Hace 28 años se estrenaba 'Anaconda', una película de terror liderada por Jennifer Lopez que acabó siendo el inicio de una improbable franquicia que pareció llegar a su final en 2015 con el lanzamiento del crossover 'Mandíbulas contra Anaconda'. Sin embargo, es muy difícil que una saga muera en Hollywood y Sony ha estado varios años intentando dar forma a un reboot que finalmente llega a los cines este viernes 25 de diciembre.
Lo primero que conviene tener claro sobre esta 'Anaconda' es que se trata de una actualización inusual, ya que gira alrededor de un grupo de amigos que está intentando hacer una nueva versión de la película estrenada en 1997, con la mala suerte de que acaba teniendo que enfrentarse a una de estas serpientes. Eso se traduce en una comedia muy divertida si conectas con el enfoque que propone, pues no deja de ser un simpático disparate al servicio de Jack Black y Paul Rudd.
Directa y efectiva
Hay muchos motivos por los que sería sencillo sepultar esta nueva 'Anaconda', desde el hecho de ser muy previsible -el único giro más o menos sorprendente forma parte de la subtrama más fallida de la función- hasta que el acabado visual de la serpiente no está nada conseguido y grita artefacto digital en todo momento. Pero a su favor tiene algo que resulta contagioso, y es su apuesta decidida por tomárselo todo a cachondeo, pero sabiendo mantener siempre los pies en el suelo.
De hecho, la propia premisa de la película parte de un grupo de amigos que tenían el sueño de pequeños de triunfar en el cine que se reúnen porque uno de ellos dice haber conseguido los derechos para hacer un reboot de 'Anaconda'. Eso lleva a que siempre haya de fondo una historia de perdedores dándolo todo con la que resulta muy sencillo empatizar, sobre todo si encima le añades a Rudd y Black exprimiendo sus habilidades para la comedia.
Dicho esto, que nadie espere personajes con mucha entidad, ya que a 'Anaconda' tampoco es algo que le interese demasiado. El caso más grave es el de Daniela Melchior, que uno nunca sabe muy bien qué pinta ahí más allá de la guapa que es, pero a cambio esa tendencia a no tomarse nada en serio funciona de maravilla en el caso del singular adiestrador interpretado por Selton Mello, quien nos deja algunos de los mejores momentos de la función.
Sí es cierto que la acción -y pequeñas dosis de terror- va ganando peso a medida que pasan los minutos y que tampoco es algo que esté especialmente conseguido. El humor también es entonces lo que mejor funciona, incluso cuando la película abraza abiertamente el disparate y no queda otra que aceptar lo que vaya sucediendo sin uno preguntarse demasiado si lo que sucede tiene mucho sentido.
Eso lleva a que en ningún caso pueda decirse que 'Anaconda' sea una gran película, pero sí que es perfectamente consciente tanto de lo que quiere ser como de sus limitaciones -de ahí que las apariciones en pantalla de la monstruosa serpiente se reduzcan al mínimo-. Aquí lo que importa realmente es que sus protagonistas se lo pasen bien y que esa energía se transmita al espectador.
Tom Gormican, coguionista y director de esta nueva 'Anaconda', también es perfectamente consciente de ello, abordando su trabajo de puesta en escena desde lo meramente funcional para que sean sus estrellas las que eleven un material tampoco especialmente memorable. Elegir al actor adecuado para el papel suma mucho y aquí tenemos un buen ejemplo de ello.
Por lo demás, 'Anaconda' también dedica un poco de cariño a la película original y hace un uso efectivo de ese componente meta que explica su mera existencia -aunque siempre manteniendo su tendencia a ser tan sutil como un puñetazo en la cara-. Sin embargo, no deja de ser una bobada en la que hay que aceptar que poco menos que todo vale para hacernos pasar un rato entretenido. Y si no entras de primeras en lo que propone, es probable que lo único que quieras es que se acabe cuando antes.
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