'Cómo acabar con tu jefe', el valor de los secundarios

'Cómo acabar con tu jefe', el valor de los secundarios
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Quiero que despidas a los gordos. Son vagos, lentos, y me entristece verlos.

(Bobby Pellitt / Colin Farrell)

Nick, Dale y Kurt son tres amigos que se confiesan amargados por culpa de los individuos psicópatas, acosadores e inútiles que dirigen las empresas en las que trabajan, y entonces llegan a lo que parece ser la única conclusión posible: si quieren sobrevivir, deben eliminar a sus jefes. Ésta es la atractiva trama de ‘Cómo acabar con tu jefe’ (otro ingenio de nuestros distribuidores, el título original es ‘Horrible Bosses’), la nueva comedia norteamericana para adultos (por el “contenido inapropiado” para menores, en absoluto por su complejidad) que ha llegado a nuestras carteleras, con humor gamberro y un llamativo reparto como principales reclamos. Se trata de una propuesta similar a ‘Resacón en Las Vegas’ (‘The Hangover’), ‘Carta blanca’ (‘Hall Pass’) o ‘La boda de mi mejor amiga’ (‘Bridesmaids’), básicamente con los mismos defectos, un prometedor arranque que no tiene continuidad, personajes que no paran de hablar (innecesarias aclaraciones de situaciones y bromas) y una resolución convencional, que traiciona el espíritu gamberro del relato. Como si de pronto nos hubiesen cambiado la película.

En estos tiempos de crisis, con los derechos laborales cada vez más pisoteados, el trabajo mal pagado y la explotación consentida, una comedia de las características de ‘Cómo acabar con tu jefe’ debía resultar una experiencia catártica para muchos espectadores. Y es que directa o indirectamente, casi todos hemos conocido o tenido que lidiar con un jefe inaguantable, insufrible, incapaz, de esa gente que aprovecha su situación para descargar sus frustraciones y compensar sus torpezas con los empleados que tiene a su disposición, atados por un contrato que, sobre todo ahora, no se pueden permitir el lujo de romper, siendo la fuente de ingresos con la que mantienen el delicado entramado que sostiene sus vidas. En principio hay mucho potencial en la idea argumental de la película, pero los cerebros creativos que están detrás no han podido o no han querido ir muy lejos, contentándose con rascar la superficie, jugar con algunos tópicos y dejar que los actores se diviertan tratando de hacer creíbles las disparatadas situaciones. Entretiene, pero con un poco más de mala uva (lo que le sobra a la irreverente ‘Louise-Michel’), podría haber sido una gozada.

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‘Cómo acabar con tu jefe’ comienza presentando a Nick (interpretado por Jason Bateman, el inolvidable Michael Bluth), a quien han prometido el puesto de vicepresidente de ventas; Nick confía en la palabra de su jefe (Kevin Spacey), toda su vida está enfocada a la empresa, a conseguir la merecida promoción, hasta que descubre que jamás tuvo opciones de conseguirla porque la oficina está dirigida por un despreciable perturbado. Por su parte, Dale (Charlie Day) es ayudante en una clínica dental y su mayor pesadilla es el constante acoso sexual al que lo somete la siempre caliente Dra. Julia Harris (Jennifer Aniston); para entender por qué sufre y no accede a tener sexo con su jefa, hay que aclarar que el tipo está enamorado de su prometida (sí, pertenece al escaso porcentaje de hombres que no consideran algo normal ser infiel a su pareja). Por último, Kurt (Jason Sudeikis) era el hombre de confianza de su jefe, era como su hijo, pero el viejo muere y deja el “trono” a su verdadero hijo, un trastornado drogadicto (Colin Farrell), cuya intención es llevarse todo el dinero posible y hundir la empresa. Sería un buen alcalde…

Con este panorama, los tres protagonistas, en una noche de borrachera (una de las excusas del guion para esquivar la bondad incorruptible de los personajes), deciden que sus jefes deben ser liquidados. Para ello recurren a un peculiar especialista que acaba de salir de la cárcel (Jamie Foxx), y que por una negociable suma de dinero (entregada en maletín, como los profesionales) se ofrece como “asesor criminal”, dando consejos a los desesperados amigos. Mientras la película se centra en todo esto, funciona, es divertida, resulta interesante ver cómo estos tres tipos corrientes planean cometer los asesinatos, es una aventura con muchas posibilidades cómicas, pero a partir de un cierto giro argumental, nos metemos en otra historia, y los protagonistas pasan de torpes criminales en potencia a torpes incautos que solo buscan escapar del tremendo lío en el que se han metido. Supongo que pensando en la taquilla (la película logró una excelente recaudación en EE.UU., más de 100 millones de dólares), los responsables de ‘Cómo acabar con tu jefe’ decidieron que no querían jugar a ser los hermanos Coen, no iban a meterse en el resbaladizo terreno de la comedia negra, y apostaron por algo más blandito, que no incomode a los espectadores más sensibles moralmente.

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Pero el irregular guion escrito por Michael Markowitz, John Francis Daley y Jonathan Goldstein (una vez más, me llama la atención que en Hollywood necesiten tantos guionistas para hacer tan poco), con las típicas bromas cinematográficas y la gratuita secuencia de acción en coche que parece que solo la incluyen pensando en el tráiler (no falta la escena de los protagonistas gritando asustados), y la rutinaria puesta en escena de Seth Gordon importan poco cuando tienes un reparto como el que se ha reunido aquí (además de los ya citados, también intervienen brevemente Donald Sutherland, Ioan Gruffudd o Julie Bowen), todos con ganas de pasarlo bien y hacer reír. Al parecer, Gordon dio libertad a los actores para que improvisaran frente a la cámara, y a esto supongo que debemos tantos diálogos atropellados y redundantes, pero también que se respire colegueo y buen humor, y esas reacciones espontáneas que sientan estupendamente a la película. Merece la pena esta ‘Cómo acabar con tu jefe’ solo por la desenfrenadas interpretaciones de sus cuatro secundarios de lujo, Spacey, Aniston y Farrell como los terribles jefes y Foxx como el enigmático Hijoputa Jones.

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