Ciencia-ficción: 'El núcleo', la Tierra se muere...¡reactivemosla!

Ciencia-ficción: 'El núcleo', la Tierra se muere...¡reactivemosla!

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Ciencia-ficción: 'El núcleo', la Tierra se muere...¡reactivemosla!

Como el Guadiana, el género catastrófico ha ido desapareciendo y reapareciendo de vez en cuando como para venir a recordarnos —por si las auténticas catástrofes naturales que aquí y allá hacen estragos en la superficie de nuestro planeta no fueran suficientes— que nada como un buen desastre, sea de la escala que sea, para unir a la humanidad y sacar lo mejor de cada uno de nosotros —o lo peor, que de todo tiene que haber en capilla—.

Y hoy, día de estreno de esa producción probablemente descerebrada que será 'San Andrés' ('San Andreas', Andrew Lockington Brad Peyton, 2015), en lugar de mirar hacia atrás en la trayectoria del cineasta responsable del último vehículo para lucimiento de la Roca —aunque todos sepamos que la verdadera atracción de la cinta es Alexandra Dadario—, os proponemos en Cine en el salón el ciclo de ciencia-ficción asomarnos a otro entretenimiento con muy pocas neuronas que postulaba algo tan implausible como que el núcleo de nuestro planeta dejara de girar.

Tan alocada premisa de partida servía al director Jon Amiel y a los guionistas Cooper Layne y John Rogers para poner en pie 'El núcleo' ('The Core', 2003) un filme que, ante todo, encuentra su mejor baza en que nunca se toma en serio a sí mismo y es muy consciente de que todo lo que narra durante su muy prolongado metraje —dos horas y cuarto a la que le sobran escenas por todas partes— termina acercándose más a la comedia no pretendida que al drama de hondo calado que deberían transmitir los inevitables decesos que van sucediéndose conforme avanza la acción.

Sólo pueden quedar...dos

El Nucleo 1

Aunque su estructura no se ciña al milímetro a los patrones que normalmente rigen el cine de desastres, no es menos cierto que, de previsible que es, 'El núcleo' es una de esas producciones a las que el espectador no tiene problema alguno en ir anticipándose conforme avanza la trama y la Virgilio va traspasando las diferentes barreras que los protagonistas tienen que ir superando para alcanzar el objetivo final de llegar al centro de nuestro planeta y reactivar su corazón soltando un puñado considerable de armas nucleares de inmensa potencia (sic).

Dicha anticipación, termina jugando en contra de las supuestas intenciones del filme y evita en última instancia que estemos en tensión ante la suerte de los implicados en la historia y podamos sentarnos delante de la cinta a dejarnos entretener por un vehículo que en dicha función trabaja de forma desigual y al que, como decía, le sobra mucho de ese metraje llamado a abundar en la innecesaria definición de unos personajes que no podrían ser más estereotipados.

El Nucleo 2

Y aquí podríamos apuntar desde esa astronauta que es la mejor en lo que hace pero que aún tiene que transitar por la prueba de liderazgo definitiva que encarna con limitada convicción Hilary Swank, hasta el científico egocéntrico con el que se lo pasa bomba Stanley Tucci —sin lugar a dudas, lo mejor de la producción—, el super-mega-inteligente protagonista al que da vida el siempre efectivo Aaron Eckhart o ese hacker arquetípico interpretado por DJ Qualls.

Uniendo a ellos a unos Bruce Greenwood —la seriedad con la que aborda a su personaje es de lo peor de la cinta—, Delroy Lindo y Tchéky Karyo que nada más aparecer en pantalla lo hacen con un letrero en la frente de "vamos a morir", cuando uno ve 'El núcleo' queda claro que no puede hacerlo sino es previa desconexión de un buen puñado de sinapsis y la aceptación de que aquello con lo que va a encontrarse tiene pocos pies y menos cabezas.

'El núcleo', las reglas del juego

El Nucleo 3

Entiendo pues que sólo abrazando por igual la vertiente de comedia consciente e inconsciente del metraje e intentando aguantar el tipo —sin prorrumpir en carcajadas— cuando el filme se pone "serio", es como se puede medio pasar el rato con una idea de partida que aunque increíble en la acepción negativa del término, no es una de esas abominaciones que ha sufrido el género de ciencia-ficción y de las que ocasionalmente hemos dado cuenta en el ciclo del género.

Asumiendo todo lo anterior, 'El núcleo' es uno de esos filmes que no termina deviniendo en una molestia insufrible. Dicho de otra forma, que pertenece al grupo de "es tan mala, que es buena", un oxímoron éste al que hemos recurrido en alguna ocasión por éstas mismas líneas y que aquí viene a remarcar el que, con todas las papeletas para poder ponerla "vestida de limpio", termine librándose de la quema por pura simpatía.

Si a este talante se añaden lo sucinto y efectivo de sus secuencias de acción —aunque alguna de ellas, como la tormenta eléctrica en Roma, de un poco de vergüenza ajena por la calidad de sus efectos visuales— y lo que vemos en la pantalla de la Virgilio parezca sacado del WinAmp; y no se hace mucha sangre en la anodina dirección de Jon Amiel —a día de hoy aún me sigo preguntando a quién diantres le parecería buena idea contar con tan insulso cineasta— lo que tenemos como resultado es una producción que se deja ver y que, eso sí, tan pronto se ha consumido...se olvida.

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