'13 Tzameti', retrato de la suerte

'13 Tzameti', retrato de la suerte
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Las óperas primas suelen marcar de por vida, en la mayoría de los casos, a sus respectivos autores, sobre todo a aquellos que han realizado dicha ópera prima a una temprana edad. El caso más famoso de toda la historia del cine es evidentemente, el de Orson Welles, que con su genial 'Ciudadano Kane' sorprendió a todo el mundo, y dejó para la posteridad una de las mejores películas jamás vistas, y la demostración palapable de que el ser joven nada tiene que ver con firmar grandes películas. El problema es que Welles dejó el listón muy alto y hora cuando un jovencillo lleno de ilusión se atreve a hacer su primera película, enseguida afilan los cuchillos y si la película no cumple unas espectativas mínimas, el director puede echarse a temblar, por joven, por inexperto, o por no aprenderse bien la lección.

Afortunadamente, pienso yo, que a Géla Babluani no le pasará nada de eso con su primer film. Evidentemente no voy a compararlo con Welles, eso sería demasiado cruel. Babluani ha rodado un film lleno de interés, cuya historia sigue a un joven, Sébastien, que mientras trabaja arreglando el tejado de una casa, se queda sin trabajo, y por lo tanto sin cobrar, debido a que el dueño de la casa muere de una sobredosis. Antes de ello, el misterioso dueño del lugar ha recibido una carta que le supondrá ganar una importante cantidad de dinero. Nuestro protagonista piensa que no tiene nada que perder y sí mucho que ganar.

En un mundo en el que todo se publicita, y ya sabemos de antemano los argumentos casi completos de las películas antes de verlas, '13 Tzameti' lo tiene verdaderamente difícil. Lo mejor en esta película, realmente lo mejor en todas, es acercarse a ella sin la más mínima información sobre su real argumento, y por supuesto sin el más mínimo atisbo de prejuicios. Esto último es bastante difícil, pero desde luego si no se sabe nada de su argumento se podrá disfrutar en mayor medida. Y eso es lo que ocurre en su segundo tercio, cuando la película da un giro imprevisible y nos adentra en un mundo de locura, tensión, sufrimiento y en el que el fatídico número 13 tendrá un protagonismo especial. Es curiosa la ironía con la que es tratada la famosa superstición hacia tan famoso número. Ese podría ser considerado el mayor acierto de guión en una historia que sobre todo se tambalea un poco en su parte inicial, como si le costara arrancar.

Y aunque el inicio se hace un poco lento, o mejor dicho, no ocurren demasiadas cosas que llamen nuestra atención, el director se marca otro tanto al adornar todo ese tercio de película con una música verdaderamente enigmática y casi agobiante, que va haciendo entrever o preveer, que nos encontraremos con algo que no va a ser de nuestro agrado. Sí, lo sé, eso no justifica que el comienzo sea un pelín tostón, pero ayuda, leñe, ayuda. Después, cuando el film descubre sus verdaderas cartas, la música desaparece, ya estamos en el infierno, ya no hay marcha atrás. El director no se anda con contemplaciones y filma momentos inolvidables y angustiosos, mientras hace avanzar el film hacia un final totalmente inesperado, en el cual no deja de jugar con la simbología del número 13. Aún así y a pesar de su excelente segunda mitad, el film flojea un poco debido a la descompensación que se produce con la primera.

También puede que las simplemente correctas interpretaciones no ayuden a redondear un producto que necesitaba de un mejor acabado artístico. Prácticamente todos los actores están un poco fríos, al menos los protagonistas, aunque sus hieráticos rostros filmados en un conciso blanco y negro (otro de los aciertos del film) lo enlazan directamente con viejas películas francesas de cine negro, desde esa joya de título 'Touchez pas au grisbi', del gran Jacques Becker, hasta llegar al cine de Jean-Pierre Melville con su ultrafamosa 'El Silencio de un Hombre'.

Una correcta película que al igual que 'Offside' tiene una limitada distribución en nuestro país, ya que sólo se ha estrenado en versión original subtitulada, y aquí el inteligente espectador sólo va a ver esas cosas tan raras cuando las dirige Mel Gibson o Clint Eastwood.

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