarre Adventure', por norma general los mangakas evitan mostrar su rostro. E incluso suelen pedir que no se les tome fotos en salones de cómic ni en eventos de firmas, y de hecho están protegidos por la ley japonesa en caso de que alguien tome fotografías sin su permiso.

Eiichiro Oda El encuentro entre Eiichiro Oda e Iñaki Godoy

La gran razón para esto es (con todo el sentido del mundo), mantener su privacidad. Los mangakas quieren que el foco de la atención del público vaya a sus mangas y no a sus vidas privadas para mantener sus vidas personales aparte de su trabajo. Algunos mangakas incluso ocultan a sus familias su verdadera profesión, porque todavía para muchos no es un trabajo bien visto, y en especial dependiendo del tipo de contenido que se dibuje.

Akira Toriyama aprendió esto a las malas. Porque con lo increíblemente popular que se volvió 'Dragon Ball', él también se volvió famoso de la noche a la mañana. Al principio de su carrera sí que permitía que le fotografiasen para revistas y en evento, pero se volvió tan conocido que ni siquiera podía pasear por su ciudad tranquilamente.

Robo Toriyama Robo Toriyama en el anime de 'Dragon Ball'

Después de un incidente en un supermercado en el que demasiada gente empezó a pedirle dibujos y autógrafos, decidió que no quería más atención y empezó a ocultar su cara como otros mangakas. Y a cambiar su cara definitivamente por un robot que incluso alguna vez ha aparecido en 'Dragon Ball'.

En los últimos años se ha sumado otra razón: las redes sociales. En especial las autoras evitan publicar fotografías por el miedo al ridículo y al acoso, ya que hay demasiados casos de "fans" que se ponen a analizar su aspecto y a reírse de ellas en público... O si encima son atractivas se ganan un aluvión de babosos persiguiéndolas.

La otra gran razón es (por suerte) menos asquerosa: mantener un halo de misterio. Específicamente, para que la atención vaya a sus obras pero para que sus lectores también puedan fantasear sobre qué tipo de persona dibuja su manga favorito.

Y, en el caso de algunos autores que trabajan en mangas para chavales, para crear la idea de que una persona joven sigue escribiendo su manga favorito. Porque quizás ciertos lectores y lectoras no se identificarían tanto con ciertas historias si pensasen que alguien de mediana edad está escribiendo un drama adolescente.

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