'Desde París con amor', desde la factoría Besson con torpeza

'Desde París con amor', desde la factoría Besson con torpeza
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Luc Besson podría ser perfectamente el equivalente europeo a Jerry Bruckheimer en el cine de evasión estadounidense. Como productor ha sabido competir directamente con los productos de acción yanquis, demostrando que en Francia se pueden hacer películas del mismo estilo que las provenientes del nuevo continente; bañadas con todo el atractivo de las ciudades europeas, sobre todo París, son productos en los que el argumento importa más bien poco, sólo se trata de ofrecer un carrusel de tiros, persecuciones y explosiones, para divertimento del personal. Como director en un principio iba para autor, con cosas de dudoso gusto como 'Subway' (id, 1985) para más tarde acabar sacando de quicio con memeces del tamaño de 'El quinto elemento' ('The Fifth Element', 1996) o 'Juana de Arco' ('The Messenger: The Story of Joan of Arc', 1999). Eso sí, brilla en su deplorable filmografía una pequeña joya titulada 'El profesional' ('Leon', 1994), que visto lo demás, da la sensación de que se la hizo alguien.

Ahora que Besson está más obsesionado que Robert Zemeckis con la animación se dedica a delegar sus historias de acción en otros directores, siendo uno de ellos Pierre Morel, que hace un par de años obtuvo un inesperado éxito con 'Venganza' ('Taken'). 'Desde París con amor' ('From Paris With Love', 2009) semeja un intento de repetir el éxito de la mencionada cinta protagonizada por Liam Neeson. Esta vez han ido un poco más allá en plan "cuanto más mejor", pero el resultado es bastante insatisfactorio, es más, 'Venganza' —película que me resulta bastante anodina— parece una obra maestra a su lado.

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El argumento de 'Desde París con amor' no engaña a nadie. James Reece (Johnathan Rhys Meyers) es un empleado del embajador americano en Francia que tendrá que formar equipo con Charlie Wax (John Travolta), un agente secreto de la CIA, para impedir un atentado en la capital francesa. El fuerte carácter de Wax meterá a Reece en situaciones de lo más peligrosas, poniendo en peligro la vida de ambos. Evidentemente estamos ante un film de acción superespectacular —a la europea, recordemos— donde el verismo se va a tomar viento fresco y nuestros héroes saldrán airosos de cualquier peligro que se les presente.

La historia de Besson es tratada por Adi Hasak, quien no escribía un guión desde 1997, concretamente para el temible George Pan Cosmatos en 'Conspiración en la sombra' ('Shadow Conspiracy') en la que unos imposible Charlie Sheen y Linda Hamilton descubrían una conspiración a nivel mundial que quitaba el hipo. Curiosamente esa película, de la que no se acuerdan ni sus responsables, contiene algunos elementos que la emparejan con la presente, llamando la atención que después de doce años Hasak no haya mejorado ni un ápice como guionista. Al igual que en aquélla 'Desde París con amor' está llena de situaciones absurdas, previsibles y aburridas.

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Pierre Morel pone en escena, con menos dinamismo que en su anterior trabajo, una historia llena de referencias al cine de acción, sobre todo a ese subgénero de las buddy movies, de las que 'Arma letal' ('Lethal Weapon', Richard Donner, 1987) sea probablemente su máximo exponente. Dos personajes de personalidades muy distintas que terminan profesándose un profundo respeto debido a un interés común de terminar con los malos de la función. John Travolta —uno de los pocos actores de toda la historia que ha echado a perder su fama dos veces— y Jonathan Rhys Meyers componen sin demasiada gracia dos personajes prácticamente increíbles.

El título es un homenaje a la novela de Ian Fleming dedicada al popular James Bond y por consiguiente a su adaptación cinematográfica, 'Desde Rusia con amor' ('From Russia With Love', Terence Young, 1963). Evidentemente, cualquier parecido entre ambas películas no sería coincidencia, sino pura fantasía. Pero este tipo de detalles totalmente anecdóticos nada tienen que ver con la calidad de una película que lejos de tomarse en serio a sí misma, desaprovecha algunas ideas —y que casi me atrevería a asegurar que las mismas se encuentran en el trabajo original de Besson— en las secuencias de acción. Anótese aquella en la que Reece sube por unas escaleras por cuyo hueco van cayendo los cadáveres que más arriba va dejando su nuevo compañero.

Al final sobresale el tedio, chistes ridículos, un personaje femenino que huele a trampa desde su primera aparición, y hasta un pobre discurso sobre el terrorismo árabe. Una mala película que pone en evidencia la decadencia de un actor como John Travolta, si es que se le puede llamar actor. Que le llame otra vez Tarantino, a ver si lo resucita de nuevo.

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