'Tres días con la familia', un drama que no transmite emoción

'Tres días con la familia', un drama que no transmite emoción
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Mañana, 26 de junio, se estrena ‘Tres días con la familia’ (‘Tres díes amb la família’), un drama de Mar Coll, que está protagonizado pro Eduard Fernández, Nausicaa Bonnín, Philippine Leroy-Beaulieu, Francesc Orella y Ramón Fontserè.

En el funeral de su padre, tres hermanos y una hermana demuestran sus personalidades a través del modo en el que se comportan con sus familias o por lo que cuentan que habían hecho con respecto al padre en los últimos años. Uno de ellos siguió visitándolo, una vez a la semana. Otro fingía afecto, pero nunca pasaba por allí, con la excusa del trabajo. Un tercero ni siquiera se molestaba en disimular que se llevaba bien con él. Ella había escrito un libro donde el personaje que parecía representar a su padre sólo recibía varapalos. Entre los nietos del fallecido se encuentra Léa, una joven de 21 años que estudia en Francia. Está emocionada con su relación con Seb y llena de sueños de futuro: quiere dejar la carrera de ingeniería para trabajar en el bar de su novio, por lo que no piensa volver a España.

Esta familia está compuesta por personajes que no son nada. Esas formas diferentes de comportarse descritas más arriba mostraban subyugación, pasotismo, egoísmo o rencor. Pasiones negativas que se les han contagiado a otros aspectos que componen sus vidas. Y con arreglo a eso, están existiendo. No merece mucho la pena estar cerca de ellos, incluso puede ser peligroso porque esos sentimientos son contagiosos. Este retrato de personajes que se puede extraer de la película es sugestivo, sin embargo, tiene la contrapartida de que seres que valen tan poco –incluida la protagonista, Léa— no despertarán en el espectador la necesaria identificación para que lo que les ocurre nos interese. Y, por ello, veremos sus cuitas sin sentir mayor emoción. La película se ve con frialdad y eso hace que aburra a pesar de su brevedad.

Philippine Leroy-Beaulieu

Desde un primer momento conocemos cuáles son los dramas que atenazan a los protagonistas. Por ese motivo, no hay curiosidad por saber cómo continúa la trama. Nada se guarda, toda la información se ofrece bruscamente en diálogos del inicio, desperdiciando así oportunidades muy buenas que ofrecía la idea de partida, como podrían ser revelaciones que nos hiciesen ver aspectos de esos personajes con los que los comprenderíamos mejor. Además, las tristezas que se nos cuentan, ya las hemos visto muchas otras veces y aquí ni siquiera hay un enfoque novedoso que haga que cobren un interés renovado. Y, como ya he dicho, los seres que las sufren tampoco despiertan en nosotros las ganas de volver a conocerlas.

El único personaje que ha conseguido provocar en mí sentimientos de empatía o meramente, algo de interés, es el de Jöelle (Philippine Leroy-Beaulieu), la madre de la protagonista. Se trata de una mujer que no ha podido desarrollar su vida tal como se merecería y que no ha sacado de sí misma todo su potencial porque siempre ha sido juzgada. Mientras hace cualquier cosa, su hija la observa con ojos que juzgan… y la censura. Su marido la tiene tan juzgada que ya sólo puede despreciarla. Desde que comenzó con este hombre, él ha decidido que era mejor juzgar que se equivocaba que admitir que estaba muy por encima de él y de toda su familia.

La hermana rebelde también se presenta como un personaje interesante, pero sólo mientras constituye un misterio. En cuanto aparece físicamente en el funeral y se integra con el resto de los don nadies, pierde todo el atractivo.

En los apartados técnicos, se puede destacar la dirección de fotografía, que es buena y que nos ofrece bellos encuadres. Sin embargo, la labor de montaje no me ha convencido tanto. La música me parece igual de poco acertada, ya que puntualiza en exceso los momentos dramáticos.

Tres dies amb la família

El aspecto que más sobresale de ‘Tres en familia’ es la interpretación. Todos los actores, tanto los que acarrean largas carrera a sus espaldas, como los más jovencitos, son enormes profesionales. Por ejemplo, Ramón Fontserè, actor habitual de Els Joglars, hace un trabajo espléndido, pero da la impresión de estar desaprovechado después de que lo hayamos visto de protagonista en las obras teatrales. Eduard Fernández, en el papel del padre de la joven, vuelve a estar, como otras veces, convincente y se integra en un reparto en el que ninguno lleva un peso mayor que el de los demás. Coll desarrolla una dirección de actores que nos brinda una gran naturalidad en todas las escenas y es la pobreza del retrato de sus personajes lo que hace que nos quedemos indiferentes, no las interpretaciones.

Ya que para muchos espectadores, este aspecto es uno de los más importantes dentro de una película, es muy posible que les baste para que queden satisfechos tras ver este film y, por lo tanto, se puede les recomendar.

Más información en Blogdecine sobre ‘Tres días con la familia’.

Mi puntuación:

2

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